Pasaban siete minutos de la una y media del 30 de julio de 2009. En aquel instante ETA sembró el pánico en la isla con el asesinato de los agentes de la Guardia Civil de Palmanova Diego Salvà y Carlos Sáenz de Tejada. Ya ha transcurrido un año. El dolor persiste y Diego y Carlos siguen presentes en la memoria de todos. La que hace un año fue la zona cero de la desgracia, ayer se llenó de uniformes verdes con tricornio, ramos de flores, velas y mensajes. Familiares, allegados y compañeros de la Benemérita invocaron ayer su recuerdo. Unos 80 agentes formaron filas frente al lugar donde una bomba les arrebató a dos compañeros. Agentes de toda la isla se congregaron en Palmanova para rechazar el terror de ETA. Con rostros tristes recibieron a los padres de Diego y a sus hermanos, que estuvieron arropados por el alcalde de Calvià, Carlos Delgado, y los miembros del consistorio.

La primera en depositar su recuerdo fue Vanesa, la novia de Diego. Un peluche en forma de rana con un corazón y una bandera española con una inscripción donde inmortaliza sus sentimientos: "Te vi. ¿Y sabes dónde? En los recuerdos más bonitos de mi vida, en mi corazón y en la lista de personas que nunca voy a olvidar. Vanesa. Te quiero Diego". Hermosas coronas demostraron que los dos agentes asesinados siguen vivos en la memoria de allegados, compañeros y del pueblo mallorquín. Flores rojas y amarillas engalanaron la placa en memoria de Carlos y Diego ubicada en el punto donde una bomba hizo saltar por los aires la vitalidad de los dos "defensores de la libertad, la paz, el orden y la ley".

Ayer se cumplía un año sin Diego. "Es un día duro", confesó su madre Montserrat Lezáun. "Igual de duro que ayer y que mañana", añadió. ETA arrebató a Diego su tiempo. "Nosotros tenemos este tiempo, por ello, quiero decir a mis hijos, a los jóvenes y a toda la gente que lo tienen que aprovechar". El homenaje de ayer sirvió para no olvidar a las primeras víctimas de ETA en Mallorca. Montserrat sólo desea que los agentes se mantengan en la memoria de los ciudadanos. Una fortaleza como la que posee esta madre debería ser capaz de acabar con los asesinos. La inseguridad de los cuarteles fue el blanco de las críticas. Pero ella se mantiene aparte: "Lo ocurrido, ocurrió. No hay que buscar culpables, hay que buscar soluciones. En este cuartel se han tomado medidas para reforzar la seguridad. En el resto, lo desconozco. Yo soy una madre, no política. Hablo de mi hijo, no de política". El Govern recordó que los dos agentes estarán "siempre en la memoria de todos" y esperó que sean las últimas víctimas de la banda. Al recuerdo se sumó el ayuntamiento de Palma, al expresar que "ETA no nos ha vencido". El primer año sin Diego y Carlos concluyó con una misa en la parroquia de Palmanova. El párroco Darder enfatizó que a diferencia de los etarras "creemos que las razones se defienden en democracia, sin derramar sangre". El acto reflejó el lema que anunciaba las fotografías de Diego y Carlos en el altar: "La muerte no es el final".