Hijo y padre de diplomáticos, a Toni Yoh no le faltan amigos. Su teléfono suena cada vez que el Gobierno del gigante asiático pone sus ojos en Mallorca. Simpatizante confeso del PP y empresario abrazado al ideario liberal, tiene cintura suficiente como para poder presumir de haber elegido el menú con el que la isla conquistó en noviembre el paladar más importante del comunismo mundial, el de Xi Jinping, el hombre que en 2012 presidirá la potencia llamada a dominar el mundo. Orgulloso de su patria natal y de su isla vital, sueña con verlas más cerca de lo que la geografía indica. "Es que para los chinos es muy importante Mallorca", dice Yoh. Suena a cumplido, pero insiste en que no lo es, en que los chinos no son grandes amantes de las playas pero sí de la belleza "inigualable" de una isla que considera también suya. Llegó hace 42 años para vivir de la música de las discotecas que abrió. Hoy su negocio ya no es el baile ajeno: controla las rutas de importación mayorista desde China a Mallorca, mientras crece en el negocio inmobiliario y mima la cadena de restaurantes en la que recibe a Diario de Mallorca: El Gran Dragón, nombre que perfectamente podría ser su apodo.

–En noviembre recibió en Mallorca al futuro presidente chino y esta semana le ha mostrado la isla al embajador de Taiwan. Tiene usted buenos contactos...

–Este embajador es nuevo y es la primera vez que viene. Mallorca para los chinos es importante. El presidente actual intentó venir dos veces, pero por circunstancias distintas, al final no pudo. La última vez me pillaron en China de viaje: me llamó el embajador de China en España y me pidieron que me volviera, que venía el presidente a Mallorca. Al final hubo un terremoto y no vino. Los chinos conocen la belleza de la isla y saben que aquí es donde veranean los reyes.

–Con solo un 1% de los potenciales turistas chinos, llenaríamos los hoteles durantes meses. ¿Veremos algún día de verdad turistas chinos en Mallorca?

–El problema es que otros países están captando el turismo chino. España está rechazando muchos visados que no tienen riesgo: son gente con negocios en China, con dinero. No es inmigración. En China ahora los negocios son más rentables que aquí, así que no hay razón para negar visados a turistas.

–Desbancarán a Estados Unidos como primera economía del mundo en 2016. ¿Cuándo acabará China de comprarse el mundo, Mallorca incluida?

–Bueno, la economía china va muy bien. Hay un crecimiento medio al año del 10%, pero muchas zonas del país están creciendo al 20 y al 30%. Y piense que un tercio de la deuda de Estados Unidos está en manos de China, que compra esta deuda a cambio de acuerdos comerciales. Lo mismo con España y las cajas: China compra deuda y negocia.

­­–Y mientras el mundo occidental tiembla: China se convierte en el gran acreedor de los países a los que primero da liquidez y luego vende lo que fabrica a precios fuera de mercado. Es un cambio de escenario radical.

–Claro que lo es. Lógicamente, en Estados Unidos están preocupados, también por lo que supone para ellos que les compre deuda un país comunista, aunque solo lo sea de nombre. Los chinos creemos en el crecimiento por la vía del ahorro: no se enriquece el que más gana, sino el que más ahorra. Ahí está la clave que explica lo que está pasando: se trata de trabajar siempre duro y ahorrar. Y el Gobierno de España está haciendo lo contrario. Mire los impuestos: en China los impuestos son suaves, mucho menores que aquí, para facilitar que se cree negocio, que se abran empresas, que la gente gane dinero y crezca. Aquí Hacienda es el terror de todos los empresarios, chinos y españoles.

–Tiene usted un discurso muy poco comunista: menos Estado, más empresa privada. Parece más estadounidense neoliberal que chino comunista…

–[Risas] Es que China es solo comunista por nombre. Hay una gran confusión: China no es comunista, en realidad es de extrema derecha. Lo que está pasando ahora es algo parecido a lo que ocurrió en Estados Unidos con la conquista del oeste: nada de impuestos para que se cree negocio rápidamente. Y luego, sí, cuando florece, se puede recaudar bien, pero no recaudar desde el principio y ahogar al que crea negocio, como pasa aquí. Las plantas primero hay que regarlas mucho para que den flores y frutos. En España hemos visto subidas de impuestos, de luz, de gasolina, mientras los sueldos bajan, los ingresos de las empresas caen y la administración gasta y gasta. Deberían dejarse de trenes AVE y cosas así cuando no hay dinero: ¡Si el AVE va vacío porque la gente no tiene para viajar! En China sí que hacen falta AVEs.

–Y si China va tan bien, ¿qué hace un empresario como Toni Yoh en Mallorca? ¿No le iría mejor en esa economía pujante que en este país estancado?

