La mujer no estuvo muy satisfecha con la primera decisión que adoptó la juez, al entender que era la peor solución al no pronunciarse sobre quién de los dos, si ella o su ex marido, debía abandonar la casa. Consideraba que en cierta forma la condenaba a compartir el mismo techo con su ex pareja sin tener en cuenta que habían iniciado un conflictivo divorcio. Al seguir compartiendo casa las posibilidades de que se produjeran discusiones y quién sabe si algún episodio de violencia, aumentaban. El tribunal, para que esto no ocurra, ha encontrado una solución intermedia.