José Luis Mira Lema, director general de Educación de la Xunta de Galicia, ha sido el responsable de llevar a la práctica el decreto lingüístico aprobado por el popular Alberto Núñez Feijóo en sustitución del que impulsó el Gobierno del PSOE y el BNG. La semejanza de la actuación del PP gallego con las promesas de cambio en esta materia por parte del líder del PP balear, José Ramón Bauzá, hizo que su presencia ayer en Palma tuviera un especial interés. Mira Lema participó en el primero de los foros de debate organizados por el PP balear para preparar su programa electoral.

–¿Conoce la polémica que se ha producido en Balears por el anuncio de Bauzá de que derogará el Decreto de Mínimos lingüístico si gana las elecciones?

–Sé que se ha producido esa polémica porque al invitarme a venir aquí para hablar sobre la situación en Galicia me he informado.

–Se lo pregunto porque estas declaraciones son muy parecidas a las que realizaba Núñez Feijóo cuando aspiraba a la presidencia de la Xunta. Al llegar, aprobó un nuevo decreto con fuertes críticas por parte de los defensores del gallego.

–La lengua es lo que identifica a un pueblo y por lo tanto no es un tema baladí. Yo nací en un pequeño pueblo en el que todos hablaban en gallego y soy un fiel defensor de mi idioma. Pero las cosas deben hacerse en su justa medida, y con el anterior Gobierno bipartito (PSOE-BNG) en Galicia se pasó de una situación normal a un sistema de imposición. La clave es la libertad, y creo que en Balears está ocurriendo un poco lo mismo. El gallego y el español son las dos lenguas oficiales de Galicia y deben convivir, pero cuando se produce una política de dar más importancia a una de las dos lenguas, en este caso el gallego, eso llega a hartar a los ciudadanos.

–Los detractores del nuevo decreto consideran que se trata de un ataque al gallego.

–En Galicia el bipartito había realizado una política de imposiciones. El nuevo decreto se apoya en el principio de la libertad y en él se dice que el gallego no debe perder su importancia. Hay que formar a los alumnos para que conozcan la lengua, pero no imponiendo a todos a que sólo hablen en gallego. El gallego es nuestra lengua, igual que en Balears es el catalán según dice vuestro Estatut, pero hay dos lenguas oficiales, ya que también lo es el castellano. Hay que dominar las dos y, además, consideramos que es de suma importancia una tercera, el inglés, imprescindible en el mundo laboral.

–¿Como interpretaron la manifestación de 50.000 personas en Santiago, en enero, para frenar sus intenciones?

–Eso no es sorprendente, ya que es la reacción de quienes no querían este cambio. Sin embargo, el PP llevaba este asunto en su programa electoral y la mayor manifestación fue la que se produjo el día de las elecciones gallegas, cuando los gallegos le dieron la mayoría absoluta.

–¿Por qué dice que el decreto del bipartito era una imposición cuando establecía un 50% de asignaturas en gallego?

–Establecía que al menos el 50% de las asignaturas se impartirían en gallego, lo que de entrada ya conduce a que el castellano se utilizaría en menos asignaturas. A eso se añadió una política lingüística quizá muy impositiva que produjo un desequilibrio que algunos veían bien, pero otros no. Era necesario establecer una situación de equilibrio razonable.

–¿En qué consiste exactamente esa solución?

–El nuevo decreto establece que las asignaturas se impartirán en gallego, castellano e inglés con una proporción máxima de un tercio en cada idioma. Si un centro no quiere impartir en inglés, las asignaturas se repartirán al 50% en gallego y castellano. Son los propios centros, a través de los consejos escolares y con la participación de los padres, los que deciden. Este curso se han puesto en marcha los centros plurilingües de manera muy satisfactoria, con 58 centros autorizados.

–Sin embargo, los recursos presentados en contra reflejan que este asunto ha provocado una gran tensión.

–El Tribunal Superior de Justicia de Galicia consideró que no se podía limitar la aplicación del decreto, aunque aún no se ha pronunciado sobre otros aspectos. La polémica y la tensión se dan sólo en el ámbito de la política. En el día a día de los ciudadanos no existe esta confrontación entre las lenguas. La normalidad de la calle y en las familias no debe vulnerarse en el sistema educativo con imposiciones.

–¿Le recomendaría a Bauzá que siguiera el camino de la Xunta si gobierna?

–No soy quién para dar consejos. Creo que hay que defender la lengua propia, pero no caer en un exceso de celo. La clave está en fomentar la libertad de los padres y de la comunidad educativa. Lo que no es posible es sacrificar un futuro de bienestar para las personas por una lucha lingüística.