Aguanta el vino

· "No notamos bajón, pero sí se pide más vino por copas".

El vino no paga impuestos especiales como el resto de bebidas alcohólicas. Su estatus privilegiado responde a la consideración política de que forma parte del patrimonio cultural. Y algo de cierto debe de haber en ello, porque quienes viven de venderlo afirman que no han notado una caída tan acentuada como las de los licores y la cerveza. "Se bebe vino como nunca. Es cierto que se pide más por copa que antes y entre los clientes se nota que las botellas que se salen de lo normal, que valen más de 100 euros, se venden menos", explica Bea Drack, dueña de una de las mejores vinaterías de Palma, la 13B, en la calle Sant Feliu.

Sufren los juegos de azar

· "No estamos para tirar cohetes". Ni bingos, ni tragaperras: el juego está tocado. Lo demuestran unas cifras en caída libre, que certifican quienes viven de vender boletos, cupones y cartones de bingo. La polémica con los bingos de las asociaciones de jubilados tiene en su base una crisis que golpea duro, máxime tras la irrupción de un competidor llamado a perdurar: el juego por Internet. Entre los tradicionales no se libra nadie. Ni los cupones: "Se vende menos, no estamos para tirar cohetes. Aunque mi mayor problema es la inseguridad, los atracos que hemos tenido, que hacen que los clientes no se atrevan a sacar la cartera", cuenta el vendedor de la ONCE de la esquina de las calles Manacor y Joan Alcover.

El negocio tabaquero echa humo

· "La gente va a lo barato: el tabaco de liar". Los fumadores han viajado al pasado para abrazarse a la picada de liar que enganchó al tabaco a sus abuelos. Son las cosas de una crisis que tiene mucho de vuelta atrás. Basta echar un vistazo a los estantes de estancos como el número 27 (en Pere Garau) para darse cuenta: donde hace unos años solo había cajetillas, hoy mandan las bolsas de tabaco de liar. "En los barrios no hay dinero, así que vendemos menos, y lo que se vende es a 1,50. En los estancos nos quedamos el 7%, y esos precios nos arruinan", confiesa el estanquero, que explica que en dos años sus clientes han pasado de comprar cartones a coger picada de liar y boquillas más largas, para engañar al vicio.

Sexo de pago barato

· "De sexo siempre hay ganas, pero la competencia es grande". La caída de precios que no afecta ni al tabaco ni al alcohol (que no dejan de encarecerse a marchas forzadas) si llega al negocio del sexo. De ello hablan prostitutas como Jenia, que cuenta que la recesión ha echado a más chicas a la calle, tumbando los precios. "Servicios que antes se hacían por 50 hoy se hacen por 20". También sufren los negocios de sex shop. Al menos los que han sobrevivido a tres años de crisis, como el Sex Center de la calle Blanquerna, en el que cuentan que sigue habiendo clientes. "Se venden muchos consoladores, sobre todo para ellas. Aunque la mitad de la caja es de las cabinas de porno", detallan.