Catedrático de la Universitat Pompeu Fabra. Consejero del Banco de España. Presidente de la Asociación Mundial de Economía de la Salud. Entre otras muchas cosas. Guillem López Casasnovas (Ciutadella, 1955) se presenta con tal o cual cargo para hablar con garantías sobre sus puntos fuertes: hacienda pública, política fiscal y economía de la salud. Ayer impartió una conferencia en Pollença.

– ¿Cómo podremos mantener un servicio de salud público con la sociedad envejecida que viene?

– Hay dos tipos de sistemas de salud públicos: los National Health Service; y luego están los sistemas de aseguranza social, que son públicos, pero que lo que hacen es configurar un conjuntos de proveedores, algunos públicos, otro parapúblicos, otros privados... bajo un paraguas de financiación pública. Los NHS intentan ser sostenibles racionando la oferta. Ordenan el catálogo público de prestaciones y dicen ´con el dinero que tenemos solo podemos llegar hasta aquí, esto entra y esto no´. En los otros, en los sistemas franceses y alemanes, entra casi todo, pero actúan en la parte de la demanda: yo te doy acceso a primaria, pero si quieres ir al especialista te pago el 90% y no el 100%. Entra el copago: tu pagas y luego lo recuperas. En España tenemos un NHS pero políticamente no siguen las políticas restrictivas que lo rigen, no quieren ser restrictivos, quieren que entre todo. Pero esto hace que el sistema sea poco solvente porque no incorpora ningún mecanismo capaz de responder a coyunturas cambiantes, como una población muy envejecida, muy frecuentadora o muy medicalizada.

– ¿No hay otra que quitar prestaciones?

– Si juegas a ser NHS tienes que hacer lo que exige este sistema: ordenar el dinero que el Consejo de Ministros destina a Sanidad y decir ´hasta aquí llegamos´. Esto exige un consenso de los dos partidos políticos para no usarlo en batalla electoral. Y aquí no se hace. Por higiene y con el dinero que hay, deberíamos empezar ya a sacar las tijeras.

– ¿Los inmigrantes, jóvenes, salvan el sistema?

– Cuando la prestación sanitaria era de la seguridad social, si entraba más población ocupada había más financiación. Pero desde el 97 se financia con los Presupuestos Generales del Estado. Una comunidad como ésta, con muchos inmigrantes tiene dos efectos: primero en el gasto. Y no porque los inmigrantes gasten más, porque en términos per cápita y ajustado por edad, consumen menos recursos, sino porque muchos no quieren hacer el circuito del servicio de salud, porque el día que van al médico es un día sin trabajar y sin comer. Por eso usan el servicio relativamente mal, yendo a urgencias los sábados y domingos. El segundo efecto es que la financiación que llega del Estado no mejora proporcionalmente para las comunidades con más inmigrantes porque este sistema solo se revisa en unos casos imposibles.

– ¿Como afecta el fallo sobre el Estatut a la financiación de Cataluña?

– El fallo no beneficia a Cataluña de ninguna manera. La nueva pretensión, y la nuestra también porque sería extensiva a Balears, era que la Administración local acabará estando sobre una mayor tutela de la autonómica, y han dicho que no. Esto tiene muchos aspectos, como cuando reparten los fondos de cooperación local del Estado ¿Tienen derecho los ayuntamientos a recibir fondos directamente del Estado o debe recibir el dinero la comunidad y distribuirlo ella entre los municipios? Pues no. La segunda cosa que se ha sacado es uno de los puntos fuertes del Estatut, que replicaba también el de Balears: que la nivelación de recursos estuviera condicionada a un igual esfuerzo fiscal. Tu tienes derecho a una serie de recursos independientemente de qué comunidad estés, son los fondos de garantía de servicios básicos cubiertos. Si alguna comunidad como Madrid, por ejemplo, empieza a hacer el IRPF a la baja, un ciudadano de allí podría decir: ´Aunque yo no pago impuestos porque mi comunidad no me exige, yo, como español, tengo los mismos derechos que los de Asturias que tienen un IRPF muy grande, un recargo de dos céntimos más de gasolina para salud...´ Es un disparate como una catedral, espero que lo arreglen porque favorece una dinámica de rebajas fiscales.

