El prestigioso ginecólogo mallorquín Javier Cortés-Bordoy, que además ejerce como coordinador del grupo español sobre la vacuna del virus del papiloma humano (VPH), es un defensor acérrimo de este antídoto para prevenir el cáncer de cuello de útero –"no se espera que una mujer que no haya tenido contacto con este virus acabe desarrollándolo"– y, en referencia a los problemas de salud que está teniendo una joven mallorquina tras serle inyectada esta vacuna, señala que "no hay en todo el mundo un solo caso de enfermedad grave que esté causado por la administración de esta vacuna".

–¿Qué tiene que decir de los ataques continuos que padece una joven mallorquina de dieciséis años tras recibir una segunda dosis de la vacuna del VPH?

–En primer lugar he de decir que tanto como médico como padre lamento los problemas que está teniendo esta familia mallorquina.

–Pero, ¿son debidos a una reacción adversa a la vacuna?

–No hay ningún caso de enfermedad grave en todo el mundo que se haya demostrado que esté provocado por la administración de esta vacuna. Y 120 países ya han inyectado más de 65 millones de dosis de alguna de las dos vacunas comercializadas, gardasil o cervarix. Y, repito, no hay ninguna evidencia científica de que la dosificación de la vacuna haya provocado alguna enfermedad grave en ninguna de las mujeres vacunadas.

–¿Y cómo se explica qué le está pasando a esta joven mallorquina?

–No lo sé. A la gente le pasan cosas. De la noche a la mañana pueden aparecer síntomas de diabetes o crisis epilépticas en una persona antes sana. Y también a los adolescentes les pasan cosas y se mueren por ellas.

–¿No ha provocado ninguna reacción adversa esta vacuna contra el papiloma?

–Ninguna otra que no provoquen otras vacunas como las de la gripe. Está demostrado que el diez por ciento de las personas que se vacunan tienen molestias locales, dolores, picores... Luego hay otros casos de síntomas similares a los de una gripe, dolor de cabeza, malestar general, etcétera. Pero, en cualquier caso, son casos leves y pasajeros.

–Este antídoto, ¿está diseñado para prevenir contagios del virus de papiloma humano o el cáncer de cuello de útero?

–Es una vacuna diseñada para prevenir el cáncer de cuello de útero y está más que demostrado que el virus del papiloma lo causa. No se espera que una mujer que no haya estado en contacto con este virus desarrolle este tipo de cáncer. De la misma manera, la vacuna comercializada bajo la marca Gardasil ha demostrado un altísimo nivel de eficacia contra el cáncer de vulva, el de vagina, las verrugas genitales y también en los casos de cáncer de ano en los varones homosexuales.

–¿Han sido exhaustivos los controles a este tipo de vacuna?

–La vacuna del papiloma humano ha superado los más altos estándares de calidad exigidos nunca antes a ninguna otra vacuna. Es normal porque con el paso del tiempo los controles cada vez son más exigentes. Algunos pediatras me han comentado que si las vacunas contra la polio y el tétanos hubieran tenido que sortear estos controles tan exigentes habrían tenido serios problemas para atender a la población.

–¿Usted vacunaría a su hija contra el virus del papiloma humano en estos momentos?

–Absolutamente sí. Aunque ya no estoy en edad de tener hijas adolescentes en la franja en las que se les vacuna, sí recomendaré a mis hijas que lo hagan con mis nietas. No tengo ninguna reticencia hacia este medicamento, ni a nivel personal ni a nivel profesional.

–¿Cómo se actúa en otros lugares de Europa?

–España e Italia son los dos países europeos más restrictivos en la dosificación de la vacuna contra el virus del papiloma humano. En otros lugares del continente se vacuna a las mujeres hasta los 26 años. Aquí se ha decidido hacerlo con las adolescentes de una franja de edad entre los 12 y los 14 años en la que todavía no han mantenido relaciones sexuales. La vacuna que se comercializa como cervarix se pude administrar hasta los veinticinco años y el gardasil hasta losveintiséis, aunque la recomendación sería hacerlo hasta los cuarenta y cinco.