Antoni Veny y Clara Roig son dos padres a los que les ha cambiado la vida tras vacunar a su hija contra el virus del papiloma humano a finales del año 2008. Su niña padece desde entonces una serie de ataques muy virulentos de forma continua y los múltiples médicos a los que han recurrido no aciertan un diagnóstico que explique las causas de este mal.

Su madre explica en qué consisten estos ataques: "De repente se queda inmóvil. Los ojos se le van para arriba y se le quedan en blanco. Se queda como agarrotada hasta que se le empieza a mover todo el cuerpo con movimientos paroxísticos. Y le han llegado a dar hasta veinte ataques de este tipo en un solo día. Luego se queda hecha polvo, con un mareo constante y pérdida de fuerzas en las piernas así como dolores en las articulaciones. Pierde el apetito y se queda como bloqueada y sin ir al baño en una semana".

Aunque desde la conselleria de Salud se niega la mayor, ellos creen que la causa de los males de su hija está en la vacuna cervarix, cuya segunda dosis se le inoculó a mediados de diciembre de 2008 y momento a partir del cual surgieron los problemas de salud de su hija.

Como se recordará, la conselleria de Salud comenzó una campaña de vacunación gratuita contra el virus del papiloma humano, causante del cáncer de cuello de útero, para prevenir la eventualidad de desarrollar en el futuro este tumor. Una vacunación que no estuvo exenta de polémica habida cuenta de las reacciones adversas padecidas por varias niñas en todo el país. El caso más conocido fue el de dos adolescentes de Valencia.

A ellas se les dispensó una vacuna distinta a la de esta niña mallorquina que se comercializa como gervasil, pero esto no es un hecho determinante para descartar que la vacuna cervarix esté detrás de los males que hoy en día padece una adolescente de dieciséis años que, hasta entonces, "era una chica sana sin ningún tipo de problema", recalcan sus padres.

"Estamos integrados en la Asociación de Afectados por la Vacuna del Papiloma (AAVP) que agrupa a veintidós niñas que han mostrado reacciones adversas a este preparado. Hay más a las que se les administró gervasil, pero también las hay que tienen problemas tras inyectarles cervarix. Y no hay que olvidar que ya ha muerto una niña en Galicia y que dos han quedado postradas en una silla de ruedas", recuerda Clara Roig.

Los padres están desesperados porque no pasan dos meses de tranquilidad sin que se reproduzcan los violentos y desagradables ataques de su hija. "Y van in crescendo. Empieza con unos pocos al día hasta que termina con hasta veinte episodios en una misma jornada, cada media hora o tres cuartos de hora aproximadamente. La última vez le preparé una bañera de agua caliente para que se relajara y le pegó otro en pleno baño. Menos mal que estaba allí para sujetarle el cuello porque se estaba escurriendo hacia el fondo y se podría haber ahogado allí mismo. Fíjate si serán violentos estos ataques que tanto mi suegra como mi madre se salen a la calle cuando le da uno para no presenciarlo", explica una madre angustiada que ya apenas sale de casa esperando una llamada del colegio avisándole de un nuevo ataque y pidiéndole que vaya a recogerla.

Tras multitud de pruebas médicas que descartan cualquier enfermad –"los médicos me dicen que mi hija está sana. Entonces, ¿por qué le pasa esto?", se pregunta Clara Roig– estos dos padres desencantados –"no ha respondido a ningún tratamiento ni a ninguna medicación y ha tomado de todo, desde fármacos para la epilepsia a ansiolíticos", apunta el padre– decidieron desde enero suspender sus continuas visitas a Son Dureta.

"Primero probamos con la homeopatía, que al menos consiguió mantenerla estable durante cuatro meses, pero volvió a recaer. Ahora estamos en la clínica Casamayor probando con la medicina biológica ortomolecular. Estos nos han dicho que nuestra hija tiene el 95% del cuerpo lleno de metales pesados y está inmersa en un proceso de desintoxicación antes de realizarle nuevas pruebas. Un análisis químico de un cabello suyo que le hicieron en Estados Unidos nos confirmó este diagnóstico", cuentan los progenitores su desesperado periplo por todos los tratamientos imaginables.

No obstante, desde antes de este verano sufre una recaída cada dos meses, confiesan estos padres a los que les supera este problema que les impide realizar planes tan simples como organizar una fiesta de cumpleaños para su hija y que hacen un llamamiento desesperado a cualquier médico especialista que les pueda dar una solución a este calvario.