– ¿Desaparecerán los paraísos fiscales?

– En un mundo global donde el capital fluye es muy difícil. La acción debería partir del Ecofin, de la Unión Europea, que solo afecta a los países de Europa. La mentalidad hasta ahora con los países que no están en la zona euro ha sido de hacer convenios de reciprocidad. Ahora las necesidades de financiación de los Estados provocan que se intente castigar a todos los que fuera de la línea de libre comercio no colaboran suministrando datos.

– Hacienda ha dado un plazo a quien tenga cuenta en Suiza para que la traiga, ¿servirá para algo?

– Es poner una zanahoria. Dicen: ´Todos lo que tengáis dinero fuera y lo devolváis tendréis un recargo, pero no una sanción´. Hay empresas que en su momento se forraron y se llevaron el dinero a Suiza, pero ahora lo pasan mal y van al banco y no le dan créditos. Y tienen cuentas en Suiza que les gustaría repatriar, y ven que el esfuerzo del recargo fiscal del 20% que les supondría es menos riesgo que pedir crédito a un banco ¿Es una amnistía fiscal? No es gratis porque hay recargo, pero no hay sanción. Es dudoso.

– Me dieron 2.000 euros para comprarme un coche y este año he tenido que devolver una parte al hacer la declaración, ¿todas las ayudas de Zapatero están fiscalmente envenenadas?

– Es difícil decirlo en términos globales. La falta de criterio de Zapatero ha sido bestial. En la época de gran recaudación ha repartido euros y, por ejemplo, ha aumentado pensiones pero las hace pagar fiscalmente... La teoría es que si haces una medida general y luego fiscalmente eres capaz de ser redistributivo, la medida general que en principio es regresiva (porque te dan 400 euros tanto si eres rico como si eres pobre) la recuperas después gravando menos a los pobres que a los ricos. Todo lo que es universal en política pública es tendenciosamente regresivo. Los 420 euros, el cheque bebé... no tiene sentido dar estas ayudas desde el punto de vista de gobierno de izquierdas porque acaban siendo regresivos.

– ¿Ha sido buena idea subir el IVA?

– Así como están las cosas, sí. El bingo de la política fiscal de hace un año y medio, cuando el consumo privado estaba ralentizado, era decir: "De aquí a un año subiremos el IVA". Así la gente se anima a consumir, porque piensa que a partir del 1 de julio le será más caro. Si el efecto anuncio funciona y el consumo se reactiva, tu puedes decir ´bueno, pospongo la subida del IVA´. Es una manera de ganar tiempo, pero tienes que estar atento. España anunció la subida y no hizo nada más y la economía no se reactivó.

– Zapatero ha dicho que ya no hacen falta más recortes, ¿lo creerán los organismos internacionales?

– Desde que Obama y Merkel llaman a Zapatero y le dicen: "Estás poniendo en peligro el euro...". Porque Grecia solo representa el 2,5% del PIB de Europa, no es un problema para el euro y es factible rescatarla. Una economía como la española que representa el 8% del PIB de Europa no es rescatable. Menos Alemania y Francia, los otros países están con el agua al cuello y si a estos les haces caer un plomo como España, todos se hunden. En mayo hubo cambios dramáticos que afectaron mucho a la credibilidad de Zapatero, pero se ha puesto las pilas. La reforma del mercado laboral es una condición, pero no es suficiente. Y lo que hace el Banco de España con las cajas de ahorro, una reestructuración importantísima, y los pasos de consolidación fiscal... Damos el pego ¿Será suficiente? El problema está ahora con las entidades financieras, que necesitan recapitalizar el equivalente al PIB del país.

– ¿Cuándo veremos la luz al final del túnel de la crisis?

– Llega un momento en que tocas fondo. Nosotros ahora tenemos que rebotar y para volver a una situación como la de antes, tendremos que esperar, en el mejor de los casos 10 o 15 años. Tenemos cinco millones de parados. Cuando la economía iba bien teníamos 2,5 millones (cosa que tampoco es normal) y se creaban 300.000 empleos al año. Si volvemos al ritmo de crecimiento de los mejores tiempos, para crear 2,5 millones de empleos, tendremos que esperar siete años. Si crecemos a la mitad, serán 14 años.