Hoy 27 de noviembre de 2010 se cumplen 4 años desde aquel 27 de noviembre de 2006 en el que la Guardia Civil desató la bautizada como operación Voramar, contra un presunto entramado de corrupción urbanística. Cuatro años se han traducido en la condena por siete delitos de Eugenio Hidalgo, el otrora todopoderoso teniente de alcalde y alcalde de Andratx, azote de la oposición y de la prensa independiente; y la de Jaume Massot, el que fuera cerebro del PP balear en materia de urbanismo, y Jaime Gibert, un avispado celador de obras de Andratx, por otros cinco delitos cada uno.

Voramar fue el chupinazo de una intensa lucha contra las tramas de corrupción político-empresariales que ha generado cerca de otra veintena de causas impulsadas por los fiscales anticorrupción: Maquillaje, Son Oms, Inestur, Ibatur, Can Domenge, Plan Territorial de Mallorca, Ibatur, Palma Arena, Canteras, Relámpago, Turisme Jove, Metro, Peaje, Ayudas, Bomsai, Fundació Illes Balears, Funeraria de Palma, etc.

Frente a algunas voces próximas a sectores conservadores que, en 2006, criticaron el despliegue de efectivos de la Guardia Civil, los registros, las detenciones con esposas, y otros aspectos del caso Voramar, el cuarto aniversario ofrece un balance desolador para los principales imputados: el ex alcalde de Andratx por el PP Eugenio Hidalgo y el antiguo director general de Ordenación del Territorio del Govern de Matas Jaume Massot, cumplen condena en la prisión provincial de Palma; un chalé ilegal derribado y otro a punto de pasar por la piqueta, etc, etc.

Gibert se libra de prisión

El único de los tres principales encausados que se ha librado de la cárcel, al menos de momento, es Jaime Gibert, el celador de obras de Andratx que pactó una colaboración con la fiscalía anticorrupción. Gibert fue uno de los primeros arrepentidos en sumarios de corrupción; confesó su implicación en varios chanchullos urbanísticos; admitió el cobro de cohechos en especie e implicó a Massot, Hidalgo y otros imputados en varios delitos.

Dada la complejidad de los hechos investigados, que en el tiempo se prolongaron desde finales de los 90 hasta semanas después de la Operación Voramar, jueces y fiscalía decidieron dividir el sumario en piezas separadas. Se abrieron, de esta forma, 76 subcausas, en las cuales han declarado como imputadas decenas de personas y como testigos otra cantidad mayor.

De las 76 piezas, 25, un tercio, han sido sobreseídas o archivadas. La causa del sobreseimiento ha sido fundamentalmente la estimación de que los hechos no eran delictivos, o ya habían prescrito.

Este gran número de archivos obedece en buena medida a que la mayoría de las piezas separadas son por licencias y expedientes concedidos por varios consistorios de Andratx, una localidad mallorquina con unos parámetros urbanísticos muy complejos, debido a su condición de centro turístico y residencial de lujo y a su situación en las estribaciones de la Serra Tramuntana, lo que conllevó una protección especial de muchas fincas, por su riqueza medioambiental o paisajística.

Ambigüedad especulativa

Massot, Hidalgo y otros de los que, durante años, cortaron el bacalao en temas urbanísticos de la villa se ocuparon también de crear mucha ambigüedad en materia urbanística, lo que dio lugar a una corriente de interpretación de las normas favorable siempre a la especulación, según mantiene la fiscalía anticorrupción.

De las 49 piezas restantes, 17 están a punto de ser enjuiciadas, bien por la Audiencia de Palma o por juzgados de lo penal.

Los fiscales anticorrupción y los abogados que ejercen la acusación particular en nombre del actual Ayuntamiento, Isabel Fluxà y Josep de Luis, ya han calificado 8 de estas piezas, que están a punto de ser vistas en los respectivos juicios; las acusaciones trabajan en la calificación provisional de otras 9 piezas más.

Ocho de las subcausas ya han sido llevadas a juicio, aunque el número de vistas ha sido de 7, puesto que dos piezas se vieron en un mismo proceso.

De los siete juicios han salido otras tantas sentencias condenatorias. Cinco de estos fallos ya son firmes, bien porque los ha confirmado la Audiencia de Palma o el Tribunal Supremo. Los otros dos han sido apelados y están pendientes de firmeza.

Massot no se rinde

Eugenio Hidalgo, cuya estancia en prisión ha minado seriamente su estado anímico y el de su familia, ha optado por pasarse al bando de los colaboradores. El antiguo guardia civil y próspero vendedor de coches, decidió combinar la política con los negocios inmobiliarios, aunque estos rozaran la legalidad. Ahora, quiere acabar con la pesadilla de las piezas separadas pendientes y poner una fecha límite a su privación de libertad. Para ello está dispuesto a declararse culpable a cambio de rebajas en sus condenas.

El único que, por ahora, permanece firme ante la desgracia es Massot, que entretiene sus días en la cárcel de la carretera de Sóller con asistencia a talleres diversos. Massot, defendido por Fernando Mateas, no se rinde.

De las 25 piezas en fase de instrucción, algunas se archivarán y otras llegarán a juicio oral. Entre ellas destacan las relativas a urbanizaciones ilegales de gran tamaño y la llamada pieza principal, de gran trascendencia económica.