Las previsiones del cambio climático en el Mediterráneo apuntan a un aumento de las temperaturas de uno a tres grados en los próximos 50 años, además de un descenso notable de las precipitaciones. Para hacer frente a este escenario, el estudio del grupo de investigación en Biología de las Plantas en Condiciones Mediterráneas de la UIB abre las puertas a aumentar la productividad de los cultivos agrícolas a través de la biotecnología. Así, las plantas mejoraría su respuesta ante esta subida de temperatura y la falta de lluvias.

El investigador Jeroni Galmés explicó que el proyecto consiste en mejorar la eficiencia fotosintética de los cultivos a través de la proteína vegetal Rubisco. La idea, resumió, es hacer plantas transgénicas que cuenten con Rubiscos mejores para incrementar la productividad de los cultivos. El Rubisco, explicó, es la proteína encargada de atrapar el CO2 de la atmósfera y transformarlo en azúcares para que la planta crezca. Galmés detalló que una de las plantas con un rubisco muy eficiente es la saladina, que solo habita en Es Carnatge. Por ello, remarcó la importancia de preservar este vegetal.

La investigación, reveló el experto, ha consistido en analizar Rubiscos de distintas plantas para hacer una transferencia de los genes de esta proteína a una planta modelo que es el tabaco. Esta transferencia se ha hecho a través de la biotecnología. Esta primera experiencia ha permitido averiguar algunos aminoácidos que determinan la eficiencia de la Rubisco en la fijación del CO2. Esta información, remarcó el experto, es clave porque otorga ciertas pistas para modificar genéticamente los cultivos de mayor interés agrícola para obtener cultivos con una mejor capacidad de producción. Galmés resaltó que se trata de un paso muy positivo porque se podrán obtener cultivos con mayor productividad utilizando menos agua y menos nitrógeno. Ello conllevará que los cultivos genéticamente mejorados requieran menos abonos para mantener producciones elevadas, así contaminarán menos los acuíferos, que también serán menos explotados porque las plantas necesitarán menos agua para crecer.

El investigador detalló que el estudio se ha hecho con el tabaco porque el genoma de esta planta se conoce a la perfección. Así, la próxima etapa será aplicarlo en cultivos de interés productivo como el trigo, el arroz o el tomate.

Se trata de un proyecto financiado por el ministerio de Ciencia e Innovación y en el cual han colaborado expertos de Canadá, Inglaterra y Australia. Los resultados de este estudio han sido publicados en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciencies de Estados Unidos.