–Pues sí, es cierto. He hecho inversiones en China. Hay oportunidades muy buenas. Pero es difícil si no estás allí, no puedes controlarlo. Y yo ya llevo 42 años en Mallorca. He vivido más tiempo aquí que en China: mis amistades están aquí y dejar todo para desarrollar negocios allá es difícil. Pero lo que dice es así: muchos chinos me hablan de volverse a China. La semana pasada estuve en la península, en una reunión importante en Fuenlabrada. Allí están todos los mayoristas grandes de China. Éramos más de 200: muchos de Italia, Alemania, Holanda y, la mayoría, de España. La gente decía que está habiendo problemas, que va peor, que hay un bajón en los negocios, y muchos comentaban que se quieren volver a China.

–Aunque la situación sea dura el comercio chino es el único que no deja de crecer. En los últimos diez años en Mallorca se ha multiplicado por diez. ¿Cómo lo hacen con la que está cayendo?

–El chino es emprendedor. Prefiere crear su negocio. Es una mentalidad distinta a la europea. El europeo busca buenos puestos en empresas, pero a los chinos les gusta más lanzar su negocio. No tienen miedo. Puede ir mal, pero al menos lo has intentado.

–Sí, pero vemos cómo empresarios mallorquines se rinden y dejan su negocio, que pasa a manos chinas y sale a flote sin cambiar ni el cartel. ¿Tiene ustedes más capacidad de trabajo o, como dicen algunos comerciantes mallorquines, se saltan la normativa laboral y de horarios?

–En todos los países hay toda clase de gente. Fui el primer empresario chino en Mallorca y nunca me han dicho que me haya pasado el límite horario.En algunas zonas turísticas, la gente abre un poco más, y no hablo de chinos, hablo de españoles que lo hacen: es normal. Ahora como hay mucho comercio chino hay que echar la culpa a alguien, pero la acusaciones no son ciertas. Es como aquello de que los chinos no pagan impuestos. ¿Cómo no vamos a pagar impuestos? Eso es una barbaridad: los chinos pagamos todos los impuestos. Ahora, si pregunta por qué los chinos aguantan más con sus negocios, pues le digo que tiene que ver con que los chinos gastamos menos, ahorramos más.

–Mire que vivo en Pere Garau: las tiendas chinas se toman muy pocos días libres...

–Abren lo máximo permitido. Si tienen una tienda, le sacan provecho. Aunque sobre todo la diferencia es el ahorro. Eso de "vamos a cenar", "vamos a tomar una copa", "vamos al café" los chinos no lo hacen tanto: es mucho dinero a final de mes. El chino lo ahorra. No digo que no gasten. En China los restaurantes están a tope, y hablo de restaurantes de 3.000 y 4.000 personas. Y en Madrid hay empresarios chinos con dinero que gastan bien, pero el que está poniendo el negocio no tira dinero. Se trata de trabajar duro y gastar poco.

–Supongo que están hartos de tópicos. Que si no pagan impuestos, que si apenas hay ancianos chinos en Mallorca, que si a los chinos no les gusta la playa…

–[Risas] Lo de la playa es cierto: pero es que la inmensa mayoría de los chinos no saben nadar. Y luego los chinos trabajan mucho, y no tienen tiempo para ir a la playa. Yo tengo piscina en casa, pero solo con metro y medio de profundidad [más risas].

–¿Qué lleva a un chino a emigrar nada menos que a Mallorca?

– En China saben dónde está Mallorca: saben que el presidente quiso venir aquí. La mayoría vienen porque antes han llegado amigos o familiares. Lo normal es que salga primero del país el hombre, a trabajar. Después, cuando ya tiene trabajo y residencia, vienen la mujer y los niños. Juntos tienen más posibilidades de prosperar. España es una buena opción para el chino por su sistema de educación y sanidad públicos. Llegó a haber en Mallorca 10.000 trabajadores chinos en la construcción, porque hacía falta mano de obra y son gente trabajadora, seria. Ahora hay 5.000 chinos en Mallorca.

–En todo caso, y pese al crecimiento de la comunidad china en Mallorca, sigue habiendo menos presencia china que en la mayoría de grandes ciudades españolas. ¿A qué se debe?

–Es sencillo. Mallorca tiene un problema grande: solo se trabaja medio año. Y una persona que quiere poner un negocio prefiere un sitio en el que pueda trabajar todo el año. Con la crisis muchos se han ido y muchos se quieren ir. Si dejas tu negocio y te llevas a China 100.000 euros, que aquí no es nada, allí tienes mucho dinero: tienes un millón de yuanes y con un nivel de precios bajo, así que es un capital enorme, como tener un millón de euros aquí.

–Mallorca de momento parece al margen de la acción de mafias chinas, que muy cerca, en Italia, se están moviendo mucho.

–No existe mafia china en España. Tampoco en China: el comunista, cualquier mafia, se la carga.

–¿Cuál es la ruta de la importación China?

–Las mercancías llegan sobre todo a Valencia, algo a Barcelona, y luego van a Madrid, a Fuenlabrada. De allí la traemos a Mallorca.

–En la península hay puertos copados por la logística china. ¿Veremos un desembarco así en Palma, con rutas directas de China?

