Joachim Wagner comparte la visión de Balears como una de las regiones españolas más europeas y cosmopolitas. Es uno de los numerosos alemanes que reside en las islas, aunque en su caso no vino para jubilarse como ocurre con muchos de sus compatriotas. Al llegar a Mallorca hace 25 años optó por trabajar como promotor inmobiliario, a la vez que se integraba en la tierra en la que decidió quedarse. Desde hace tres años preside la asociación Ciudadanos Europeos de Balears, cuyo objetivo es "promover la unificación de Europa y ayudar a los inmigrantes europeos" en Balears. Intenta que la asociación se convierta en un punto de encuentro de los europeos no españoles que residen en las islas, a quienes anima a participar en las próximas elecciones municipales ejerciendo su derecho al voto.

—Se define europeo con pasaporte alemán.

—He nacido en Alemania y tengo el pasaporte alemán, pero ya no tiene sentido hablar de nacionalidades. Estamos en un continente que ya está organizado para ser una Europa unida. Por eso no quiero incidir en la nacionalidad al identificarme, sino poner el acento en que estamos a punto de unirnos en Europa.

—¿Realmente cree que existe esa Europa de los ciudadanos, más allá de una serie de países unidos por motivos exclusivamente económicos?

—Quizá mentalmente mi generación necesita tiempo para darse cuenta de que realmente hemos cambiado, pero las generaciones más jóvenes lo sienten de una manera totalmente distinta. Mi hija de 20 años se siente europea. Es cierto que ahora el euro, con la crisis, se percibe como un problema, pero mentalmente la moneda única es muy importante. Fue uno de los puntos que más profundamente hizo que la gente viera con claridad que no tenía fronteras ni limitaciones a la hora de viajar por Europa, que no necesitaba cambiar de moneda ni mostrar un pasaporte. Lo único que nos diferencia a los países de la Unión Europea son las lenguas.

—¿No cree que, además de las diferencias lingüísticas y culturales, existe demasiada disparidad en lo que se refiere al nivel de vida y el bienestar social entre los distintos países de la UE?

—Eso también ocurre en Estados Unidos, por ejemplo, en donde hay grandes distancias en cuanto a bienestar económico de un Estado a otro. Yo creo que estas diferencias se irán acortando y que en dos generaciones tendremos unos Estados Unidos de Europa.

—¿La crisis económica ha ralentizado el sentimiento europeísta de las poblaciones de los países miembros de la UE?

—Es cierto que ha provocado un aumento del nacionalismo de cada país, ya que cada uno tiene sus problemas y da la impresión de que existen ciertos enfrentamientos entre los propios países. Por ejemplo, en la prensa salen cosas como que la señora Merkel frena ayudas, a la vez que cada uno, también ella, tiene que defender su posición en sus propios países.

—Pero es cierto que Alemania marca de algún modo lo que España debe hacer.

—Es que esa visión que se transmite es una interpretación muy simple. Eso de que Alemania manda y España obedece no es así, en política las cosas son más complicadas. Unos dependen de otros. La señora Merkel también ha sido elegida en Alemania y se presentará a las próximas elecciones. También tiene que responder ante su país.

—Ciudadanos Europeos de Baleares se define como una asociación "neutral" en la vida política. ¿Realmente no tienen más afinidades con algún partido?

—Nosotros informamos a los miembros de la asociación sobre sus obligaciones y derechos en la política en cuestiones, por ejemplo, como los formalismos que han de cumplir para participar en las elecciones municipales, pero lo que no hacemos es recomendar a qué partido votar. No tenemos preferencias por ningún partido.

—¿Cuantos europeos no españoles podrán votar en Balears en las próximas elecciones municipales?

—En Balears viven 120.000 europeos no españoles y de ellos pueden votar unos 103.000, ya que el resto son menores de edad. El problema es que sólo utilizan este derecho al voto entre 10.000 y 15.000. En la asociación dedicamos muchas energías para informarles sobre lo que tienen que hacer para votar y convencerles de que utilicen este derecho. La democracia vive si la gente utiliza sus derechos democráticos.

—¿Por qué ese desinterés?

—A veces no se participa por cuestiones formales. Hay que estar empadronado, comprobar que se está en el censo electoral... Son cuestiones muy simples, pero a las que tienes que dedicarles un poco de tiempo. Los europeos no españoles sólo podemos votar para las municipales, no para las autonómicas, pero los ayuntamientos en España tienen mucho poder y es importante mostrar que estamos interesados. Sin embargo, a pesar de que son pocos los que van a votar, no es cierto que no exista interés por la política de aquí. Cuando la asociación invita a políticos para que nos expliquen sus ideas, los asociados acuden a escucharles. Se compra mucha prensa de aquí para estar informados.

—¿Existe un perfil mayoritario de europeo de la UE residente en Balears?

—Depende de las nacionalidades. Por ejemplo, hay muchos alemanes e ingleses jubilados que se han venido a vivir aquí. Estas personas, en su mayoría, son políticamente conservadores en el sentido de que no quieren cambios. Los jóvenes, que proceden sobre todo del Este, por lo general llegan para trabajar y les mueven otros intereses. En esos casos tienden más hacia el socialismo.

—¿A usted Mallorca le gusta más para trabajar o para vivir?

