El servicio de urgencias del hospital de Son Dureta ha detectado el aumento de un "turismo sanitario" encubierto. "Se trata de turistas con algún pariente en la isla que aprovechan sus estancias para acudir a urgencias y ser sometidos a tratamientos que no se les dispensa en su país de origen por los motivos que sean", señaló el coordinador del departamento, el doctor Jordi Puiguriguer.

"Estamos hablando fundamentalmente de pacientes que requieren algún tipo de atención traumatológica o incluso someterse a tratamientos de más complejidad como una quimioterapia o una diálisis", reveló el responsable.

Como resulta lógico, durante el verano acuden al servicio de urgencias del hospital de referencia un mayor número de pacientes de nacionalidad extranjera y, en general, los motivos predominantes por los que se requiere este servicio son lesiones traumatológicas, infecciones alimentarias y víricas e intoxicaciones tanto por consumo de sustancias legales (alcohol) como ilegales (cocaína, extásis y otros estupefacientes) o por la combinación de ambas.

Así, a grosso modo, resumió su coordinador la actividad que desarrolla el servicio de urgencias de Son Dureta en verano. "Básicamente, el perfil de los usuarios de urgencias en verano frente a los de invierno cambia en estos aspectos: un mayor número de extranjeros y un incremento de las atenciones pero por causas menos graves", señaló el doctor Puiguriguer

"Las atenciones por lesiones traumatológicas aumentan en época estival en torno a un diez por ciento, no en vano la gente pasa más tiempo al aire libre realizando actividades más físicas y lúdicas", explicó el coordinador del servicio, que añadió que, en el mismo porcentaje, también se incrementan los tratamientos por infecciones alimentarias y las ocasionadas por procesos víricos comunes, motivadas igualmente por un mayor consumo de alimentos fuera de casa.

Como no podía ser de otra manera en un periodo en el que la gente disfruta de sus vacaciones, las intoxicaciones etílicas también registran un incremento importante situado en los porcentajes anteriores del diez por ciento, así como las provocadas por el consumo de drogas ilegales, que en este caso aumentan entre un diez y un quince por ciento frente a los pacientes tratados en un mes invernal.

"En verano tratamos más lesiones marítimas y las provocadas por saltos y zambullidas irresponsables en la costa. También, por la mayor afluencia de vehículos a las carreteras de las islas, aumentan los accidentes de tráfico y los lesionados que acuden a urgencias", enumeró Puiguriguer.

El equipo médico que trabaja en el servicio de urgencias de Son Dureta está compuesto por entre 30 y 32 facultativos que atienden en turnos una media de 400 casos cada día.

Con respecto al verano pasado, las urgencias han bajado un diez por ciento y están situadas a los niveles de 2008, pero todo tiene su explicación. El coordinador del servicio atribuyó este hecho a la psicosis vivida el pasado estío con la epidemia de gripe A.

"Todo el mundo se alertó mucho con las recomendaciones de que la persona que presuntamente hubiera contraído el virus se aislara del resto de sus familiares y vinieron muchas personas al servicio de urgencias con un alarmismo infundado. Acudían al mínimo síntoma", recordó Puiguriguer.

También denunció el jefe del servicio que cada vez la gente usa más el servicio de urgencias como un sustituto de su médico de cabecera. "Como llaman a su centro de salud y le dan cita para dentro de varios días, concluyen que es mejor presentarse en el hospital y esperar a ser atendidos", lamentó.

Y esta aseveración la confirmó con cifras. Si el pasado año el 10,3% de las personas atendidas en urgencias podrían haber solventado su problema acudiendo a su médico de cabecera, en lo que llevamos de éste el porcentaje se ha elevado en casi cinco puntos, hasta un 15% de los usuarios del servicio de emergencia, señaló Puiguriguer.

El coordinador reveló que el tiempo medio en el que es atendido un ciudadano que acude a urgencias está fijado en las 5,1 horas de promedio. "El 78% de las personas atendidas en el servicio son examinadas entre las cero y las seis horas de su llegada", apuntó.

Otra cifra que facilitó el doctor Puiguriguer es que de las 127.887 personas atendidas en el servicio el pasado año, poco más del 12% de ellas (15.346) terminaron siendo ingresadas.

El servicio actual está al borde de sus posibilidades desde hace tiempo. Cuando se edificó Son Dureta, hace más de medio siglo, era impensable esta actividad hospitalaria y con el tiempo se adecuó un espacio para ella. "Hemos sobrevivido en un área que no estaba pensada para albergar este servicio. Ahora estamos muy ilusionados con Son Espases, donde triplicaremos el espacio, ganaremos en comodidad e intimidad para los pacientes y, por ende, mejoraremos la calidad del servicio ya que las zonas estarán diferenciadas por áreas asistenciales y por niveles de gravedad", confió Puiguriguer.

Estos son algunos de los problemas que jalonan el complicado día a día del servicio de urgencias de Son Dureta. Un servicio que sabe que los lunes casi se duplica el número de pacientes, que durante el pasado mundial, durante los partidos de España, las salas eran un desierto y que los fines de semana, como los bomberos, están todo el día en estado de alerta a la espera de que, a partir de las ocho de la tarde, llegue su momento de gran trabajo.