En el Govern Matas no sabían que Calatrava les estaba endosando para la ópera del ex president un proyecto que había diseñado en 1989 por encargo de la ciudad de Zúrich. Eso es lo que afirman dos de los pesos pesados del Ejecutivo del PP entre los años 2003 y 2004, el conseller de Turismo y portavoz, Joan Flaquer, y el responsable de Cultura, Francesc Fiol. "Es la primera noticia que tengo" [de que el proyecto presentado por el arquitecto Santiago Calatrava era todo menos un original], se excusaba ayer en conversación con este diario el propio Fiol, que dirigía el departamento que pagó por el diseño 1,2 millones de euros.

Nunca llegó a ejecutarse, pero aún así Calatrava se embolsó sus emolumentos, calificados ayer de "extraordinarios" por el presidente del Colegio de Arquitectos de Balears, Luis Corral. "Aunque eso no es achacable al señor Calatrava –añade Corral– que tiene libertad para fijar el precio que crea conveniente, sino de quien acepta pagar algo así". Y ese fue el aludido Fiol, que ahora echa balones fuera: "Yo me limité a ejecutar el mandato del consejo de Gobierno. Lo digo con la conciencia bien tranquila. No he hecho nada ilegal. Estoy tranquilo al 100%. La primera noticia que tengo de que el proyecto no era original la he leído en su diario", afirmaba ayer Fiol.

Más debía saber Flaquer. No en vano, en 2007 llegó a afirmar que el proyecto se le había encargado un año antes a Santiago Calatrava. Ayer no recordaba los detalles. "No tengo ni idea de todo eso", se limitaba a afirmar, antes de sugerir que se interpelase al responsable de Cultura y Educación en tiempos del poliimputado ex president: "¿Has hablado con Xisco Fiol? Igual él sabe algo de eso". Pero Fiol dice que tampoco sabe nada: ni de la antigüedad del proyecto, ni de que lo único que recibiese el Govern de Calatrava fuese una maqueta y un vídeo. Tampoco quedan claras las razones por las que los 1,2 millones que se le abonaron a un sociedad suiza a nombre de Calatrava salieran del Ibisec, una empresa pública cuya función exclusiva era construir centros educativos.

Todas esas dudas son las que llevan a Antonio Diéguez, diputado del PSOE, a afirmar que el Govern Matas se gastó 1,2 millones de euros de los ciudadanos de Balears para pagar una presentación electoral de su partido. "Calatrava no trajo plano. No existen. No entregó nada más que un vídeo de tres minutos y una maqueta en miniatura por la que se pagaron 80.000 euros. Por lo que los 1,2 millones tuvieron que ser para pagar la presentación de Calatrava del proyecto durante la campaña electoral de 2007, un acto que no llegó a celebrarse porque la junta electoral lo consideró un acto de partido. Y si era un acto de partido, esos 1,2 millones nunca deberían haber salido del Govern: tendría que haberlos pagado el PP. Desde luego la responsabilidad civil es suya", afirma Diéguez, un político que ha seguido de cerca el caso, hasta el punto de pedir explicaciones en el Parlament a principios de esta legislatura.

Adjudicación exprés

Diéguez explica además que, aunque el contrato es con la sociedad Santiago Calatrava S.L., el pago se abono a una empresa suiza. "Resolvieron los informes de adjudicación en 24 horas. En ellos se dice que el mejor candidato es Calatrava, porque el proyecto combina ingeniería y arquitectura, pero, ¿cómo lo saben si en teoría aún no había proyecto?"

Aunque lo había, pero no era para Palma: el prestigioso arquitecto lo había dibujado en 1989 para un concurso convocado por la ciudad de Zúrich con motivo del 700 aniversario de la Confederación Helvética. Calatrava entregó una maqueta que tenía por escenario el lago Lucerna (a 100 kilómetros de Zúrich), pero fracasó: ganó un laberinto de cristal de Agnes Barmettler y Rosemarie Schmid. 18 años después, Calatrava desempolvaba el dibujo de la carpeta de bocetos fallidos y se lo endosaba al equipo de Matas con un único añadido: una zona comercial y de ocio que se extendía por el Moll Vell, junto a la ópera flotante que Matas planeaba construir por 100 millones.

En el PSOE dudan que lo hubiese logrado. "El Palma Arena es la caseta del perro al lado de lo que querían hacer para la ópera", afirma Diéguez, convencido de que esos 100 millones previstos se iban a convertir en muchos más. "Basta ver lo que ocurrió con otros proyectos de Calatrava", justifica. Y razón no le falta. Tenerife tiene hoy un hermoso auditorio que costó 72,3 millones pese a que se proyectó en 30. Mayor aún fue el desfase en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, por la que otro Gobierno del PP pagó 760 millones después de que se triplicase el presupuesto de partida.

Claro que aquel sí era original. El de Palma, no, algo que, según el presidente de los arquitectos baleares, "dice poco en favor del autor": "No es habitual que un arquitecto presente lo mismo para distintos clientes. No debería ser así. Lo lógico es que adaptes el diseño al entorno. Y la bahía de Palma y el lago Lucerna son medios acuosos, pero no tienen más en común", asegura con sorna Corral, que en su día definió el diseño de Calatrava como "un florero iluminado en la bahía". Un florero frustrado que costó a los baleares 1,2 millones de euros.