Ángel Fernández explica a todo el que quiere escuchar que la tasa de residuos que se paga en Mallorca n0 es cara y lo argumenta contraponiendo el precio medio que se abona en la isla, 93,11 euros, con los 142 que hay que satisfacer en Girona, los 169 de Bilbao, los 173 de Madrid o los 192 de Barcelona. "Y no se puede comparar el coste anual del tratamiento de basuras que paga una familia con su gasto en electricidad, que hemos estimado en unos 720 euros anuales, o el de agua, que puede llegar a los 456 euros anuales para una familia con un consumo razonable de veinte metros cúbicos al mes", razona.

—¿Cuál es la cantidad que en estos momentos les deben los ayuntamientos?

—Ahora ya estamos en casi 75 millones de euros.

—¿Cuáles son los más morosos o los que más tardan en pagar?

—Preferiría no señalar a nadie, pero estamos hablando de 53 municipios y algunos van más retrasados que otros. En algunos casos la deuda tiene una antigüedad de más de cinco años. Y lo paradójico de todo este asunto es que se trata de una retribución por unos servicios que los ciudadanos ya han pagado a sus respectivos consistorios. Y éstos han decidido destinar ese dinero a otras cosas que han debido considerar más acuciantes.

—¿Cómo aguantan con un impago tan elevado?

—Porque hemos hecho algo que no han hecho los ayuntamientos, que es ir al banco a financiar esa deuda con el correspondiente pago de intereses que no nos correspondería satisfacer. Hemos decidido hacer lo que fuera necesario antes de cortar el servicio, más que nada por un sentido de la responsabilidad y porque no sería razonable que por esta situación acabara el servicio parado. Además, hace cinco años los accionistas de Tirme decidieron hacer una hucha para prevenir la llegada de malos tiempos. En todo este periodo no han retirado ningún beneficio y ahora, entre esta hucha y la financiación, estamos tirando para adelante.

—Insisto, ¿no me puede decir qué ayuntamientos son los peores pagadores?

—El de Palma tiene la deuda más elevada, pero esto es engañoso porque es el ayuntamiento con mayor población y, por tanto, el que produce más residuos. Y además Cort, hasta hace muy poco, ha sido uno de los mejores pagadores. Lo que sí revelaría cuál es el mejor consistorio, al que habría que darle un premio por su excelencia, que es Santanyí, ejemplar en cuanto a la prontitud en el pago. Hay otros que tienen una morosidad más larga como los de Llucmajor, Sóller o Bunyola, que son los que arrastran la deuda más vieja.

—¿Qué solución hay a esta situación? ¿Delegar en el Consell el cobro de este servicio?

—Entendemos que esa sería la opción más razonable. Y además que el Consell cobrara directamente a los ciudadanos, no a los ayuntamientos. Y por una razón estricta de formas. Porque quien está prestando el servicio de tratamiento de residuos es el Consell, no son los ayuntamientos, que sólo prestan el servicio de recogida y al cobrar el tratamiento están haciendo de meros recaudadores. Desde este punto de vista parecía más razonable que la institución que cobrara a los ciudadanos fuera el Consell. Y además habría otro motivo. El plan director dice que todos los ciudadanos de Mallorca, independientemente de su lugar de residencia, deben pagar lo mismo por los residuos.

—¿Y esto no es así?

—No de manera estricta. Lo que sí es cierto es que los ayuntamientos, por tonelada de residuos tratados, sí pagan lo mismo. Pero luego cada consistorio aplica normas diferentes y no homogéneas sobre cómo lo traslada al ciudadano. Y de esta manera no se cumple lo que dicta el plan director en este sentido. Hay ayuntamientos turísticos que cargan más a los comercios, a las industrias o a los hoteles que a las viviendas particulares. Y otros del interior sin tanta actividad económica donde el reparto es más uniforme.

—Osea que Tirme propone que sea el Consell el que cobre la tasa de residuos a todos los ciudadanos de Mallorca y por igual.

—Exacto. Creo que sería más justo ya que cumpliría lo que estipula el plan director e, insisto, porque es el Consell el que presta este servicio y el que por tanto debería cobrarlo.

—Uds. también se están retrasando en el pago a sus proveedores. ¿Podría provocar esto algún problema como el del desabastecimiento de cal viva que evita que la incineración genere contaminación?

