Si Matas está tan convencido de su prístina inocencia, por qué abusa de la "maniobra dilatoria a modo de estrategia defensiva". Así habla la Audiencia, que ya ha revocado y revolcado por cuadruplicado sus intentos de rehuir la investigación por presunta corrupción –su correligionario Basagoiti utilizó un término chacinero más rotundo–. Al ex president siempre le costó ganar sin zancadillas, según atestigua su carrera en pos del poder. Tampoco entendió jamás que un político respondiera de sus actos. Hay que comprender el shock asociados a tan abrumadoras y súbitas revelaciones.

De haber continuado la instrucción sin la dilación perpetua, Matas y el PP podrían alentar su teoría de la conspiración contra un juez concreto. Ahora tendrán que incluir en la confabulación a una docena de magistrados, por no hablar de un millón de habitantes de Balears. El planeta contra mí, el ex president huido podrá atisbar la herencia que legó a una comunidad todavía convaleciente. Para sanarle del "desconocimiento de los hechos por los que ha sido denunciado", la Audiencia le enumera hasta 24 en un caso concreto. Gracias a la paciente judicatura, Matas aprenderá a jugar limpio. Nunca es tarde cuando se trata de adquirir los conocimientos que debieron ser postergados para cultivar una ambición ciega, tan cara para sus conciudadanos.