­En agosto de 2007, la construcción balear sostenía a 47.187 trabajadores. Cuatro años más tarde, esta cifra se ha quedado reducida a 23.440 personas, según los datos de la Seguridad Social. El director de la Asociación de Constructores de Balears, Manuel Gómez, recuerda que además de los expedientes de regulación de empleo que se han aplicado en el sector, más de 200 empresas que estaban asociadas a su patronal se han quedado por el camino.

Pero lo peor es que el futuro no permite vislumbrar grandes alegrías. Porque la edificación privada sigue bajo mínimos y las Administraciones públicas no solo han recortado drásticamente las nuevas inversiones, sino que además no pagan buena parte de las obras realizadas.

Tal y como informó hace pocos días DIARIO de MALLORCA, al cierre del pasado mes de mayo el Govern adeudaba a los contratistas unos 81 millones de euros, a los que hay que sumar cerca de 52 millones de los ayuntamientos y casi 23 millones de los consells insulars.

Las esperanzas que los constructores han situado en los proyectos que el sector turístico pueda desarrollar durante los próximos meses son puestas en cuarentena por los hoteleros. Pese al anuncio de algunos proyectos de reforma y la construcción de algún nuevo establecimiento, la presidenta de la asociación de cadenas hoteleras de las islas, Margalida Ramis, advierte de que la incertidumbre existente respecto a la evolución de la economía europea hace que las empresas se lo estén pensando mucho antes de plantear la ejecución de nuevos proyectos de envergadura. Al respecto, destaca los constantes sobresaltos que la situación griega genera y la ralentización de la economía alemana.

Igualmente, se insiste en que aunque este año han llegado a las islas más turistas, los precios que han pagado han sido bajos, lo que ha limitado la rentabilidad conseguida durante este verano.