No hubo fortuna. El primer día tras el levantamiento de la veda de caza menor no fue fructífero. Muchos cazadores ya preveían una caza bastante limitada y fueron pocos los que se hicieron con alguna pieza. Aún así, las ganas de cazar y estar en contacto con la naturaleza hicieron que en la isla cerca de 12.000 personas se echaran al monte para probar su suerte.

En sa Pobla, el bar de Ca na Miquela fue a las seis y media de la mañana el punto de encuentro de cerca de veinte cazadores que tomaron fuerzas para aguantar la jornada. La proximidad del municipio con la Albufera provoca que los amantes poblers de la actividad cinegética tengan predilección por la caza de patos y gallinas de agua, aunque también valoran la captura del tordo, la perdiz y la paloma torcaz. Así, fueron muchos los que se acercaron con sus perros y sus escopetas hasta Son Puig, zona próxima a la Albufera de Alcúdia, con el propósito de cobrarse alguna pieza. Entre ellos, el presidente de la Sociedad de Cazadores La Veda de sa Pobla, Pere Serra, quien a pesar de permanecer al acecho durante el amanecer esperando el paso de alguna ave, se fue con las manos vacías.

Como él, el resto de compañeros que hicieron guardia en la zona. "Hasta finales de octubre la caza no será optima. El comienzo del otoño no ha ido acompañado de lluvia ni frío y los patos para moverse de la Albufera lo necesitan", lamentó Serra. El presidente de los cazadores de sa Pobla no se muestra a favor del adelanto del levantamiento de la veda de la caza menor, ya que considera que "es demasiado pronto y luego pasa esto, nos vamos sin nada". Un poco más de suerte tuvieron los que se acercaron hasta la finca de sa Teulada, un vedado privado que se encuentra en Santa Margalida. No obstante, a pesar de que se congregaron unos diez cazadores, sólo uno abatió una paloma torcaz y que fue recibida con una ovación. Cuentan los expertos que el secreto para tener éxito en la actividad cinegética es ser madrugador, paciente y sobre todo tener puntería. Después de la jornada de ayer habría que sumar también la suerte.

Aunque desde ayer ya se pueden capturar tordos, en el norte de la isla se vieron pocos. Según el cazador Pedro Martínez "hasta la primera semana de noviembre no tendremos éxito, ya que los tordos son aves migratorias que aprovechan el frío de Europa para bajar hasta España, y es justo en ese momento cuando podemos matarlos". La ley marca que cada persona sólo puede capturar 18 piezas por jornada y los días aptos para ello son los martes y jueves, así como los fines de semana y festivos nacionales, criterios que los cazadores aseguran cumplir a rajatabla.

Pero ante todo, la caza es una actividad que tiene lugar entre amigos y familia. Ayer en la finca de sa Teulada se reunieron diferentes generaciones. Por un lado el cazador más longevo de sa Pobla y también de Balears, Toni Serra panxa, de 88 años, y por otro el más joven de sa Pobla, Miquel Martínez, de tan sólo 15. "Es una oportunidad para hacer salud y reunirse con los amigos, pero sobretodo para reír", afirmó Serra.

Los dos, junto a los demás cazadores, pusieron punto final a la mañana de caza con una buena merienda a base de carne, panceta, botifarró y llonganissa. No obstante, el gusanillo por no haber tenido éxito durante la mañana provocó que más de uno volviera a intentarlo por la tarde.