—Yo estoy muy contento de vivir aquí y de poder trabajar. Lo cierto es que mucha gente viene a Mallorca pensando que aquí necesitará realizar menos esfuerzos. La realidad es la contraria. No es fácil. Aquí, si quieres tener éxito, hay que trabajar mucho. Para conseguir el mismo resultado, hay que esforzarse más aquí que en Alemania. En profesiones como la mía, la de promotor inmobiliario, también se añade el que la administración, en los últimos 15 años, es más complicada que en Alemania. Para lograr un permiso necesitas más papeleo y el visto bueno de más personas, lo que significa que cuesta más tiempo conseguir una respuesta.

—¿Cuantos afiliados tiene Ciudadanos Europeos de Balears?

—Tenemos 520 que participan, aunque de ellos sólo la mitad paga la cuota. La asamblea que celebramos la pasada semana fue de carácter informativo y de intercambio de opiniones sobre el funcionamiento de la asociación. También se profundizó en la necesidad de participar en las elecciones municipales. Tenemos 103.000 votos potenciales, lo que supone un número interesante como para que los políticos lo tengan en cuenta, pero si sólo votamos 15.000 no resulta tan relevante.

—¿Qué cuestiones deberían afrontar los partidos en lo que se refiere a los europeos residentes en España?

—No hay un problema importante que sea común a todos. Cada uno tiene sus propios problemas. Sí existen algunas cuestiones de carácter práctico, como por ejemplo el volver a disponer de un carné de identidad de europeo residente. Este documento facilitaba las cosas en los bancos o en las administraciones. Ahora tenemos un papel que sirve para demostrar que somos residentes y, aunque es cierto que no existe tampoco en los demás países europeos, nos ayudaría mucho. Otra de las cuestiones que hay que solucionar es el de las matriculaciones de los coches, ya que mucha gente viene con su vehículo y no está muy claro cuándo hay que cambiar la matriculación porque las informaciones son contradictorias.

—¿A los ciudadanos europeos no españoles les cuesta encontrar trabajo en Balears?

—Depende del tipo de trabajo que busquen. Con la crisis económica no resulta sencillo encontrar trabajo para gente que no conoce la lengua de aquí, aunque en el sector turístico es más fácil. Lo cierto es que hay gente que está regresando a su tierra, en especial los que llegaron de países como Bulgaria, Rumanía o Polonia. Por ejemplo, de los 5.000 polacos que residían en Balears, en el último año han regresado a su país entre 500 y 1.000. No es mucho, pero es significativo.

—¿Porqué las actividades de Ciudadanos Europeos son sobre todo de carácter cultural?

—Porque en las actividades culturales no existe el problema del idioma. La música es internacional. Las conferencias, por ejemplo, necesitan traducción. Es más fácil atraer a la gente con la música y nuestro objetivo es atraer a las personas para que se conozcan.

—¿Cuántos mallorquines pertenecen a su asociación?

—El 25 por ciento son mallorquines o españoles, lo que es muy importante para la integración.

—Existen muchas zonas en Balears que casi parecen colonias de alemanes o de británicos. ¿Existe interés por integrarse?

—Es cierto que uno de los problemas es que hay zonas que parecen pequeños guetos de estas nacionalidades. Al vivir juntos no necesitan aprender la lengua, lo que resulta muy negativo, y además cada nacionalidad tiene su propia asociación. Este es uno de los grandes retos de Ciudadanos Europeos, el intentar unirles. Pero esto también creo que pasará en un par de generaciones. Los jubilados que residen aquí, realmente no quieren cambiar mucho sus costumbres, pero con los jóvenes no ocurre lo mismo.

—¿Y por conocer castellano y catalán?

—Los jóvenes sí tienen interés. A la gente más mayor, salvo una pocas palabras que no son suficientes para mantener una conversación, no le interesa tanto. Para ellos es muy fácil no hacer este esfuerzo porque en muchos sitios de aquí se habla alemán e inglés. No necesitan conocer el idioma ni siquiera para ir al supermercado. Si esto pasa con el castellano, con el catalán todavía más. Es una cuestión que siempre intento que entiendan. Si viven aquí tienen que conocer la lengua, tienen que poder entenderse. Es la gente que viene la que tiene que integrarse porque lo lógico es que el que llega como invitado a una casa, siga las costumbres de esa casa. A su vez, el invitado trae su cultura y sus ideas, lo que enriquece mutuamente.

—¿Los políticos se acercan más a ustedes cuando se acercan unas elecciones?

—Los políticos preguntan por las necesidades cuando tienen que adoptar decisiones o quieren lograr votos. Esto es lógico. Pero sí nos invitan a eventos políticos y nos dan la posibilidad de integrarnos. Además, en muchos ayuntamientos hay departamentos que ayudan a los no españoles.

—¿Les sorprenden las constantes informaciones sobre corrupción política en Balears?

—La corrupción existe en todo el mundo, aunque hay más en unos países que en otros. Da la impresión de que en Mallorca había alcanzado límites extremos, aunque también se incide más conforme se acercan las elecciones porque cada partido quiere demostrar que los otros partidos están muy mal. Pero sí se comenta entre los ciudadanos europeos residentes en Balears. Nos sorprenden casos tan llamativos como el del Palma Arena. No sé entiende cómo eso fue posible. Nosotros también pagamos aquí impuestos y los políticos no se gastan su dinero, se gastan el nuestro, el de todos los ciudadanos.

—Usted lleva 25 años residiendo aquí. ¿Le gustaría tener la nacionalidad española?

—Creo que no es necesario cambiar nacionalidades. Prefiero esperar a que tengamos pasaporte europeo, que es algo que llegará en las próximas generaciones.