Pese al calor y la humedad del mediodía, el manchego Cayo Lara (Argamasilla de Alba, Ciudad Real, 1952) es el único que no suda en el restaurante donde acaba de dar una rueda de prensa. El coordinador federal de IU ha venido a Mallorca para dar ánimos a los sindicalistas y disfrutar de la ´Festa de l´Esquerra´ en es Molinar. Con camisa veraniega de hilo, sin reloj pero con móvil de última generación, ejerce de comunista sin complejos. Cada día se despierta con el ánimo de serlo un poquito más.

–Ahora que se ha quedado solo en el Parlamento, ¿Zapatero le ha telefoneado para recabar su apoyo?

–El 20 de abril de 2009 le llevé en persona nuestras propuestas para dar una salida social a la crisis, y no nos ha prestado ninguna atención. Zapatero se ha entregado a los brazos de Morfeo, encarnado por los mercados, el poder financiero internacional y español, la banca, la CEOE y el PP.

–¿Se sienten ninguneados después del respaldo prestado en la primera legislatura?

–No ha correspondido ni ha cumplido su palabra. Zapatero, en la investidura, se comprometió con Gaspar Llamazares a hacer una reforma electoral. Ni eso ha cumplido, hasta el punto de que tuvo un gesto de desprecio cuando Llamazares le preguntó por este asunto en el Congreso y le dijo que le explicara qué significaba eso; le pilló como si no supiera nada. Tiene un morro que se lo pisa; sabe que llevamos 30 años castigados con una Ley electoral que nos ha restado esta legislatura 12 diputados.

–Tres medidas de Izquierda Unida para salir de la crisis.

–Lucha contra el fraude fiscal: los inspectores de Hacienda dicen que con más medios materiales y humanos podrían conseguir 100.000 millones de euros en cuatro años. Segunda medida: reforma fiscal progresiva para que pague más quien más gana. Tercera: incrementar la inversión pública del Estado, por ejemplo, con un plan de empleo y formación a través de los ayuntamientos para los que no cobran subsidio y no tienen ningún tipo de ayuda. Además, un plan de rehabilitación de viviendas, incorporando paneles solares, con una subvención estatal del 25% de la obra, lo que generará un millón de puestos de trabajo.

–Los funcionarios han asumido la rebaja salarial sin demasiado revuelo. ¿Esperaba más protestas?

–Desde los años ochenta existe el empeño de debilitar el Estado, con las teorías reaganianas y de Bush. Han estado desprestigiando lo público, y el propio Zapatero ha contribuido a ello al defender la eliminación de los representantes del pueblo en las cajas de ahorro. Con el objetivo de privatizar servicios, han generado un clima contrario a los funcionarios, al decir que son privilegiados y sustituibles. Eso influyó en el resultado de la huelga del 8 de junio, que quizá se convocó muy pronto. Espero que en la del 29 de septiembre la cosa sea diferente; hay más tiempo para hacer pedagogía.

–¿La clase trabajadora tiene conciencia de clase?

–No. Existe menos conciencia de clase que durante la transición. Los sindicalistas viejos y combativos se avergüenzan del modelo de Estado que tenemos ahora. Se ha creado una generación de cerebros ´tuneados´ de un color único que dice que no podemos vivir sin capitalismo y no existe la lucha de clases. Salvo una minoría, han educado una generación de treintañeros dispuesta a llenar un estadio para ver la presentación de Cristiano Ronaldo, pero incapaz de participar en una manifestación en defensa de sus derechos. Si la clase trabajadora supiera de política como de fútbol y tuviera conciencia de clase, sería invencible.

–De Marx ya ni hablamos.

–Ahí hay un problema más de fondo. Hay un porcentaje de la clase trabajadora que no supo de él durante su Educación.

–La clase trabajadora quiere ser clase consumidora.

–La gente no es consumista de forma premeditada. Es un problema educativo y cultural.

–Para un comunista, ¿cómo ve que las federaciones de IU estén más cerca del independentismo que de la unidad del país?

–No creo que sea verdad.

–Pues en Cataluña, Euskadi e incluso Balears...

–La gente de izquierda quiere el máximo autogobierno posible, sobre todo, en aquellas materias más próximas. No creo que las federaciones se acerquen a posiciones nacionalistas, quieren convivir en un estado federal. Un trabajador de Balears se siente más cercano a otro de la Mancha que a un empresario de su tierra. De un empresario le separa el conflicto de clases y la pugna por el convenio, mientras que con otro trabajador se siente unido por el principio de solidaridad, al sufrir los mismos problemas.

–¿Participaría en la fiesta por ganar el mundial o en una marcha a favor del Estatut?

–A la de La Roja sería difícil, aunque me apasioné durante el partido por el juego sucio de los holandeses. Aquello me sublevó. Por el fútbol creo que no iría y por una del Estatut, sólo si se dejan claros los principios del Estado federal; no acudiría a las que me arrastren a posiciones nacionalistas. El nacionalismo mal entendido enfrenta a los pueblos.

–Esquerra Unida ha pasado a denominarse Alternativa i Verda- Esquerra Unida (EAiV-EU), y además se ha escindido un grupo denominado Iniciativa d´Esquerres. ¿Cree que el elector balear sabrá distinguir entre tanta sigla?

–No, a veces se provoca mucha confusión en la gente. Pero hay dos claves, la contradicción capital-trabajo, que es la concepción anticapitalista que tiene que tener una fuerza política de izquierdas. Como diría Rosa de Luxemburgo, socialismo o barbarie, y estamos en ese momento. El problema nuevo es que el capitalismo se está cargando el planeta. Si Marx tuviera que analizar esta realidad, configuraría la lucha de clases junto a la batalla contra el calentamiento del planeta.

–Con una izquierda tan atomizada en las islas, van camino de la desaparición.

–Por la información que tengo, no hay desaparición. Hay un grupo que se ha escindido, creo que se han equivocado. Hoy se trata de sumar el polo verde y la izquierda anticapitalista. No estamos en fase de desmembramiento. La gente exige una izquierda federal fuerte. Las encuestas dicen que ganaremos el doble de votos que en las pasadas legislaturas.

–¿También en Balears?

–Cuando la flecha gira hacia arriba a nivel estatal, se refleja en todas las federaciones. Nos sentimos parte de un todo. Cuando la flecha en Madrid va para abajo en las encuestas, afecta en todas las federaciones, ayuntamientos y comunidades.

–¿Cómo ve la unión con el PSM?

–Eso lo deciden los compañeros de aquí. Lo que no habrá es un gobierno del PP.

–¿Incluso apoyarían una tercera investidura de un Zapatero "entregado al mercado"?

–Zapatero es un desastre que está arruinando a sus propios candidatos y a los gobiernos de sus comunidades autónomas. Está haciendo un préstamo impagable al PP.

–¿Cómo es su relación con Grosske, quien le disputó el puesto de coordinador general de IU?

–Buena, muy buena. Le tengo un cariño personal.