¿El campo de golf, ángel o demonio? Es la pregunta sobre la cual giró el cara a cara entre Federico Knuchel, presidente de la Asociación de Campos de Golf de Balears, y Margalida Ramis, del Gob. Ante el esfuerzo de la representante de la entidad ecologista por argumentar y razonar su oposición a proyectos polémicos como el golf de Son Baco o el de Son Bosch y reiterar que 24 campos son suficientes para la isla, Knuchel centró su estrategia en salirse por la tangente.

Knuchel lamentó que el concepto "demonio" vaya asociado a los campos de golf. Según su punto de vista, "no hay nada de demonio" en unas instalaciones de estas características. Fue su respuesta a la pregunta "¿qué tiene de demonio un campo de golf?". La representante de Gob asumió el "reto" de encontrar un aspecto angelical a dichas infraestructuras. "Son verdes, aunque no son tan verdes como quisiéramos". La diversificación económica como oferta turística es otro de los puntos de aproximación que apuntó Ramis.

Knuchel defendió que se han levantado campos en zonas donde antes había vertederos. Según su argumentación, si en estas zonas se puede construir un parque también se debe poder implantar un campo de golf porque, "en definitiva un campo de golf es un parque grande". También aseguró que pueden actuar como cortafuegos y que "un campo de golf jamás destruye un paisaje, lo embellece". Acusó al Gob de tener una posición contraria al golf por fines electorales. Aspecto que llamó la atención del público y que Ramis zanjó resaltando que el Gob es una entidad ecologista que no está vinculada a ningún partido político porque ellos son ecologistas, no políticos.

En su argumentación, Ramis reiteró que las especulaciones e irregularidades urbanísticas asociadas al campo de golf y la destrucción de espacios naturales centran la lucha de la entidad ecologista para evitar estas instalaciones. La respuesta del representante de los campos de golf a la protección del entorno fue que "si la finca donde se pretende construir un campo de golf fuera de un payés y éste cogiera dos orquídeas, nadie diría nada". Asimismo, recordó que en los campos de golf cuentan con mucha flora y fauna.

Desde el punto de vista de los ecologistas, 24 campos son suficientes para la isla y consideran que para atraer a más turistas Balears debe ofrecer un producto "distinto" al de otras regiones. La otra parte dice que la necesidad de más hoyos la regula la "oferta y la demanda". El Gob centraría la estrategia turística en el ecoturismo ya que la belleza de la Serra de Tramuntana y de los parques naturales atraen a muchos visitantes, "que también tienen poder adquisitivo". Citando al Instituto Nacional de Estadística, Ramis recalcó que municipios de las islas con campos de golf no logran alargar la temporada turística.

El abuso del recurso hídrico fue otros de los puntos del debate. El consumo elevado y la contaminación de los acuíferos fueron los argumentos del Gob mientras que los empresarios acusaron a la agricultura de gastar un porcentaje alto de los recursos. "Los campos de golf no reciben subvenciones como la agricultura y crean más puestos de trabajo", concluyó Knuchel.