Las denuncias por abusos sexuales a niños están teniendo un fuertísimo repunte en Mallorca, con 141 casos en los diez primeros meses de este año, lo que equivale a un aumento aproximado del 60% respecto a las cifras de ejercicios anteriores. Sin embargo, el director del área de Menores del Consell, Antonio Muñoz, advierte que este incremento en las cifras no supone necesariamente un crecimiento similar del problema, sino que viene de la mano de una mejoría en los protocolos para detectarlo. "Estamos levantando la alfombra para descubrir toda la suciedad que había debajo", señala.

Los datos del Consell ponen en evidencia el alza que se está dando en este tipo de denuncias. A lo largo de todo 2007 se registraron 100 casos por abusos sexuales a menores, cifra que se repitió en 2008 y que se redujo ligeramente en 2009 hasta quedar en los 98. A todo ello hay que sumar siete denuncias por explotación sexual (prostitución del menor) en 2007, cinco al año siguiente y seis durante el pasado ejercicio. Y es este año cuando se ha detectado un repunte más que apreciable. En sólo diez meses, ya se llevan contabilizadas 138 denuncias por abusos, a las que se añaden tres más por explotación sexual. De seguir la tendencia, el ejercicio se podría cerrar con unas 170. Eso supone que en este momento se está dando en la isla una media de prácticamente una denuncia cada dos días.

Antonio Muñoz subraya que ha sido precisamente en 2010 cuando se ha puesto en marcha el protocolo sobre maltrato infantil por parte del conjunto de Administraciones isleñas, que incluye una mejora en la formación de personal sanitario, educativo o de servicios sociales destinada a apreciar los síntomas que pueden indicar la existencia de este problema.

Como ejemplo, se apuntan como indicios de un posible abuso sexual el que el menor presente miedos infundados, cambios en su rendimiento escolar, conductas hipersexualizadas, conocimientos sobre sexualidad no apropiados para su edad, pesadillas o, en el caso de los adolescentes, autoagresiones o huidas de su hogar familiar. A ello se suman, evidentemente, aquellos casos en los que el niño puede presentar una enfermedad de trasmisión sexual o heridas y hematomas en sus órganos genitales o en el ano.

Muñoz añade aquellos casos en los que el menor se muestra especialmente retraído, en los que rechaza el contacto visual o físico con un adulto, y que se mantiene al margen de los juegos con sus compañeros, especialmente si viene de la mano de un cambio de actitud brusco.

El director de Menores indicó que a esta mejora en la formación de los profesionales que trabajan con niños se suma también la creación de un nuevo servicio para ayudar no sólo a los que no cuentan con el amparo de sus progenitores, como sucedía anteriormente, sino también a los que disponen de ´padres protectores´, con el fin de intentar detectar cualquier problema de este último grupo. Porque un aspecto que se destaca es que muchas veces cuesta creer que los hijos están siendo objeto de abusos debido a que en el 95% de los casos el autor es una persona próxima a la familia, que el niño conoce y en quien confía, ya sea un familiar, un amigo o un vecino.

Antonio Muñoz advierte que muchos niños que son objeto de abusos sexuales terminan convirtiéndose en abusadores al llegar a la edad adulta, de ahí que en su opinión sea tan importante "poner palos en esta rueda para intentar detenerla", ya que ello supone evitar que en el futuro este tipo de casos puedan reproducirse.

Un aspecto que advierte el representante del Consell es que la denuncia no supone necesariamente que los hechos expuestos se hayan cometido. Por ello, se trabaja con equipos multidisciplinares que trabajan con el menor para intentar apreciar la veracidad de su relato. También puso de relieve la estrecha colaboración con que se trabaja con la Policía Nacional y la Guardia Civil para investigar este tipo de situaciones, que pueden concluir en los juzgados.