Enfermos y familiares de la extraña dolencia conocida como Lupus, una enfermedad autoinmune en la que las defensas del cuerpo no combaten las virus patógenos e incluso atacan al propio organismo, mantuvieron ayer su V encuentro con profesionales sanitarios para conocer más cosas de un mal diagnosticado ya a unos cuatrocientos baleares.

Joana Alomar, vocal de la junta directiva de la Asociación Lupus Illes Balears (AIBLUPUS), matizó que hay cuatrocientas personas diagnosticadas pero que en realidad puede haber muchos más afectados por esta dolencia ya que "se puede esconder dentro de otras muchas. El Lupus puede afectar al riñón, provocar infartos cerebrales, de corazón y muchísimo dolor articular, entre otros muchos efectos. No obstante, cada cuerpo responde diferentemente a esta enfermedad".

Los tratamientos habituales para atenuar las dolencias provocadas por esta enfermedad autoinmune pasan por la toma de corticoides e inmunosopresores. "Ahora se receta dolquine, una medicina que da estabilidad al enfermo y le evita subida de fiebre, más astenia y más dolor en general", explicó Alomar, que recordó que antes se suministraba a los pacientes cortisona pero que se suspendió este tipo de tratamiento por sus efectos secundarios.

La vocal de la junta directiva de esta asociación que vela por los enfermos de Lupus quiso dejar bien claro que se trata de una enfermedad crónica muy incapacitante. "No te deja hacer esfuerzos y tienes que llevar un ritmo más lento que el resto de las personas en el quehacer habitual de cada día", recalcó.