Juan López de Uralde, nacido en San Sebastián hace 47 años, saltó a las primeras planas al ser detenido y retenido en Dinamarca durante 21 días por realizar una protesta en la cena de gala de la Cumbre de Copenhague, en diciembre del pasado año. Director de Greenpeace España desde 2001, este año decidió dejar el cargo y preparar el primer gran partido ecologista de España para las elecciones generales de 2012. El primer paso es la plataforma EQUO, que se constituirá en formación política tras las elecciones autonómicas del próximo año. La marca de esta formación política en Balears será el partido que surgirá hoy de la fusión de Iniciativa d´Esquerres y Els Verds. López de Uralde se trasladó ayer a Palma para apadrinar esta operación.

–¿Cómo surgió EQUO?

–Hay muchas personas organizadas en distintas ONG, organizaciones ecologistas o sindicatos que consideramos que los temas que más nos preocupan no están en las agendas políticas al nivel que les corresponden. En lugar de resignarnos, decidimos impulsar un proyecto político para presentarnos a las elecciones generales. Nuestro primer reto, que creemos realista y posible, es lograr un grupo propio en el Congreso. A más largo plazo, confiamos en alcanzar el 10 por ciento de los votos.

–Els Verds de Balears forman parte del Govern. ¿Cree que el resultado de esta presencia institucional es satisfactorio?

–En el ámbito de la política verde, Balears es una situación excepcional ya que, junto con Cataluña, es de los pocos lugares con una presencia institucional más relevante. En lo que se refiere a la efectividad de esta influencia, es proporcional a la presencia que tiene y, por lo tanto, es pequeña. Estamos lejos de poder decir que se hace una política verde. De todos modos, Los Verdes son la cuarta fuerza política en el Parlamento Europeo y tienen una importante presencia en varios países. Hay un sector relevante de la opinión pública en España que podría apoyarnos.

–¿Porqué dejó la dirección de Greenpeace para dar el salto a la política?

–Son dos decisiones diferentes. Después de tanto tiempo al frente de Greenpeace, consideraba que había llegado el momento de dar paso a otras personas. Una vez que lo dejé, me planteé dónde podía seguir desarrollando mi trabajo y ví que en España las organizaciones ecologistas tienen credibilidad pero, al contrario de lo que ocurre en países como Francia o Alemania, no existen como partido político. Al final, la política es lo que permite adoptar decisiones.

–¿Qué opinión le merece Rosa Aguilar como nueva responsable de Medio Ambiente del Gobierno de Zapatero?

–Zapatero ha intentado con este nombramiento tapar la vía de agua de los votos verdes, pero llega tarde y, además, con unos presupuestos ya cerrados con un fuerte recorte para el Ministerio. Creo que Rosa Aguilar lo que hará será una política electoralista de gestos para intentar evitar que nuestro proyecto tenga éxito.

–Cuando Los Verdes tocan el poder, suelen ganarse la fama de falta de realismo ante las necesidades económicas.

–El medio ambiente es una de las salidas más inteligentes para la lucha contra la crisis ya que los yacimientos más importantes de generación de empleo están en ámbitos como las energías renovables o la gestión de espacios naturales. Es erróneo el concepto de la defensa del medio ambiente como un freno para salir de la crisis.

–¿Que opina de la tasa aérea del Gobierno alemán, justificada en la contaminación que provocan los vuelos?

–Creo que Merkel lo utiliza como excusa para sacar fondos. Ahora bien, nuestro modelo necesita internalizar los costes medioambientales en las actividades que lo generan y, en ese sentido, estoy de acuerdo. También apoyé la ecotasa del primer Govern del Pacto de Progreso en Balears.

–Iniciativa d´Esquerres y Els Verds son contrarios a la tasa alemana porque afectará a Balears como destino turístico. ¿Como será posible que cuaje un partido verde nacional con este tipo de diferencias?

–Nadie dijo que fuera a ser fácil, pero es un reto lograr que por primera vez España tenga una fuerza política verde relevante. En todo caso, no creo que la tasa alemana vaya a tener un impacto significativo en el número de turistas que llegarán a Balears.