En política no siempre es lo que parece. Treinta y cinco diputados en Balears, ciento ochenta y dos en Madrid, pero no todo son fastos y calma chicha en el PP de las islas, algunos maquiavélicos están empezando a hacer movimientos. No se trata del ruido de sables imposible de parar en el vecino PSOE, pero entre los conservadores ya hay quienes miden si existen fuerzas suficientes para dar alguna que otra dentellada a Bauzá.

Las voces en las filas ‘populares’ que, aunque discretamente, hablan hace tiempo de malestar interno, comienzan ahora a conspirar vía teléfono, vía contactos informales. Las miradas de los descontentos se giran hacia Antoni Pastor, el díscolo oficial. A estas alturas, ni él ni Bauzá se esfuerzan ya en disimular que la falta de sintonía es mutua.

Las batallas intestinas pasan desapercibidas para el gran público; en los partidos, en cambio, tienen muchas lecturas y a veces dejan heridos de muerte. Es pronto para anunciar si habrá candidatura alternativa, pero ante las intenciones de Bauzá de adelantar el congreso del PP donde afianzará su poder, los críticos no quieren quedarse atrás. Por si las moscas. Más de uno ya ha sondeado al alcalde de Manacor, para ponerle cara a la discrepancia si finalmente ésta toma cuerpo. Pastor despacha esquivo y con sorna las preguntas periodísticas sobre sus planes futuros - “ah, pero ¿se ha convocado un congreso? No lo sabía”-, aunque los que confían en él dan por seguro que dará el paso, si cuenta con un mínimo de apoyos. “Si se hace algo, es el único que puede encabezarlo, ya no tiene nada que perder”, afirma un exdiputado que se divierte viendo “pasar los toros desde la barrera”.

Haraquiri para hacerse oír

Porque a nadie en el PP se le escapa que cualquier intento de plantar cara a Bauzá es un fracaso de antemano. No importa, los descontentos solo buscan medir su peso de puertas para adentro, y forzar al líder a darles su cuota. Les moviliza el vacío que denuncian sentir desde el Consolat de Mar. Por cierto, allí no todos son ajenos a lo que ocurre: “El partido es un hormiguero”, se sinceraba el otro día una persona de máxima confianza del presidente.

Hasta el momento la única vez que se ha levantado la voz contra Bauzá fue cuando la espantada de varios líderes locales el verano pasado, en la asamblea para valorar el retorno al poder al Govern, el Consell y Cort. En dicha junta regional al líder le cayeron unas contadas críticas por haber dejado “sin puesto a tantos de los nuestros para colocar en su lugar a gente que no está afiliada”. Hay unanimidad en señalar como cabecilla de la mini rebelión al líder del PP de Campanet, el joven Miquel Pons, pero ahora, advierten algunos, la protesta podría ir más en serio.

¿Por qué ese resentimiento, incluso cuando un tsunami azul recorre España de punta a punta? “Hay que saber administrar la victoria”, fue el reproche que -siempre tan diplomáticamente- le lanzó a Bauzá un expresidente del PP, Joan Huguet, el día que el primero digitó a los candidatos a las elecciones del 20-N. Esa tarde la lista de agraviados se incrementó en unos cuantos más. “Aquí se ha perdido la humanidad”, llegó a lamentarse una de las caídas en desgracia por tener que enterarse en el mismo lugar de autos de que no repetiría escaño en Madrid. El propio número uno y secretario general del PP, Miquel Ramis, admitía por lo bajini a compañeros que “tal vez hayan fallado las formas”, y no se refería a él. De hecho, una versión que circula en el PP es que el flamante diputado ha querido irse de Palma “cansado de recibir las quejas que los alcaldes y concejales de los pueblos no se atreven a hacer a Bauzá”.

Los veteranos: Hay mar de fondo

Escasos meses después de la arrolladora victoria de Bauzá en Balears, dos ex altos cargos de Matas -uno incluso de Cañellas-, vaticinaban que “ahora todo el mundo está en los cuarteles de invierno, pero aquí habrá guerra”. Eso sí, no la pronosticaban hasta 2013 como mínimo, pues veían necesario un cierto desgaste presidencial de por medio. El deseo de Bauzá de quitarse de encima cuanto antes las pocas rémoras que le quedan, podría precipitar acontecimientos.

Presidentes: cada uno se relaja en un campo distinto.

Una serie de fotos veraniegas de Bauzá practicando el golf -deporte que domina- disgustaron al PSM, cuyo diputado Antoni Alorda llegó a preguntar en el Parlamento si "el Govern considera que en tiempos tan difíciles la imagen de su presidente jugando a golf resulta alentadora para los ciudadanos de Balears". El Ejecutivo le respondió con cifras -"400 euros por día se gasta un golfista frente a los 97 de media de cualquier otro visitante"-. Nunca sabremos la respuesta oficial sobre la imagen de Antich en su Facebook dando de comer a las gallinas -"Hi ha fam", la tituló el socialista- en el caso de que hubiera suscitado la misma preocupación ´pesemera´ por el impacto sobre la ciudadanía.