Juan Carlos Alía, el ex gerente de Ibatur encarcelado por presunto cobro de comisiones, busca desesperadamente una fórmula para abandonar la prisión, sobre todo después de conocer que el juez había desestimado el recurso que había planteado su abogado contra el auto de encarcelamiento.

El que fuera máximo responsable de la promoción turística del Govern Matas, que lleva casi un mes en prisión, ha planteado un acuerdo a través de sus allegados: Está dispuesto a desvelar todo lo que no ha contado hasta ahora, es decir, tirar de la manta, sobre el "caso Rasputín", el escándalo que provocó que tuviera que abandonar su cargo político.

Este escándalo, descubierto por DIARIO de MALLORCA, se produjo tras un viaje de promoción turística a Rusia en el que se desplazó una comitiva de políticos de Balears encabezados por el ex president Jaume Matas y por el ex conseller de Turismo Joan Flaquer. Días después los responsables de Ibatur presentaron una serie de gastos, para que fueran abonados con fondos públicos de la propia conselleria, entre los que se incluía una visita al club de alterne más conocido de Moscú, el Rasputín. Las facturas, presentadas en un tiquet en letra rusa, fueron abonadas con fondos públicos, si bien después Alía devolvió el dinero.

Asumió toda la culpa

El entonces gerente asumió toda la responsabilidad del escándalo y afirmó que ni Matas ni Flaquer iban con él esa noche en su visita turística al club de alterne, pero siempre se negó a desvelar los nombres de sus acompañantes.

En los últimos días el ex gerente del Ibatur ha intentado realizar un acercamiento a la fiscalía y lo ha hecho a través de sus allegados. Ha manifestado su intención de contar todo lo que no ha contado hasta ahora del "caso Rasputín" si a cambio el juez decreta inmediatamente su puesta en libertad.

Pero parece que la oferta de Alía va a quedar en saco roto. Ni el fiscal ni el juez han mostrado el más mínimo interés en conocer los detalles que no se saben de lo que ocurrió esa noche de juerga por la capital rusa, ni tampoco consideran que a estas alturas sea necesario conocer los nombres de los políticos que estuvieron en el club de alterne. No les interesa saber nada del tema, porque el juzgado no investiga el escándalo Rasputín, sino la trama Ibatur, que se centra en las comisiones que han podido cobrar los políticos o la manipulación de los contratos y de los expedientes de contratación para beneficiar siempre a las mismas empresas.

Los investigadores que se encargan de desentrañar la trama Ibatur están convencidos de que Juan Carlos Alía habría desempeñado el papel de "cobrador". Hasta ahora hay un empresario que afirma que le ha pagado comisiones y que se las exigió si quería continuar trabajando para la conselleria de Turismo. Pero se sospecha que las comisiones no terminaban en los bolsillos de Alía, sino que después se repartían entre otros políticos de la conselleria.

Alía fue detenido en la primera fase de la Operación Pasarela. Se le acusó de haber cobrado unos 30.000 euros por unos trabajos que no hizo, o al menos, que no aparecen. Se le preguntó si este dinero que recibió fue en compensación por asumir todas las culpas del escándalo Rasputín, pero él lo negó.