"El secreto de la felicidad es saber elegir la vocación, nuestro elemento, lo que nos estremece, y luego controlar esa vocación, profundizando en este conocimiento, esforzándose hasta lo indecible".

Ésa es la receta de la felicidad para Eduard Punset i Casals, abogado, economista, divulgador científico, escritor de una docena de libros, figura clave de la Transición y de la construcción de Europa, ex ministro. Y desde ayer, doctor honoris causa de la Universitat de les Illes Balears.

"Este regalo es muy bello y a mi comunidad andante de células le ha emocionado como ninguno", aseguró, "en los archivos de mi cerebro, de 74 años, no encuentro nada parecido a la sensibilidad, emoción y belleza de este reconocimiento". Punset comenzó su jornada de nombramiento, como es tradición, plantando un árbol en el campus. Su elección fue un Gingko biloba, un ´fósil viviente´ conocido por ser uno de los pocos árboles que sobrevivió al bombardeo de Hiroshima.

El divulgador científico, muy popular gracias a sus libros y al programa televisivo Redes –en el aire desde 1996–, aventuró que en el futuro desaparecerá la separación que marcamos hoy entre el estudio y el trabajo, y el placer y la belleza. "Todo se habrá fusionado, como se fusiona el entretenimiento y la ciencia", aseguró Punset, quien aprovechó para reivindicar la importancia de que en la educación "se incluya la emoción. En su opinión, el sistema educativo no ha cambiado en los últimos cien años y es necesario potenciar "el aprendizaje social y emocional, la gente debe aprender a gestionar sus emociones". Ésa, indicó, "será la mayor revolución que vamos a poder presenciar".

Dado su papel en primera línea durante los años de transición a la democracia y en referencia al debate suscitado últimamente en torno a las autonomías, Punset cree que se ha acabado creando "un Estado muy bruto, que no sabe de distinciones, y lo que la gente pide es un Estado más flexible, hace falta otro tipo de Estado".

La solemnidad habitual de este tipo de actos –donde los doctores lucen el vestido académico y la Coral Universitaria entona los diferentes himnos académicos– sólo se vio interrumpida de vez en cuando por las risas que generaron algunos comentarios de Punset entre el numeroso público que abarrotaba la sala. Y es que entre los que no quisieron perdérselo se contaban una larga lista de autoridades, profesores, medios y también estudiantes, que aguardaron de pie a que todo terminara para poder lograr un autógrafo de su ídolo, o que siguieron la celebración por videoconferencia en las dos aulas habilitadas.

El antiguo rector, Llorenç Huguet, fue el padrino de Eduard Punset, y el encargado de enumerar su lista de méritos. Entre sus logros, Huguet destacó como el doctor honoris causa ha sabido "buscar explicaciones científicas a preguntas filosóficas" y lo comparó con otros afamados divulgadores como Carl Sagan, Jacques Cousteau o Félix Rodríguez de la Fuente.

La rectora, Montserrat Casas, recordó que "si se parase la creatividad científica y artística, nuestra civilización iría hacia la barbarie", y de ahí que "la gran importancia" contribución de Punset al conocimiento. Casas acabó su discurso con una recomendación del nuevo doctor: "La necesidad de abandonar las convicciones inamovibles porque sin cambiar de opinión nadie se podrá adaptar al destino que las innovaciones tecnológicas ya han cambiado".

En su lección magistral, el protagonista de Redes reiteró esta recomendación y marcó otros "nuevos caminos", dejando perlas como que "la felicidad es la ausencia de miedo así como la belleza es la ausencia de dolor". Asimismo, recordó que la felicidad se encuentra "en la sala de espera de la felicidad", es decir, en el camino que recorremos para lograr tan ansiado destino.

Para los tiempos de crisis, Eduard Punset i Casals también tiene recetas. Ayer subrayó que lo importante para innovar no son tanto la cantidad de recursos, que ahora escasean, si no "la tecnología y el conocimiento".