Rosa María Mateos volvió a finales de octubre de la isla de El Hierro, donde ya se han detectado indicios de que puede producirse una segunda erupción en la zona norte. Hablará de su experiencia allí y ampliará la información de estas páginas el próximo miércoles en el Club Diario de Mallorca.

—Acaba de volver de El Hierro, ¿cómo está ahora mismo la situación en la isla canaria?

— Volví a finales de octubre, estuve allí ocho días trabajando, no directamente en la erupción porque no tengo formación de vulcanóloga, sino en el equipo especialista en riesgos y concretamente en movimientos de laderas del Instituto Geológico. Hemos ido dos compañero de la península y yo y hemos estado haciendo un estudio de riesgo de desprendimientos rocosos asociados a la sismicidad, a los terremotos que se están sucediendo por la erupción volcánica. Mi experiencia en la Serra de Tramunta me ha servido mucho en El Hierro, porque aunque la geología es distinta, los procesos que he ido a estudiar son muy parecidos. Ése ha sido mi valor allí.

—¿Han detectado mucho riesgo de desprendimientos?

—Hemos trabajado en la zona donde está el tunel de Los Roquillos, que es el más importante de la isla porque conecta las dos principales localidades de El Hierro, que son Valverde y Frontera, y ahorra muchísimo tiempo a los habitantes de los dos pueblos. Justo la entrada sur está al pie de una ladera, con un desnivel casi vertical y el riesgo de desprendimientos es patente. Lo ha sido siempre y ahora con los terremotos el riesgo se ha incrementado notablemente.

— ¿La gente de allí es consciente de esos riesgos?

—Son totalmente conscientes. Saben que viven en una isla volcánica que es la de más reciente creación del archipiélago canario, (reciente en términos geológicos) y la gente allí convive con los volcanes y con estos riesgos. A finales de septiembre hasta mediados de octubre se cerró el túnel, cuando tuvo lugar la primera erupción en La Restinga. Y ahora, con muy buen criterio se ha vuelto a cerrar, porque se han empezado a detectar una serie de terremotos con una magnitud superior a cuatro, curiosamente en la zona del norte, en La Frontera.

—No es su especialidad, pero se habla mucho en los medios sobre el impacto que está teniendo la erupción sobre la fauna, ¿ha podido observarlo?

—De la fauna no sé decirte nada, lo que está claro es que está afectando sobre todo a la población que vive allí, que son unos 11.000 habitantes. Estaban empezando a desarrollar una infraestructura turística, potenciando el turismo de buceo, actividades especiales... Y ahora todo está prácticamente paralizado y tienen graves pérdidas económicas. Y La Restinga ya ha sido evacuado en dos ocasiones.

—¿Cómo cree que va a evolucionar la situación?

—¡Buf! Esto no se sabe. Lo que sí se ha constatado es que hay una erupción al sur, submarina, que está a pocas millas de la costa. El Instituto Nacional de Oceanografía envió allí a un buque de investigación científica y ya han cartografiado ese volcán que ha salido en el fondo del mar, que es pequeño, de dos metros de altura y unos 70 metros de diámetro. El problema es que esos terremotos que se detectaban al sur de la isla ahora se empiezan a detectar hacia el norte, hacia la zona de La Frontera. Y es muy problable que se produzca otra erupción en el norte. Hay mucha incertidumbre y es imposible conocer el volumen de magma que está ahí debajo de la isla y por dónde va a salir. Los escenarios más posibles son que continúe la erupción en el sur, en La Restinga, y que probablemente se pueda abrir otra boca en el norte.

—¿Y esa nueva erupción tendría consecuencias más graves?

— Implicaría más riesgos. En La Restinga ya se ha evacuado dos veces a los 500 habitantes; pero en el norte, en Frontera, ya hablamos de 4.000 habitantes. En lo que se refiere a la gestión de una emergencia sería más grave.

— Para la población es una catástrofe, pero desde un punto de vista científico debe ser una oportunidad increíble poder observar algo así en directo.

—Es un laboratorio natural, para nosotros es algo excepcional poder vivir en tiempo real una erupción y poder hacer un seguimiento de todos los parámetros que supone una erupción. Además una erupción requiere muchos equipos multdisciplinares: geólogos, químicos expertos en medición de gases, matemáticos, geofísicos, gente que lleve el control de la sismicidad... Hacen falta un sinfín de perfiles. Egoístamente para todos estos científicos está siendo una oportunidad.

— ¿Cuándo fue la última vez que se vivió en España algo así?

