"Hay una especie de histeria colectiva". "A los profesionales nos parece que el traslado está siendo un poco precipitado". "Sí, quizá todo esto se está organizando de una manera un pelín precipitada aunque, en el momento en el que estamos, sólo habrá un motivo para no trasladarnos a Son Espases el próximo lunes: que las instalaciones médicas no estén validadas".

Estas son algunas de las opiniones recabadas ayer por este diario entre los profesionales médicos de Son Dureta a una semana de que Son Espases se convierta en el nuevo buque insignia de la sanidad balear.

Y es que, como admitió el propio conseller de Salud, Vicenç Thomàs, durante esta semana "el conjunto de los profesionales se adaptarán a los nuevos espacios y aparatos y a los circuitos más idóneos del nuevo hospital".

El conseller, durante el acto de inauguración oficial del puente elevado que permitirá que todo el tráfico rodado con dirección hacia o desde Valldemossa evite la rotonda que da acceso al nuevo hospital, pareció bastante convencido de que ninguna eventualidad impedirá que la mudanza hospitalaria se acometa, como está previsto, el próximo fin de semana.

"El sábado se trasladará a los pacientes ingresados en el materno infantil y en el pabellón psiquiátrico", confirmó Thomàs, que añadió que para toda esta operación se necesitarán "una treintena de ambulancias" y descartó alguna actuación concreta en Vía de Cintura para agilizar el tránsito, como el cierre de algún carril de la autopista, más allá de la "ubicación de varios agentes de tráfico en algunas de las salidas de Vía de Cintura para evitar aglomeraciones de vehículos".

Pero, mientras tanto, los profesionales que trabajan en Son Dureta no lo tienen tan claro. Muchos de ellos tendrán que comprobar esta semana que en Son Espases todo está preparado para poder atender adecuadamente a todos sus pacientes. Ya que, como recalcó Thomàs, "a partir del próximo lunes en Son Dureta no habrá ninguna actividad asistencial".

Algunos de los profesionales consultados que hoy mismo tendrán que certificar que las instalaciones sanitarias están conformes para ser usadas recalcaron que no lo harán si encuentran algún tipo de deficiencia. "Al final, el único responsable de lo que le pase a mi paciente soy yo y no haré nada que pueda resultarle perjudicial", advirtieron.

"Todavía falta mucho. Para que el nuevo hospital esté completamente normalizado y funcionando a pleno rendimiento habrán de transcurrir no menos de dos o tres meses más. Mientras tanto, intentaremos minimizar en la medida de nuestras posibilidades lo inconvenientes que causaremos a los enfermos", apuntaba otro de los profesionales consultados.

El Sindicato Médico de Balears (SIMEBAL), en palabras de su portavoz hospitalario, Miguel Lázaro, prometió su apoyo a los jefes de servicio en caso de que, tras los pertinentes exámenes de las instalaciones y aparatajes, decidieran reclamar un nuevo retraso para el traslado hospitalario.

"Al menos, nuestra reclamación desde la mesa sectorial de sanidad de postergar el traslado ha servido para que la Administración estableciera unas rondas de control y supervisión por parte de los jefes de servicio y para que montara un aula permanente de docencia para que nos familiaricemos con el programa Millennium. Son dos actos positivos. Pero me consta que en algunos servicios muy importantes como la UCI y Urgencias, sus responsables no están conformes sobre cómo se está ultimando este traslado", advirtió Lázaro.