"La pobreza se ha instaurado dentro de nuestra sociedad", son las palabras pesimistas del director de Cáritas de Mallorca, Antoni Vera. Pesimista ante la cruel realidad. Es el tercer año de esta virulenta crisis económica que ya no afecta a los "pobres de siempre". No son solo los inmigrantes, ahora "todos están metidos en la crisis", lamenta. Basta mirar a nuestro alrededor y encontraremos un amigo, un primo, un hermano o un conocido que lo está pasando mal porque "no ven una salida". Y el futuro no es muy esperanzador, ya que el experto apunta que los próximos cinco años la situación continuará complicada. Hoy, Día de los Sin Techo, el director de Cáritas analiza la nefasta situación bajo el lema Ninguna persona sin derechos, ninguna persona sin hogar.

– Hoy es el día de los sin techo. ¿Qué reflexión hace a la sociedad?

– Los ciudadanos deberían hacer una reflexión debido a la situación que vivimos. Es primordial tomarnos en serio la situación de entre 26.000 y 30.000 personas sin techo que viven en España. No tienen lo más vital: un hogar. Y un hogar no son solo las cuatro paredes, significa un ámbito familiar, una acogida, una protección familiar y social que es lo que necesita una persona para tener una vida digna.

– ¿La crisis ha generado un nuevo perfil de personas sin techo?

– La crisis económica y laboral provoca una crisis en el ámbito familiar, que a veces acaba en rupturas. La falta de un trabajo causa una crisis en el seno de la familia que acaba en separaciones y un gran porcentaje de estos hombres separados acaban en la calle. La razón es la pérdida de autonomía económica y en el 90% de los casos la perdemos al quedar sin trabajo. A partir de aquí, se produce una deriva. Los que tienen una protección familiar aguantan mejor el golpe, pero quien no tiene una familia que lo pueda sostener acaba fuera del mercado laboral. La escala de derivación hacia la mendicidad suelen afectar a hombres de entre los 35 o 40 años hasta los 60. Dormir en la calle a veces supone cierta degredación personal y psicológica. A veces esta gente ha pasado por distintos servicios sociales que porque están saturados, porque no se adaptan a los horarios o por criterios de querer ser independientes, se lanzan a la calle por propia voluntad.

– Cáritas reclama un pacto de estado por la inclusión social.

– Ante las distintas carencias, queremos promover un pacto para que las administraciones y las entidades sociales hagan una fuerza común para que la ayuda sea más eficaz, los recursos estén mejor aprovechados y la gente mejor atendida. Todas las fuerzas que trabajamos en lo social nos tenemos que reunir para trabajar en coordinación conociendo las causas y las formas de intervención. Con el empeoramiento de la crisis, nos hemos sensibilizado en que esta situación se debe resolver trabajando unidos para no retrasar más la situación. Las administraciones y las entidades sociales somos muy conscientes de ello y caminamos hacia este esfuerzo.

– ¿Se necesita una renta básica universal?

– Es una larga lucha. Un ciudadano por el hecho de pertenecer a una sociedad necesita tener garantizada su dignidad, que hoy en día es cuantitativa. ¿Qué necesita una persona para no verse destinada a una situación de sin techo o de máxima exclusión? Debe tener un mínimo imprescindible para poder llevar una vida digna. No quiero poner cifras. Cada momento histórico marca la cifra. Es un principio básico tener cubiertas la alimentación, la vivienda y la ropa. Pero esta renta básica universal se hace inviable con las circunstancias actuales. Se puede hacer cuando hay un estado de bienestar.

– Durante los años de bonanza, la pobreza no disminuyó.

– Aquí reside el problema. ¿Cómo es posible que en una situación de bonanza económica durante diez años, la pobreza haya aumentado? Son desproporciones donde unos ganan mucho y los otros pierden. Eso nace de una injusticia y es desde esta injusticia desde donde se reclama este mínimo vital de supervivencia.

–¿Una persona sin techo es invisible?

–Sí. Y cada vez más. Incluso a veces se esconden, se limpian las ciudades. Esto debe de ser una denuncia permanente. Una persona sin techo debe tener una visibilidad. Tenemos que hacerlas visibles para que nos hagamos cargo del problema, porque un problema que no se ve para según que instituciones es un problema que no existe. Una entidad como Cáritas tiene la obligación de mostrar esta realidad, hacer visibles las personas sin techo y cuantificarlas para hacernos cargo de la gravedad del problema. Cáritas no puede quedarse inmóvil, debe reclamar justicia para toda esta gente.

–Ya son tres años de crisis. ¿Siguen desbordados los servicios sociales?

­–Sí, sí, sí. Aún más. En 2009 la sede de Cáritas atendió una media mensual de 695 personas mientras que en lo que llevamos de 2010 la cifra es de 739 usuarios. Hay que resaltar que el año pasado se atendieron 1.784 nuevos casos mientras que hasta septiembre de 2010 la cifra es de 777. Entran menos casos nuevos. ¿Qué significa? La pobreza se está cronificando en número y en intensidad, la gente cada vez es más pobre. Los datos más recientes que tenemos es que la media diaria en la ventana de la sede de Cáritas pasan entre 35 y 40 personas.

– ¿Quién acude a Cáritas?

