Los casos de menores sin escolarizar en el archipiélago siguen aumentando año tras año, llegando hasta los 400 anuales según los datos más recientes de Fiscalía de Menores. En 2009, se tuvieron que tramitar alrededor de cuatro centenares de solicitudes de medidas de protección para que estos jóvenes volviesen al sistema escolar. Esta cifra es ligeramente superior a la de 2008, cuando la Fiscalía gestionó entre 250 y 300 casos de absentismo escolar en el archipiélago.

Según explicó a este diario el fiscal José Díaz Cappa, la tasa de desescolarización en el archipiélago ha aumentado en los últimos años debido a la llegada de personas inmigrantes y se da sobre todo en los menores entre los 13 y los 16 años. Los casos llegan a Fiscalía tras una denuncia que suele venir del mismo instituto, pero también la alerta puede venir de servicios sociales del ayuntamiento, el Institut Mallorquí d´Afers Socials (IMAS), de la policía local (detectar el absentismo es una de las misiones de la figura del policía tutor) o de la propia conselleria de Educación.

Hasta seis meses de cárcel

En primera instancia, normalmente la Fiscalía interpone una demanda civil, investiga y habla con los padres o los familiares responsables del menor, quienes, "en la mayoría de casos", rectifican y vuelven a introducir a su hijo en el sistema educativo sin tener que presentar ninguna denuncia contra ellos.

En caso de que los padres sigan sin llevar a su hijo al instituto o al colegio –algo que sucede en muy pocas ocasiones–, Fiscalía denuncia a los padres por la vía de lo penal y procede a incoar un proceso por no cumplir con sus deberes legales de asistencia inherentes a la patria potestad. Según el artículo 226 del Código Penal, hay una pena de tres a seis meses de prisión o una multa de seis a doce meses para quien contravenga ese precepto. En 2008, sólo hizo falta llegar al proceso penal en el 5% de los casos de absentismo detectados. La mayoría de los padres alegan que sus hijos no quieren ir al colegio y los progenitores ceden ante sus insistencia y dejan que no vayan a clase, mientras que en otras ocasiones, la ausencia se debe a la asistencia a la que están sometidos los menores así como por abandono familiar.

El tema de la desescolarización entre la población inmigrante salió a debate el pasado mes de mayo cuando un instituto de Madrid expulsó a una alumna de origen marroquí por llevar velo.

Por aquel entonces, el presidente de la Asociación de Inmigrantes Marroquíes en Balears (Al Magrheb), Mustafà Bouhlarrak, sí recordó en declaraciones a este diario que había llevado ante la justicia casos de temprana desescolarización en Mallorca, de adolescentes crecidos en el seno de familias inmigrantes de origen rural "con pocos estudios". Sus padres, explicaba, los ponían a trabajar recogiendo patatas. Bouhlarrak señalaba no obstante que se notaba que el problema se estaba solucionando ya que los inmigrantes "vienen aquí para buscar un futuro mejor", algo ligado a los estudios.

Por su parte, la directora general de Administración, Ordenación e Inspección Educativa, Maria Gener, habló a este periódico sobre el factor cultural y religioso como causa de desescolarización y reconoció que problemas "han existido y siguen existiendo", pero "de manera muy puntual". Gener admitió que el abandono escolar es un problema "muy importante", pero remarcó que es un fenómeno "global", extensible a las familias mallorquinas.

Más de la mitad abandonan

Según los últimos datos referentes a 2009, recogidos en un estudio de la Fundación 1º de Mayo de CCOO, un 40,8% de los chavales del archipiélago no ha completado la Secundaria. Seguimos por encima de la media estatal, que es del 31,2% y aún más lejos del promedio europeo que se sitúa en torno al 15%.

Los autores del estudio, Manuel de la Cruz y Miguel Recio, analizan las tasas de abandono entre estudiantes nacidos en España y los de origen inmigrante y constatan que tanto en Balears como a nivel nacional la proporción de alumnos que no acaba la ESO es "mucho mayor entre la población extranjera que entre la española".

En el conjunto del país, la diferencia es de 24 puntos porcentuales; en el archipiélago, la diferencia es de 17 puntos porcentuales. En Balears, entre los españoles, el porcentaje de jóvenes que ha dejado el instituto es del 36,1%. En el caso de los extranjeros, más de la mitad de los estudiantes abandonan el sistema antes de finalizar su etapa obligatoria: en concreto, un 53,4%.

Los datos siguen siendo descorazonadores para las autoridades educativas, pero suponen una mejora respecto a otros años. Observando las tendencias generales del país, se aprecia que este descenso de jóvenes que no acaban la ESO se ha notado más entre los extranjeros.