A la isla más poblada del país solo llega un barco de línea con mercancías cada día. Y una vez a la semana, ni siquiera eso. De ahí el atasco que retiene hasta tres semanas en los puertos de Valencia y Barcelona algunos cargamentos con destino a Palma. Lo denuncian comerciantes, industriales y empresarios, que se saben atrapados en un callejón sin salida: ni pueden mantener su ritmo de producción y ventas como consecuencia del retraso en la llegada de suministros, ni pueden cambiar a otra compañía que les dé un servicio más rápido. ¿Por qué? Pues porque no hay otra compañía.

Y sin alternativa no hay competencia, solo un carril de vía menguante que provoca los retrasos y costes extra que critican los empresarios. "Balearia no quiere dar ese servicio. Así que solo Acciona transporta carga en línea, y como ha reducido la flota, pues el servicio es claramente insuficiente, con seis barcos por semana, tres desde Barcelona y tres desde Valencia. En las navieras dirán que no se llenan los barcos, pero es la cantinela de siempre. Y encima no es cierta: la verdad es que tenemos muchas dificultades por la escasez de líneas de mercancías", resume uno de los principales dirigentes de la Federación Balear de Transportes, empresario bregado que anticipa con precisión de reloj suizo el diagnóstico de la situación que hacen en la única naviera que ofrece este servicio.

Porque en Acciona-Transmediterránea cumplen el pronóstico del transportista veterano y aseguran que los retrasos no existen y que el barco que viaja tres veces por semana a Barcelona y otras tantas a Valencia no llega nunca a llenarse. "No hay demanda que justifique un enlace diario a Barcelona y otro a Valencia. Ojalá lo hubiera, eso quisiéramos. Sería buenísimo para nosotros, pero no es así", resumen en la naviera de referencia. Les respalda en este punto el presidente de Ports de Balears, Francesc Triay, que niega las carencias: "Este asunto no es de nuestra competencia, pero hasta donde sabemos no quedan mercancías en los muelles".

Aunque lo cierto es que las propias cifras de la Autoridad Portuaria describen las condiciones propicias para un atasco como el que denuncian transportistas, industriales, comerciales y estibadores. La estadística oficial dibuja una caída del 23% en cuatro años en la llegada de mercancías por línea regular, descenso grueso si se mira solo, pero ridículo si se compara con el recorte del 75% en las frecuencias de conexión con Valencia y Barcelona. Por eso empresarios y estibadores hablan de problemas para embarcar carga como consecuencia de una oferta de barcos afeitada sin espuma: de 28 viajes semanales se ha pasado a solo seis.

La desaparición de Iscomar eliminó de un plumazo la mitad de las conexiones. Quedaron así únicamente las de Acciona, que a su vez adelgazó su programa de enlaces para dejarlo en seis viajes semanales (antes hacían 13). Se llega así a la paradoja que hace cada vez más estrecho el canal que conecta Mallorca con la península: el exceso de competencia del pasado (con la naviera Iscomar trabajando a precios por debajo de coste) castigó de tal modo las cuentas de resultados de las compañías que algunas se fueron a pique (incluida la propia Iscomar), de modo que el transporte quedó condenado a un sistema de oligopolio y competencia escasa. Así lo ven dos colectivos tan dispares como el de industriales y el de trabajadores de la estiba, que comparten preocupación por unas carencias logísticas que golpean a la ya de por sí baqueteada actividad industrial y amenazan con aligerar por las bravas la plantilla de estibadores. "La mercancía se llega a pasar tres semanas varada en Valencia y Barcelona antes de embarcar hacia Palma. Y eso es porque no hay enlaces suficientes: antes había cada día dos barcos de Iscomar a Barcelona y Valencia y otros dos de Transmediterránea, ahora solo hay uno, el Superfast Levante, que se llama así pero es bastante lento y va acumulando retrasos durante toda la semana. Y si a eso le sumamos que están apostando solo por meter camiones, que ocupan más (no pueden apilarse como los contenedores) resulta que la plataforma va totalmente ocupada pero con muy poco volumen y se lleva menos mercancía en cada viaje. El resultado es que todos los días se queda carga en Palma que debería ir a la península y aún más carga espera muchos días en Valencia y Barcelona", explican en el comité de empresa de la Sociedad de Estiba, que da trabajo en Mallorca a 92 estibadores cada vez menos atareados.

Sus explicaciones las repiten en la Federación Balear de Transportes y en Industriales de Mallorca-Pimem, colectivo desde el que advierten del daño que este estrangulamiento logístico hace al sector. "Tenemos mercancía que se deteriora o que llega en mal estado, costes de almacenamiento en los puertos que pagamos los empresarios, viajes de ida y vuelta entre el almacén y el puerto que se repiten porque no hay espacio para cargar y lo peor de todo: que tienes a tiempo la mercancía que necesitas para mantener el ritmo de producción", apuntan desde la gerencia de Industriales de Mallorca, colectivo que agrupa a un sector que cree más en mejorar el puerto que en abaratar el transporte con subvenciones directas. "¿De que sirve subvencionar un oligopolio? De nada. Gastas dinero público que se llevan las navieras. La solución es ampliar el puerto y apostar por la competencia para que bajen las tarifas brutales que hay ahora y se de un servicio puntual y de calida. El problema es que no hay voluntad ni por parte del Gobierno ni de las navieras de acabar con el estatus quo", denuncian los industriales, hartos de pagar mucho por esperar cada vez más.