Y por fin José Ramón Bauzá se emocionó. Fue un instante nada más, para qué vamos a engañarnos, pero suficiente para comprobar que el nuevo presidente de Balears, tan hermético y frío él, también tiene su corazoncito. Ocurrió nada más finalizar su discurso de toma de posesión, mientras estaba siendo ovacionado. No hubo lagrimilla, pero el rostro del novel presidente se contrayó unos segundos y tuvo que controlar cierto temblor en las comisuras de los labios, hasta que una inmensa sonrisa inundó su cara, y pudo disimularlo.

Ya fuera, sin refrigerio porque estamos en crisis y Bauzá quiere austeridad, había listas de espera para saludar al protagonista. Hubo familias del PP al completo, con algún miembro a punto de quedarse sin un sueldo público. También ´populares´ que esperan ansiosos la llamada que les ofrezca uno. Otros fueron a cubrir simplemente el expediente. Cuando veían la oportunidad de acercarse a Bauzá o a sus mandos intermedios, todos se abalanzaban presto. "Vamos a saludar, que nos vean, que para eso hemos venido", ordenó a sus allegados un cargo del PP en funciones. Que hay pocos puestos, y el que no llora no mama.Los hubo prácticos, como el recién elegido alcalde de Pollença, Tomeu Cifre, que aprovechó para matar dos pájaros de un tiro: asistir al acto y arreglar asuntillos pendientes como la subvención del festival clásico internacional.

Ausencias también las hubo, claro. Como la del vicepresidente del PP, Antoni Pastor, que ya navega en aguas menorquinas, lejos del mundanal ruido. O la de Jaume Font, que sí hubiera asistido... de haberle invitado. Le dejaron una silla vacía con su nombre, pero todavía espera la tarjeta o la correspondiente llamada. Así no se tienden puentes.

Sofoco en la Lonja

El calor dentro de la joya del gótico civil de Mallorca era insoportable, se quejaban ellas con sus abanicos y sudaban ellos con sus nudos de corbata apretando. O por sus alzacuellos, que también los había: tres, contando el del obispo. Claro que cómo se van a meter aparatos de aire acondicionado en la Lonja de Guillem Sagrera.

La restauración del edificio deslumbró a varios de los visitantes. Puede que también al ministro Àngel Gabilondo, un auténtico convidado de piedra. "¿No le habrán dejado hablar?" preguntaba un concejal del PP sobre el protocolo.

Fuera, en el patio, un señor pasados los sesenta, con pinta de extranjero, llamativos zapatos blancos y camisa floreada, intentaba hacer de periodista amateur. Tuvo que venir un escolta de Bauzá a ver cuáles eran sus intenciones. Sin mediar palabra, el hombre se saca el carnet del PP del interior del bolsillo, como diciendo ´oiga, que yo llevo pase´. Al final le dejaron merodear por la zona.

Felicitaciones de hoteleros y fiscales

La euforia vuelve al Consolat, que llevaba meses con sus inquilinos algo lánguidos. Francesc Fiol estaba radiante, pero eludió desvelar el contenido del aparte que hizo con Rajoy. El presidente del PP recibió la enhorabuena del fiscal superior de Balears, Bartolomé Barceló, "por los buenos resultados" del 22-M, ante la sorpresa de María Salom y compañía, que hacían de anfitriones al jefe. Por su parte, Fluxá le deseó "suerte" en catalán a Bauzá.

La mujer de Bauzá, discreta

Se llama Alejandra, y mantiene a rajatabla lo de estar en un segundo –por no decir quinto– plano. Intentó escabullirse de las fotos y ser discreta, pero ayer todo el mundo quería verle la cara a la mujer de Bauzá. El presidente también compartió complicidades con sus padres y su hermana, visiblemente felices.

Los ´indignados´, en la calle

Una quincena de activistas del movimiento 15-M protestaron detrás de unas barreras a varios metros del acto, obligados por la Policía, con lo que sus silbidos poco se escucharon donde interesaba. Tres de estos ´indignados´ intentaron acceder por las buenas al interior del patio, pero los agentes se lo impidieron. De nada sirvieron sus argumentos de que aquello era un acto público, que no pretendían boicotearlo, y que había gente que había entrado sin invitación. Los policías les obligaron a marcharse, sin más.

Listón muy alto

Los aplausos prolongados resonaron entre las columnas salomónicas. Son un arma de doble filo, advirtió un importante barón del PP, de los que ahora cortan el bacalao, que lo tradujo en que "se espera mucho de nosotros". Cuando ya no quedaba casi nadie, Miquel Ramis animó al personal: "¡Lo haremos bien, ya lo veréis!". Y se despidió: "El lunes, más".