El sistema de certificación del nivel de catalán está a punto de cambiar. La conselleria de Educación ha elaborado un borrador de decreto para adaptarlo a Europa y una de las principales y más llamativas novedades es que ya no hará falta obtener un 7,2 (72 puntos sobre cien) para aprobar, si no que bastará sacar un 5 (50 puntos) para obtener el título deseado.

"Esto es algo que antes la gente no entendía muy bien", reconoció el conseller Bartomeu Llinàs, quien también admitió cierto retraso en la reforma del sistema. Y es que fue en 2001 cuando la Unión Europea creó el Marco europeo común de referencia para evaluar el conocimiento de las lenguas.

La directora general de Política Lingüística, Margalida Tous, explicó que a partir de junio de 2011 –si se cumplen los plazos previstos– se expedirán 6 tipos de certificados. La clasificación por letras según la dificultad sigue vigente, pero de diferente manera. Del nivel A1, el más básico, no habrá exámenes. El A2 será el equivalente al anterior nivel A, el que se exige a los ordenanzas en la Administración pública y que implica poseer una actividad comunicativa básica.

El B1 será el nivel medio y el B2 será el avanzado y equivaldrá al anterior nivel B, exigido a médicos, enfermeros y auxiliares administrativos. El C1 es equivalente al anterior nivel C, requisito para los técnicos superior que trabajan en la Administración. El C2 se equipara a lo que era el D y se considera una nivel de dominio. Además, se crea el nivel E, de conocimientos específicos, referidos al lenguaje administrativo. Además de cambiar el sistema, también se modifica la orientación de los exámenes y ahora tendrá más importancia que el aspirante sepa demostrar su capacidad comunicativa en situaciones reales y pierden peso sus conocimientos teóricos sobre el sistema lingüístico.

Según figura en el sitio web de la dirección general, a partir de ahora los exámenes de B1, B2, C1 y C2, constarán de cinco áreas: comprensión oral, comprensión lectora, dominio práctico del sistema lingüístico, expresión escrita y expresión oral e interacción.

El título C (ahora C1) es uno de los que tradicionalmente tienen más demanda –es el exigido a los funcionarios– y con el nuevo sistema los aspirantes deberán demostrar que pueden: expresarse con fluidez y espontaneidad; usar la lengua de manera flexible para propósitos sociales, académicos y profesionales; producir textos claros, bien estructurados y detallados sobre temas complejos y demostrar un uso controlado de estructuras. Además, quien opte al certificado C1 "tiene que haber profundizado en el conocimiento de los referentes y los comportamientos socioculturales más relevantes de los territorios de habla catalana".

Entre los años 2000 y 2003, los estudiantes de 2º de Bachillerato que obtenían más de un 8 en la asignatura de lengua catalana, lograban C (los que sacaban entre un 5 y un 7 atesoraban un nivel B). A partir del curso 2003-2004, todos los alumnos que aprobaban esta materia obtenían el título C. Pero a partir de ahora no será tan fácil. Según el nuevo sistema, el alumno que haya aprobado el catalán en 2º de Bachillerato o en las pruebas de acceso a la universidad tendrá un certificado B2 como máximo, aunque saque un 10.

Las pruebas del B y del C son las que más aspirantes mueven. Este año, se eliminó una de las dos convocatorias ordinarias que se hacían tradicionalmente, pero Tous indicó ayer que para poder dar cabida a la gran demanda registrada finalmente se ha organizado una convocatoria extraordinaria en febrero.

La responsable de Política Lingüística explicó que el nuevo decreto concreta que se constituirá un tribunal permanente "totalmente técnico" para evaluar los conocimientos de los aspirantes. Tous insistió en destacar la ausencia de políticos en el tribunal conformado por tres asesores de la dirección general, cuatro funcionarios de la Conselleria, un técnico del Consorci per al Foment de la Llengua Catalana (COFUC), uno del Institut de Ciències de l´Educació, uno de la Escuela Balear de Administración Pública, uno del Institut Menorquí d´Estudis y otro del Institut d´Estudis Eivissencs, dos nombrados por la UIB y otro por la Obra Cultural Balear (OCB).