—La cal viva es uno de los productos que se utilizan en la depuración de gases. Pero está claro que antes de que se produjera esta situación adoptaríamos las medidas pertinentes para evitarla. Pero nuestros proveedores tendrían que tranquilizarse un poco. Generalmente pagamos a los treinta días y ahora llevamos un retraso de 5 o 6 días, precisamente porque alguno de nuestros deudores no nos ha pagado cuando había prometido. Pero a pesar de esta tardanza, seguro que somos los mejores pagadores que tienen nuestros proveedores.

—¿Qué tal es su relación con Catalina Soler (actual consellera insular de Medio Ambiente)? ¿Ha mejorado con respecto a la que mantenía con Marilena Tugores (su antecesora)?

—Vamos a ver, nosotros somos concesionarios del Consell de Mallorca independientemente de las personas que ocupen en cada momento el cargo. No me atrevería a decir que hubiera habido una mala relación con nadie, incluso con Marilena Tugores. Y con Catalina Soler... por ahora las relaciones son buenas. Estamos pasando por un duro momento económico y estamos viendo de qué manera nos acoplamos uno a otro.

—Antes del 15 agosto presentaron su propuesta para incrementar la tasa de incineración el próximo año, que creo que ha sido de un 50%...

—No, de un 55%. Y tenemos que hacer la propuesta con tanto tiempo de antelación porque los plazos de la Administración son muy largos.

—¿Por qué esta subida tan elevada?

—Para contestar a esta pregunta nos tenemos que remontar al año 2006, cuando el Consell decide que Mallorca tiene que tener vertido cero, que no tiene que haber vertederos porque es el peor sistema de gestión de residuos medioambientalmente hablando y todavía más tratándose de una isla y más aún si, como es el caso, hablamos de una isla turística. En esa época, pese a las instalaciones con que ya contábamos, no teníamos capacidad para tratar todos los residuos y algunos iban al vertedero de Emaya. ¿Qué cantidad? Unas 170.000 toneladas. Además, estaba previsto que aflorasen cada año otras 100.000 toneladas de residuos procedentes de la construcción, de alto poder calorífico. Estas dos cantidades, las 270.000 toneladas, justificaban la ampliación de la planta incineradora. Por eso en ese año el Consell, en pleno, modificó el plan director y nuestro contrato para que construyéramos estos dos nuevos hornos.

—Pero hay críticos que consideran que la planta está sobredimensionada...

—Eso no es cierto. Cuando se dice vertido cero, se dice vertido cero para la máxima punta del verano. Y eso significa que has de tener una potencia instalada que te permita tratar la basura que te llegue el 15 de agosto, el periodo de mayor actividad porque es cuando hay más gente en la isla. Evidentemente que en enero la instalación queda grande, pero esto no es un acordeón. Y esto nos ocurre en la isla con todos los servicios. Si la capacidad hubiera sido más pequeña, en este mes de agosto tendríamos que haber llevado basura al vertedero. Hemos tenido las cuatro líneas de incineración a tope.

—¿Están aflorando todos los escombros de la construcción que se esperaban?

—No. Este es el tema. El plan de escombros no se está cumpliendo y una gran parte de ellos en vez de ir al sistema público...

—¿El sistema público al que se refiere es Mac Insular (Empresa concesionaria del servicio público de gestión de los residuos de construcción)?

—Sí. Pues como decía, estos escombros están yendo a otros sitios.

—¿Cuántas toneladas están entrando de las cien mil previstas de la construcción?

—Unas veinte mil.

—¿Qué medidas se pueden adoptar para evitar una subida de este calibre en la tarifa que será muy mal acogida en estos tiempos de crisis?

—Antes que nada me gustaría precisar que nuestra tarifa no es cara. Al menos en comparación con otros. La tarifa que cobran en los ecoparques de Cataluña oscila entre 105 y 160 euros por tonelada. Si a nosotros se nos pagara todo lo que entra, la tarifa sería más barata, porque hay residuos que no pagan y su coste se repercute sobre los demás. Este es el caso de todos los residuos que proceden de las plantas depuradoras de aguas, casi 70.000 toneladas, que entran a coste cero. El 25% de los residuos que entran no pagan. Y lo hace el resto. Si en Mallorca pagaran todos los residuos que entran, el coste de la tonelada en 2011 se habría situado en 81 euros, entre 20 y 80 euros por debajo de los ecoparques catalanes.

