"Endeudamiento significa impuestos". Ese es el mantra de Aguiló, que resumía en tres palabras el planteamiento que le llevará a elaborar unos presupuestos "lo más altos que sea posible y recurriendo al déficit autorizado", aunque basados en una idea central: utilizar los recursos adicionales que llegarán del Estado para reducir deuda, antes que para mantener músculo público.

Según el vicepresidente, esa decisión responde a la herencia recibida del anterior Govern. Y no le falta razón: es cierto que el anterior Govern, acosado por una caída de ingresos sin precedentes por la crisis, duplicó la deuda de Balears (de 2.500 a 5.251 millones), pero no menos cierto es que Antich y su conseller Manera lograron un nuevo modelo de financiación que ahora ayudará al Govern Bauzá a salir adelante. Según confirmaron desde Madrid fuentes de Hacienda, Balears recibirá en 2012 más de 400 millones adicionales, que convertirán a la comunidad en la que más incremente su financiación.

El crédito está al caer

¿Qué hará Aguiló con todo ese dinero nuevo? Pues según expuso ayer, su idea es usar los nuevos ingresos que Manera le legó para reducir endeudamiento, toda vez que el año que viene ha de hacer frente a amortizaciones por valor de 547 millones (300 son de los bonos patrióticos que vencen en febrero) e intereses bancarios de 202 millones. La amortización le permitirá recurrir a nuevos créditos, aunque, a juzgar por el mantra de Aguiló, no habrá nueva deuda para financiar la salida de crisis. O sí: el Govern negocia los 150 millones con los bancos, dispuestos ya a dar luz verde al crédito días antes de las elecciones del 20-N.