La historia personal de Julio Díaz en busca de una pareja serviría de base para el guión de un culebrón televisivo con tintes sudamericanos. Este empleado de Palma acudió a una agencia matrimonial en busca de una mujer. Entabló amistad con la dueña que al cabo de unos meses le pidió dinero prestado para viajar a Cuba y traerse a su marido. Han pasado siete años de aquelló y no ha conseguido recuperar los 2.000 dólares que le adelantó. Por todo ello, ayer aprovechó la jornada de puertas abiertas del Colegio de Abogados de Palma para asesorarse de cómo puede reclamar el dinero perdido.

"Pequé de inocente –reconoció Díaz–. Al principio todo iba muy bien, me presentaba mujeres, bailábamos, me invitaba a fiestas y yo creía que su amistad era seria y le dejé el dinero. Me dijo que cuando regresara de Cuba con su marido me lo devolvería". La sorpresa de Julio Díaz fue mayúscula al descubrir unos meses después que su ´amiga´ de la agencia matrimonial había montado un bar en Palma: "Fui a pedirle mis 2.000 dólares y ella, ni corta ni perezosa, me contestó que su marido había muerto y no me lo podía pagar. Los abogados me han aconsejado que presente una denuncia contra ella".

Lo acontecido con este empleado palmesano, que roza ya la jubilación, es sólo una muestra de las numerosas historias personales que los más de 60 letrados atendieron en la jornada de puertas abiertas organizada por el Colegio. La mayoría de ellas, como reconoció Martín Alenyar, diputado de la junta de gobierno del Colegio de Abogados, fueron por temas relacionados con la crisis económica. Ejecución de hipotecas, reclamaciones económicas y este año han visto un especial repunte de los conflictos laborables por despidos de las empresas. "Más vale prevenir que litigar es el lema de estas jornadas que intentamos concienciar a la ciudadanía que la prevención jurídica ahorra mucho tiempo y dinero. La gente debe saber que una consulta previa a un abogado es barata y en ellas se puede encontrar una solución satisfactoria", aseguró Alenyar.

Los conflictos vecinales siguen centrando buena parte de las consultas que se recibieron en el día de ayer. Es el caso de Joaquín Rivero que lleva dos años intentando solucionar el problema en una tubería que unas obras vecinales la obstaculizaron y todas las aguas pluviales desembocan en su vivienda. Se tiene que gastar unos 600 euros cada cierto tiempo en desatascar la tubería que almacena toallas y todo tipo de restos. "He colgado la factura de la reparación a cada uno de los buzones de la finca y ningún vecino se ha dignado a pedirme si tenían que pagar algo". Rivero contrató un abogado y después se convirtió en el administrador del edificio.

Las situaciones tristes tampoco faltaron entre las consultas jurídicas. Juan José Contreras debe hacer frente a un embargo de la empresa de su hijo que por motivo de fallecimiento dejó de abonar unas cuentas pendientes y ahora, como heredero principal, le quieren embargar sus bienes. "Me quieren embargar por valor de 12.000 euros de un tema que yo desconocía totalmente. Espero que me pueda dar una solución".

Asimismo, se vieron algunas situaciones de conflictos con los seguros de vida por fallecimiento. María Merino acudió ayer al Colegio de Abogados para saber como resolver la reclamación del seguro de vida de su marido fallecido que dejó la indemnización a sus hijas. La compañía se niega a pagarles.

Numerosos trabajadores en fase de ser despedidos aguardaban en la sala de espera del Colegio de Abogados para relatar su caso a uno de los letrados. Ninguno de ellos quiso aportar su testimonio para evitar que sus manifestaciones puedan tener repercusiones negativas en la resolución de su litigio laboral.

Por otra parte, también se vieron casos que por habituales no dejan de representar un grave problema para quien le toca sufrirlos. Uno de ellos es el típico litigio entre propietarios de viviendas y arrendatarios que no abonan el alquiler de los inmuebles. Mateo Vich viajó desde París, donde vive desde hace 50 años, para solucionar el impago del alquiler de un piso en Palma.