El problema del sarampión es que es una enfermedad muy contagiosa ya que se contrae por las vías respiratorias. La doctora Antònia Galmés explica que empieza con una fiebre muy alta acompañada de malestar general. "No es la típica fiebre que le pega a un niño y que no le impide dejar de jugar. Te deja postrado porque provoca un malestar muy fuerte. Entre el primer y el cuarto día desde el inicio de los síntomas comienzan la erupciones. Son unos granitos que empiezan a surgir en la cara y detrás de las orejas y paulatinamente se van extendiendo por todo el cuerpo. Otro de los síntomas que se manifiestan con la enfermedad es la conjuntivitis. A los enfermos de sarampión les molesta sobremanera la luz", enumera los síntomas de la enfermedad la jefa de epidemiología.

No existe un tratamiento específico para combatir el sarampión. No hay antibióticos ni antivirales contra este virus en concreto. "El tratamiento es sintomático, esto es, dependerá de los síntomas con los que curse la enfermedad. En la mayoría de los casos requiere de la dosificación de antitérmicos hasta que mejore el estado del paciente. Todo el proceso puede durar desde una semana en la que sortean la enfermedad los niños hasta un periodo un poco más prolongado para los adultos", continúa Galmés.

La doctora quiere resaltar la importancia de vacunarse con la triple vírica en unos momentos en que se está dando un repunte de esta enfermedad. "El problema es que hay grupos reacios a vacunarse y este antídoto también preserva de la rubeola, que ocasiona problemas a las embarazadas, y de las paperas, que puede causar sordera y esterilidad en la edad adulta", concluye.