–Es difícil. Parece mentira, pero cuesta más enviar la mercancía desde Valencia a Mallorca que desde China a Valencia. ¿Por qué? Pues te dicen que hay un convenio y que es así. Mal vamos: se disparan los precios para Mallorca.

–Se queja de lo mismo que todos los empresarios mallorquines. ¿Cómo es la relación del empresario chino con el español?

–Estuve en una reunión con gente de la asociación de pymes de Barcelona: es la gente más comprensiva con los chinos que me he encontrado. Han tenido una paciencia increíble: ayudaron a la gente a hacer las cosas legal y bien, a evitar multas. Aquí eso no pasa. Las asociaciones de pymes de aquí no ayudan. Se dedican a hablar mal de los chino de forma injusta. ¿Qué quieren, que se prohíba el comercio chino? Eso es ilegal. Los chinos pagan sus impuestos, trabajan y sacan adelante sus negocios.

–Se quejan sobre todo de incumplimientos de horarios y aperturas sin licencias…

–Es muy cierto eso: el hospital de Son Espases ha abierto sin licencia. Pero no son chinos los que lo hacen. Ese es el ejemplo lamentable que da el Govern balear.

–¿Pero están o no legales esos negocios de los que hablan?

–Claro que están legales. ¡Pero si a los chinos nos miran con lupa! Hay tiendas que han recibido en una semana cinco inspecciones. Vienen por la mañana y vuelven por la tarde. ¿Esto qué es? Al de al lado, español, no le inspeccionan.

–Hace unos meses un empresario chino me comentaba que una de las claves del éxito es que se dan apoyo financiero unos a otros. Es decir, como los bancos no dan, tienen su propio sistema financiero…

–Sí, es habitual que nos prestemos. ¡Los bancos y las cajas no tienen ni para ellos! Se suelen ayudar entre familiares y amigos.

–Usted es el primero que llegó, el líder, el mayorista, el que más amigos tiene: ¿le piden mucha ayuda?

–Ayudo aconsejándoles como actuar, pero no económicamente. Ya sabe cómo es: déjale dinero a un amigo, y perderás el dinero y el amigo [risas]. Procuro asesorarles sobre qué dirección coger para su negocio, qué contratos hacer, cuáles son las leyes, las opciones laborales... No tiene mucho que ver con lo que se ve en las películas: no estamos todos relacionados. Cada uno va a su negocio y luego familias y amigos se ayudan si pueden.

–¿Qué negocios tiene ahora Yoh?

–Cuando llegué hace 42 años me gustó el negocio de la música y puse una discoteca en Mallorca. Hice negocios con las discotecas. Ahora tengo negocios de importación y comercio mayorista, tengo los restaurantes, aunque las cosas están difíciles. Y también tengo negocios inmobiliarios aquí.

–Supongo que algunos amigos mallorquines le habrán pedido ya ayuda para invertir en China.

–Sí, he hecho bastantes viajes con empresarios de aquí para invertir allí. Lo que ocurre es que yo se lo dije hace siete años, cuando era mejor inversión. Ahora no es que no valga la pena, pero China es más caro que entonces.

–Pues tenemos a medio mundo planeando aprender chino.

–No lo aconsejo. El chino es difícil hasta para los chinos, sobre todo por la escritura. Es mejor saber inglés: allí hay intérpretes de inglés y mucha gente lo entiende. Las cuatro palabras que puedes aprender de chino no valen para nada.

–¿En qué tipo de negocios el empresario mallorquín puede tener éxito en China?

–Con lo que está creciendo China, cualquier negocio es bueno. Está todo lleno todo el tiempo.

­–Tiene muchos amigos entre los empresariados y, según me contaban el otro día, en el PP. Se le ve mucho en mítines de Bauzá...

–[Sonríe] ¿Quién le ha dicho eso?

–Un amigo socialista, pero que no se entere...

–[Risas] Del PP, sí... pero es que mire cómo estamos. Felipe González dejó este país en la ruina. Vino Aznar y levantó el país con empleo. Estamos de nuevo en cinco millones de parados, aunque yo creo que pasa los seis millones. Yo por eso pienso que lo mejor para la sociedad es el Partido Popular.

–En eso no difiere mucho de lo que dicen la mayoría de los grandes empresarios de Mallorca. Pero me choca más en un ciudadano chino, con las buenas relaciones que usted tiene con la embajada y el Gobierno comunistas. Le da a derecha e izquierda...

–Pero ya le decía antes que el Partido Comunista Chino es más de derechas que yo [risas]. Practican política de derecha o de extrema derecha. Recuerdo que una vez, hablando con un ministro de China, le pregunté: "¿Pero por qué no le ponéis un nombre como República Socialista, que socialista suena mejor?". ¡Ostras! Qué susto. Dijo: "No, se abriría un debate sobre qué nombre gusta más y habría disputas". Lo que más les interesa es que la población esté tranquila. Eso sí, cuando les hace falta, usan su mano dura. ¿Cómo va a ser comunista China, si no hay límites al capital? Les gusta mucho mucho el dinero.