–Los perfiles que entran son inmigrantes, que no tienen una red familiar. Están solos, desprotegidos, además de la irregularidad administrativa en que se quedan al perder el empleo. Otro perfil es un hombre o una mujer de entre 25 y 50 años solos con una carga familiar, es decir, personas que por la destrucción de la familia se quedan solos y deben hacerse cargo de los hijos. Mayoritariamente son mujeres. Otros de los que acuden con frecuencia son familias normalizadas que con el paro han entrado en la rueda de falta de financiación para afrontar el alquiler o la hipoteca. Familias de entre 35 y 50 años, con uno o dos hijos, que en un año uno o los dos cónyuges han perdido el trabajo. Ya no es el pobre de siempre. Estas familias hasta ahora no necesitaban la ayuda de nadie, pero al quedar sin empleo se han visto obligadas a solicitar ayuda tanto a Cáritas como a la Administración. No solo es un problema material, es un problema moral. Se sienten frustrados a nivel laboral, una frustración que se expande al ámbito familiar porque ven que no puede mantener a su familia. Tienen un sufrimiento moral porque lo que antes hacían ahora no lo pueden hacer y se derrumban. No saben cómo pedir ayuda, les da vergüenza porque no están acostumbrados. Suelen ser trabajadores de la construcción, principalmente inmigrantes porque ya se les ha agotado el paro.

­­­– ¿Cuál su principal demanada?

– Lo primero que piden es un trabajo pero como no hay, pasan a demandar ayudas para la vivienda. Solicitan mucha orientación para encontrar un trabajo. Después, nos piden ayudas para la alimentación como por ejemplo, para el comedor escolar o los comedores sociales. También piden productos de primera necesidad, incluso productos de limpieza. En último lugar están las ayudas para gastos sanitarios como el pago de un receta y para el transporte.

–¿Hasta cuándo se mantendrá esta enorme demanda?

–Las previsiones apuntan que la situación va para largo. Nadie se atreve a fijar una fecha exacta, pero en los próximos cuatro o cinco años la situación económica será complicada y compleja. Incluso economistas dicen que deberán pasar ocho años para salir de esta situación. Llegar al bienestar de 2006 será realmente complicado. Incluso, muchas pequeñas empresas ahora se ven obligadas a cerrar debido a la falta de movimiento económico, el dinero no circula.

­­–Seis de cada diez familias tienen dificultades para llegar a final de mes y el 25% reduce los gastos alimentarios.

–El problema de esta crisis es que está afectando a unas capas de la población que antes no estaban afectadas por los problemas económicos. Un país puede soportar cierto nivel de pobreza, pero no puede funcionar con cinco millones de parados. Las capas que ahora se ven afectadas por la pobreza, antes no se habían visto afectadas. Ello conlleva un estancamiento económico porque antes consumían mucho y ahora recortan incluso en productos importantes como los alimentarios. Estos es un indicador de la gravedad de la crisis. Es importante que a nivel político, económico y de consumo los ciudadanos extraigan unas consecuencias de esta crisis. Es una alarma de alerta que nos avisa que todos debemos aprender a gestionar lo que tenemos. También es un aviso para formarse. Después de esta crisis, accederán al mercado laboral las personas con mayor formación. Instamos a los parados a que aprovechen para formarse.

–¿Las dificultades económicas de muchas familias se han cronificado?

–La pobreza se ha instaurado dentro de nuestra sociedad. No es de paso. Ahora si quedan en el paro no encuentran trabajo en quince días como ocurría antes. La situación de estas personas de cada vez es más complicada y la salida más difícil porque de cada vez las deudas son mayores. Ahora ya no hablamos de inmigrantes o autóctonos, todos están metidos en la crisis. Todos ya conocemos a un amigo, un primo, un familiar que no tiene trabajo y que lo empieza a pasar mal porque no ven una salida.

–Las medidas para salir de la crisis comportan un drástico recorte del gasto social.

–El problema es que dentro de esta situación se produce una esquizofrenia. Por un lado, las administraciones se ven obligadas a recortar por falta de financiación mientras que por otro, a nivel social se necesitaría más dinero para que esta gente tuviera los recursos necesarios para poder sobrevivir. El mismo Estado se empobrece. ¿Quién lo paga? Los más pobres llevan el peso de esta crisis porque no tienen acceso a las ayudas.

–El papel de organizaciones como Cáritas es fundamental en esta larga crisis.

–Para Cáritas es un reto el tratamiento de esta crisis y, sobre todo, el trato de la persona. Dentro de la marginación, Cáritas intenta ver a personas concretas, hay que inventar y buscar los recursos necesarios para atenderlas. Es un reto porque nos ayuda a recolocar nuestra misión, nos ubica dentro de la sociedad y como Iglesia hace que enseñemos la solidaridad evangélica. Atendemos a la persona, por encima de religiones, países...

–¿Después de tres años siguen aumentando los voluntarios y las donaciones?

–Los voluntarios cada vez crecen más. Constantemente vienen personas que ofrecen su tiempo y su profesión. Aumentan las personas que sienten la responsabilidad de ofrecer su tiempo para los demás. Se ha despertado el valor de la solidaridad tanto en voluntarios como en donativos.

– ¿Es un aspecto positivo de la crisis?

–Sí. Y ojalá que esta actitud y este valor de solidaridad no finalizara si es que acaba algún día esta mala situación económica. Otro aspecto positivo es la toma de conciencia de la sociedad de que estamos en un momento delicado. También es una buena noticia si la lectura nos ayuda a cambiar valores, actitudes y comportamientos a nivel social y económico.

­– ¿Cómo se presenta esta Navidad?

–Será una Navidad de crisis, habrá menos consumo, las familias no podrán celebrar las fiestas como antes y ello provocará una crisis en el comercio. Será una Navidad de tristeza económica y moral. Será distinta pero tampoco era normal una Navidad de derroche.

– ¿Qué pide a los Reyes Magos?

–Recuperar la ilusión y que administraciones, entidades y personas que trabajamos en el campo de lo social hagamos un esfuerzo para trabajar unidos y ayudemos a remontar la situación de crisis. Pido una colaboración solidaria entre todos.