Casi un millar de menores de Balears está cumpliendo medidas judiciales por haber cometido algún delito, medidas que van desde el internamiento hasta la libertad vigilada, los trabajos en beneficio de la comunidad o la mediación. Esos son los datos que maneja la consellera de Asuntos Sociales. Los de la Fiscalía de Menores también arrojan cifras notables y más elevadas que en el pasado: atienden entre 4.000 y 4.500 asuntos al año y la violencia está presente en más del 30% de los casos (robos con violencia, agresiones, violencia doméstica).

Respecto a la medidas judiciales, Asuntos Sociales constata el aumento: en 2006 ingresaron 96 menores en el centro de Es Pinaret. El año pasado fueron 119 chavales: un 23% más. La consellera Fina Santiago destaca que los chicos que entran ahora tienen más medidas judiciales a sus espaldas que antes: en 2006 ingresaron 96 chicos y se dictaron 99 medidas; en 2009, había 181 medidas para 119 menores.

Además de los internamientos, los jueces dictaron el año pasado 442 medidas de libertad vigilada por delitos de menos gravedad; 256 medidas de trabajos a la comunidad y 140 medidas de mediación.

La mayoría de los ingresos en Es Pinaret –35 en total– fueron por haber protagonizado un robo con violencia. Diez han sido internados por haber cometido un delito sexual, dos por violencia de género y nueve por violencia doméstica, es decir, por haber agredido a sus padres. El fiscal de menores José Díaz Cappa confirma que han aumentado mucho estos casos de menores que agreden a sus padres, tutores o abuelos. Cada año atienden entre 300 y 400 casos de este tipo. "Hace cuatro o cinco años era impensable", apunta. Santiago habla de un aumento del 200% en los últimos tres años.

Es el Síndrome del Emperador o del hijo tirano, un fenómeno propio de nuestros tiempos y que la consellera achaca a los cambios en la forma de educar de los padres. Antaño, los padres se basaban únicamente en un sistema autoritario. Ahora, impera una educación más democrática y los progenitores confunden muchas veces el diálogo con la amistad "y los padres no son amigos de sus hijos, son sus padres", recalca la consellera, quien destaca que "se negocia hasta cierto punto, pero luego hay que poner límites".

Autoridad y límites

Y ése es el problema: "No los saben poner, los hijos se convierten en unos consentidos y luego en la adolescencia, cuando es necesario que el niño te reconozca la autoridad y que haya interiorizado qué es la frustración es cuando eso no funciona y el hijo reacciona mal cuando el padre le dice ´no´, llegando incluso a actuar con violencia". La falta del sentimiento de comunidad también contribuye a que los niños reaccionen peor ante los límites cuando se los encuentran por primera vez.

De todas formas, la responsable de Asuntos Sociales destaca que en su departamento solo registran estas agresiones cuando ya se ha producido una denuncia y recuerda que en muchos casos las familias ocultan esta situación. Además muchos progenitores antes de llegar a los juzgados prefieren renunciar voluntariamente a la guardia custodia de su hijo.

Antonio Muñoz, responsable del área de menores del Institut Mallorquí d´Afers Socials (IMAS), lo confirma: "Hay padres que llegan a sentirse tan mal y, ante la imposibilidad de encontrar otras soluciones, vienen a pedir ayuda y para ceder la guardia, entonces iniciamos una investigación". El Consell de momento no cuantifica estos casos, pero Muñoz tiene claro que están aumentando, entre otras casos, por la mayor sensibilización.

La televisión y, sobre todo, internet, apunta Santiago, también contribuyen a que los niños interioricen la violencia. La red también les permite acceder a contenidos de tipo sexual que no son adecuados para su edad. El aumento de delitos sexuales perpetrados por menores también ha aumentado. Díaz Cappa habla de unos 200 o 250 casos anuales contra la libertad sexual, aunque precisa que violaciones hay "muy pocas".

El fiscal señala además que en 2009 se registraron un par de tentativas, pero ningún homicidio perpetrado por menores.