El doctor Joan Fontdevila, jefe del servicio de Cirugía Plástica del Hospital Clínic de Barcelona, asegura que el futuro de estas intervenciones pasa por usar materiales que, como las células madre, puedan por sí solos regenerar los tejidos dañados o amputados. Fontdevila es uno de los ponentes del 2º Congreso de Cirugía Plástica del Mediterráneo que se clausura hoy en Palma.

–¿Qué diferencia a la cirugía plástica de la estética?

–En sí no hay ninguna diferencia, aunque la cirugía plástica atiende más a la vertiente reparadora y reconstructiva. Son dos esferas que se tocan y que son indistinguibles. El título de la especialidad es el de cirugía plástica, reparadora y estética.

–Pero las operaciones estéticas no entran dentro de la cartera de servicios de la sanidad pública...

–No, los hospitales públicos sólo realizan intervenciones para atenuar problemas funcionales de los pacientes. Por ejemplo, una reconstrucción mamaria tras una amputación que le está ocasionando a la enferma problemas psicológicos porque no puede vestirse o practicar deporte, entre otros problemas. O intervenir a una persona para que, tras un cáncer de cuello o de boca, pueda volver a comer con normalidad. La sanidad pública no puede hacerse cargo de operaciones con un mero fin estético porque los medios son cada vez más escasos y el coste de la sanidad sube cada año. Por eso las intervenciones que sólo buscan una satisfacción estética del paciente han de quedar excluidas. Esto no incluye, por ejemplo, una reconstrucción facial tras un cáncer de piel en la cara, aunque no se trate de algo vital.

–¿Cuáles son las últimas técnicas en cirugía plástica?

–La cirugía plástica ha llegado al culmen de su complejidad con la microcirugía practicada con microscopio. Aunque esta técnica ya está dando lo máximo de sí. Ahora está cobrando mucho auge la medicina regenerativa. El futuro ya no pasa por hacer un nuevo daño para reparar otro.

–Entonces, ¿cuál es el futuro?

–El uso de materiales que por sí solos sean capaces de regenerar los tejidos dañados. Toda la tecnología relacionada con las células madre. Por ejemplo, se sabe que en la grasa hay muchas células madre. Obtenemos esta grasa corporal mediante una liposucción y la procesamos y extraemos estas células. Con ellas podemos potenciar los resultados de otras técnicas hasta el punto que es previsible que en el futuro las células madre puedan llegar a regenerar un pecho amputado.

–¿Y cuándo podremos ver esto?

–En 15 o 25 años. Antes hay que asegurarse de que las células madre no puedan degenerar en un cáncer.

–¿Cuál es la intervención plástica más complicada?

–La microcirugía de los vasos linfáticos que se practica a los pacientes a los que se los han quitado por un cáncer. Tienen problemas en los brazos y se les hinchan mucho. Una posibilidad es hacer un empalme de estos vasos. Y hablamos de una operación sofre una fracción de inframilímetros que requiere de la supramicrocirugía, el uso de microscopios y de material y suturas especiales. Además de mucha paciencia y vista por parte del cirujano.

–¿Por qué? ¿Cuánto puede prolongarse una intervención de este tipo?

–De seis a catorce horas. Pero el resultado suele ser alentador porque el paciente mejora su movilidad y desaparecen los dolores.

–¿Qué es el lipofilling?

–Es la forma técnica de referirse a los injertos de grasa que, básicamente, consiste en aprovechar los sobrantes de grasa para rellenar zonas donde nos falta volumen tanto en reconstrucciones mamarias como en secuelas de traumatismos en la cara, por ejemplo.

–¿Son los implantes de silicona cosa del pasado?

–No, están totalmente vivos, pero los injertos de grasa están sirviendo como una suerte de cobertura para estos implantes artificiales. Hoy por hoy son insustituibles, aunque deben mejorar o terminarán desapareciendo. La polémica en torno a ellos es producto de falsos rumores. El pecho que le explotó a Ana Obregón durante un vuelo es un mito. Todos los cirujanos plásticos sabemos lo que ocurrió en realidad pero no lo puedo contar porque estaría revelando un historial médico privado.

–¿En que ayuda la cirugía plástica a un paciente que, por ejemplo, ha perdido una pierna en un accidente de moto?

–Puede mejorarle los tejidos para adaptar su muñón a una prótesis o evitar que la pierna ortopédica se lo llague.

–¿Qué es más difícil reconstruir, un pene o una vagina?

–Un pene es más difícil, pero se hace con normalidad. El miembro puede ser poco sensible, pero al menos el paciente puede orinar de pie.

–¿Son muy habituales estas intervenciones?

–Hay cirujanos que han tenido mucho trabajo con niños procedentes de países del oeste de África, donde es práctica habitual dentro de su medicina tradicional amputarles el pene y hacer pócimas con ellos para usarlas como prevención contra los contagios por sida.

–¿Y con un pene reconstruido se pueden mantener relaciones sexuales?

–Con la ayuda de una prótesis, sí. Porque el miembro reconstruido carece de tejido eréctil.