La abstención favorece a los partidos minoritarios. De hecho, fue cuando ha habido alta abstención y una participación rondando el 60%, se produjeron los pactos de izquierdas gracias a que UM podía rentabilizar mucho más sus escasos 28.000 votos.

Esta misma situación se puede volver a dar en esta ocasión en caso que o bien Convergència de les Illes de Josep Melià o la Lliga Regionalista de Jaume Font consigan representación parlamentaria. La abstención les favorecería, ya que con muchos menos votos podrían alcanzar la fatídica barrera del 5% necesaria para logar representación en la cámara autonómica.

En el año 1999 cuando se produjo el primer Pacto de Progreso en el Govern la participación fue del 58,2%. Ese año el Partido Popular de Jaume Matas se quedó a un escaño de la mayoría absoluta y la izquierda con UM formó gobierno. En 2003 la participación fue del 63,4% y estos cinco puntos más fueron fundamentales para que el PP volviera a gobernar en solitario.

En cambio, en el año 2007 la participación fue del 60,7% lo que significa una abstención que rondaba el 40% del electorado, y los populares volvieron a quedarse a las puertas de gobernar con mayoría absoluta. UM y la izquierda alcanzaron un nuevo pacto para gobernar.