—¿Y comparando nuestra tarifa con la de otras ciudades?

—También salimos beneficiados. El valor medio de la tasa que se cobra en Mallorca es de 93,11 euros. Pues bien, en Girona se cobra 142, 169 en Bilbao, 173 en Madrid o los 192 de Barcelona. Y en todas estas ciudades se acaban tirando residuos al vertedero, actuación que resulta mucho más barata que la incineración, menos aquí. Y no se puede comparar el coste anual del tratamiento de basuras que paga una familia con su gasto en electricidad, que hemos estimado en unos 720 euros anuales, o el de agua, que puede llegar a los 456 euros al año para una familia con un consumo razonable de veinte metros cúbicos al mes.

—¿Qué cantidad de residuos fueron al vertedero en 2010, antes de entrar en funcionamiento los nuevos hornos?

—Un 4% del total. En Bélgica va un 5% y en Holanda un 1%, mientras que en España va un 52%. Estamos al nivel de los mejores países europeos.

—Si el Consell se aplicara y aparecieran todos los residuos de la construcción que no se sabe adónde van o se pagara por los vertidos de las depuradoras, ¿no contribuiría a abaratar la tarifa?

—No, pero lo que posibilitaría es que este próximo año la subida de la tarifa fuera cero o muy baja. Si pagase todo lo que se produce en la isla. Si no hubiera, como decimos en mallorquín, residuos de mel i sucre (risas).

—¿Qué responde a las acusaciones de que a Tirme le interesa incinerar porque produce mucha energía que le permite ganar mucho dinero?

—Que todo el dinero que se ingresa por la producción de energía se usa para bajar la tarifa de las basuras urbanas. Tirme no se mete en el bolsillo ni un solo euro procedente de la energía. Cuanta más produzcamos, más barata será la tasa de basuras.

—¿Y a la de que al incinerar tanto se ha dejado de mano el reciclaje?

—En Tirme sólo tratamos los envases y la materia orgánica que nos entran, porque la recogida no es cosa nuestra. Pues bien, entre 2001 y 2010 el incremento del reciclaje de envases ha sido del mil por cien. En diez años se ha multiplicado por diez. Y de orgánico, el 2.200%. Se ha incrementado 22 veces. Y reciclamos un 34% de toda la basura que se produce, un porcentaje muy similar al de Dinamarca.

—¿Cuándo tendrán amortizados los 250 millones que han costado los dos nuevos hornos?

—En 2041, el plazo de la concesión, que ha sido el plazo máximo permitido precisamente para que esta amortización no pesara tanto en el precio de la tarifa.

—He dejado para el final la llamada operación Nápoles. ¿Contribuiría a rebajar la tarifa incinerar aquí la basura de esta región italiana?

—Bueno, ¿no estamos diciendo que nos falta basura y por eso sube la tarifa? Es sabido que todo el sur de Italia tiene un gran déficit de instalaciones para tratar los residuos, no solo Nápoles. Pero ha sido el ayuntamiento de esta ciudad el que se ha puesto en contacto con nosotros y con el Consell para remitirnos no basura bruta, sino residuos ya tratados, esto es, sin materia orgánica y ya empaquetados en plástico. Su tratamiento reportaría entre trece y quince millones de euros al año dependiendo del poder calorífico del residuo que manden. Y con esta operación nuestra petición de subida tarifaria para el próximo año se podría reducir a la mitad, a un 23% de incremento según nuestros cálculos.

—¿Y qué cantidad de residuos enviarían?

—Unas cuatro mil toneladas por semana que llegarían por vía marítima.

—¿Y durante cuánto tiempo?

—Ellos plantean entre medio año y un año.

—¿Y qué ha dicho el Consell?

—Que en estos momentos no lo considera oportuno. Nosotros le hemos dicho que nuestra planta está técnicamente preparada para tratar estos residuos sin ningún tipo de problemas ambientales. Y en estos momentos estamos pendientes de la decisión que adopte el Consell, que por el momento ha dicho que no. Italia está mandando residuos en la actualidad a Alemania y Holanda, un asunto muy común en la Unión Europea y que atañe a países nada sospechosos de que medioambientalmente estén haciendo chapuzas.