— En 1971, justo hace 40 años, tuvo lugar la erupción del volcán Teneguía, en La Palma, que fue una erupción en superficie. En Canarias hay referenciadas 16 erupciones volcánicas históricas. Una de las primeras referencias es el primer viaje que hizo Cristobal Colón a las Américas en1492. En su diario de a bordo, Colón relata que bordeando la costa de Tenerife vio en su cima grandes llamaradas. Y era el Teide que estaba en erupción.

— ¿No hay absolutamente ningún paradigma por el cual los volcanes entran en erupción? ¿Alguna forma de saber cúando va a suceder?

—Ninguno, en absoluto. Es muy difícil de prever la erupción de un volcán a largo plazo. Pero una erupción volcánica da facilidades para la gestión de una emergencia porque el volcán suele avisar con unos meses de antelación. De hecho, la crisis de El Hierro empezó en el mes de julio. Ahí empezaron a detectarse numerosos terremotos con epicentro en la isla de El Hierro, de baja intensidad. La población no los sentía, pero los gestores responsables vieron que allí pasaba algo y que probablemente se avecinaba una erupción. Y por eso es más relativamente fácil de gestionar que por ejemplo un terremoto, que ahí sí que es imposible predecir el cuándo. En una erupción volcánica hay precursores previos, como terremotos, emanación de gases por encima de lo normal, cambios en la temperatura del agua subterránea...

— En las aguas de Balears también tenemos muchos volcanes submarinos.

—El riesgo volcánico en Balears es cero. No hay ningún volcán activo. Lo más cercano que tenemos son el Etna y el Vesubio, y están a bastantes kilómetros. Aquí hay, pero son muy antiguos. Al sur de Cabrera está el complejo volcánico balear que son como 120 volcanes pequeños, que estuvieron activos hace un millón y medio de años. Pero desde entonces no hay ninguna actividad volcánica cerca de Balears.

—¿Hay riesgo sísmico en nuestro archipiélago?

— En España la zona de mayor riesgo sísmico está en la parte sur y oriental de la península, las provincias de Granada, Murcia, Almería y Alicante. Allí hay fallas activas. Geológicamente hablando, Balears estaría en el contexto de las cordilleras béticas de Andalucía, pero curiosamente tenemos una sismicidad bastante más baja. Eso no quiere decir que tengamos un riesgo sísmico nulo o cero, pero es bastante más bajo que en las provincias que te he comentado, el riesgo aquí es bajo o moderado. Si la estadística nos dice que en Murcia o Granada puede haber un terremoto de magnitud cinco cada cien años, aquí en Balears puede haber uno cada 500 años. En Mallorca hay varias fallas activas, como la de Palma o la de Sencelles.

—¿Cuándo fue el último gran terremoto de Balears?

— En 1851 hubo un terremeto de intensidad VII. Entonces no había sismógrafos para medir la magnitud, pero según los daños que causó estaría en torno a la magnitud 5, parecido al terremoto de Lorca. Hubo daños en la Catedral y sobre todo en la zona de Sa Cabaneta, donde se supone que fue el epicentro. No hay ninguna constatación de víctimas mortales, en Balears nunca ha muerto nadie por un terremoto.

— De momento este año no ha habido deslizamientos ni desprendimientos en la Serra, ¿no?

— No. Entre 2008 y 2010 hubo un periodo muy activo de deslizamientos porque las lluvias intensas y continuadas han coincidido con los meses invernales, con unos inviernoscon temperaturas más bajas de lo normal. Y eso es lo que ocasiona desprendimientos porque el agua se acumula en las grietas, si se llega a congelar aumenta de volumen y eso crea una explosión y desencadena un desprendimiento. Desde 2010 la actividad ha bajado muchísimo.

— Mucho frío y mucha lluvía. ¿El cambio climático aumentará los desprendimientos?

— De momento no hemos hecho ningún estudio respecto a esto, pero los que estudian el cambio climático dicen que según los pronósticos en el Mediterráneo habrá menos lluvias en conjunto pero los periodos de lluvia serán más intensos, algo que es negativo para la estabilidad de las laderas.

— ¿Se pueden controlar estos desprendimientos?

— Se puede predecir cuáles son las zonas más susceptibles a sufrir estos desprendimiento. Ahora estamos trabajando en el proyecto europeo Doris, en el que aplicamos los estudios geológicos clásicos de riesgos y el trabajo de campo con nuevas tecnologías de radar satélite, que sirven para detectar las zonas donde se están produciendo deformaciones del terreno. Podríamos estar hablando de mílimetros al año, cosas que nosotros a simple vista no podemos percibir. Con este proyecto obtendremos un mapa fiable de las zonas susceptibles a los movimientos de laderas en la Serra.

— ¿Ya se sabe qué zonas son las más susceptibles?

— Ahora detectamos afinando en zonas que más o menos ya sabíamos. Y queremos precisamente afinar más en las zonas que puedan ser de riesgo porque haya una carretera cerca, una urbanización, una población... La zona de Estellencs, Banyalbufar y Andratx ya sabemos que es susceptible.

— A nivel viario no hay muchas opciones de cambio...

— Esa carretera no tenía más opciones. Tenemos que ser como la gente de El Hierro: conscientes de que la Serra es muy abrupta, que está en continuo proceso de erosión, y que esos son procesos naturales que han ocurrido están ocurriendo y seguirán ocurriendo. La carreta está bien trazada, pero la naturaleza nos da muy pocas opciones. Nosotros estamos en permanente contacto con el servicio de carreteras del Consell ya que la idea es colaborar para que la información obtenida con el Doris sirva para algo.

— Hay urbanizaciones de Mallorca que parece que están al filo de lo imposible. ¿Construimos como y donde nos da la gana sin tener en cuenta lo que haya debajo?

— Creo que sí, sobre todo en el pasado, en los 70, 80 e incluso 90 se construyó mucho sin tener en cuenta los riesgos naturales en la planificación urbanística. A veces ves urbanizaciones en acantilados activos, que van a retroceder porque sufren la erosión del mar. Hay casas que ya se han quedado con la cimentación al aire. Se da sobre todo en la costa de Calvià.

— ¿No se pedían requisitos?

— No estaba contemplado en la legislación y el grueso del urbanismo de Balears se ha realizado en estas condiciones más o menos de ignorancia. Ahora ya se pide algo más. Los riesgos geológicos están más introducidos en la legislación y los gestores están empezando a ser más conscientes.

— ¿Y cuánto tiempo les queda?

— Uy, habría que analizar caso por caso. La naturaleza siempre reclama su título de propiedad, da igual nuestras escrituras, ella siempre tiene la última palabra. Y el mejor ejemplo es El Hierro.Lo que pasa es que los procesos geológicos no encajan en nuestra escala del tiempo. Nosotros pensamos, sobre todo los que se dedican a la política, en un plazo de cuatro u ocho años como mucho. Y los procesos geológicos son de 100, 200 años... pero están ahí y están funcionando.

— Turismo náutico, de museos... ¿y también geológico?

— Es una de las líneas que estamos desarrollando, el geoturismo. Potenciar todos los valores geológicos que la gente en cierto modo ve pero desconoce. Por ejemplo las cuevas de Mallorca, que son visitadas por millones de personas, y son recuross geológicos sobre los que tenemos mucha información y deberíamos poner en valor para atraer a un turismo de calidad. También los paisajes de la Serra de Tramuntana, esas zonas cásticas en torno al monasterio de Lluc es un entorno geológico singular. En El Hierro estaban llevando a gente a hacer buceo para ver el fondo marino de la Restinga y en Balears tenemos por ejemplo la cueva de Vallgornera, que es una de las mayores de Mallorca e incluso de Europa, ¿por qué no potenciarlo? No se potencia por que se ignora. En eso, tanto mi organismo como los geólogos hemos tenido algo de culpa en no saber divulgarlo.

—¿Cómo proteger este patrimonio?

— La mayoría está ya en una zona que cuenta con alguna protección. Pero nos gustaría que hubiese un decreto específico de protección de patrimonio geológico y que nos permitiese hacer mejor divulgación. ¿Cuánta gente va a ver SesFonts Ufanes? Me da rabia que digan que son misteriosas, enigmáticas, místicas, que nadie sabe como salen...¿Cómo qué no? Sabemos perfectamente cómo funcionan, ¡es pura geología!

— Desvelemos entonces el ´misterio´: ¿Por qué brotan Ses Fonts Ufanes?

— En Los caminos del agua en las Islas Baleares, un libro que escribimos con algunos compañeros, lo explicamos. En el suelo hay unos materiales muy permeables, rocas calizas, que tienen agua metida entre las cavidades. Pero hay una falla que pone en contacto estos materiales permeables con otros impermeables, que hacen como de tapón. Si llueve mucho, todas las cavidades se llenan de agua muy rápidamente, pero el agua se encuentra con el tapón y las cavidades ya están llenas y por eso surgen por la falla al terreno.