Aina Rado cumple un mes como presidenta del Parlament, cargo al que accedió tras la convulsión política que ocasionó la dimisión de la ex líder de UM, Maria Antònia Munar, por su implicación en la ´operación Maquillaje´. Desde que asumió el cargo, se ha autoconvencido de que debe tener especial cuidado en no ofender a nadie, algo complicado para una mujer acostumbrada a decir lo que piensa. Así, la entrevista comienza con una advertencia: "La presidenta del Parlament es un cargo institucional, no entra en las batallas políticas"

–Es curioso que diga eso cuando fue elegida gracias a un acuerdo con UM poco después de que su partido hubiera roto el pacto con los uemitas.

–Sí, pero los acuerdos los hacen los partidos. Como presidenta de la Cámara, al igual que cualquier miembro de la Mesa del Parlament, tengo una función más institucional y no podemos, ni debemos, entrar en según que batallas. Evidentemente cada uno tenemos nuestra ideología. Yo no me puedo borrar el ser socialista, pero mi actuación ha de ser respetuosa con todos.

–¿Como sienta lo de ser presidenta por accidente?

–No lo soy por accidente, lo soy porque me han elegido, aunque la verdad es que no me imaginaba que acabaría siendo presidenta del Parlament. Creo que es algo que a cualquier diputado, en cualquier Cámara, le gustaría, porque es la culminación de muchos deseos aunque nunca te lo hubieras planteado. Evidentemente me hubiera gustado más serlo desde principios de legislatura, porque hay más tiempo para hacer proyectos. En estas circunstancias eso es más difícil, pero lo he asumido con ilusión y ganas de trabajar.

–¿Contempla la posibilidad de que en poco tiempo le desalojen del cargo por un acuerdo entre PP y UM?

–No lo contemplo. Estoy convencida de que se acabará la legislatura, se aprobarán leyes que ya están en trámite parlamentario y otras para las que se están buscando apoyos. No saldrán todas las que le gustaría el Govern, porque está en minoría y habrá que renunciar a cosas, pero el trabajo legislativo continuará.

–Aunque lleve dos legislaturas como diputada, es una desconocida para la mayoría de los ciudadanos. Defínase.

–Soy una persona de izquierdas, por supuesto. Defiendo con uñas y dientes todo lo que representa ser balear y su cultura. Si esto es nacionalismo, pues entonces lo soy. También soy feminista hasta la médula.

–Eso de feminista ya casi no lo admite nadie.

–No ha perdido vigencia, al contrario. Creo que hay que ser aun más feminista. Me ha sorprendido la encuesta del CIS en el que un elevado numero de ciudadanos decían que si alguien debía perder el trabajo fuera la mujer. Es algo que me ha afectado, porque está claro que queda mucho por hacer para lograr la igualdad de derechos.

–¿Se puede estar cómoda en el PSOE siendo de izquierdas?

–El PSOE sigue siendo un partido socialista. Algunos me colocan dentro del ala izquierda del PSOE y me identifico con esa idea que hay sobre mí. Me convertí en socialista cuando, siendo adolescente, el cura dijo en una clase de religión que no debía tener el mismo valor el voto de un abogado que el de un basurero.

–¿Qué pensó al saber que varios socialistas consideraban que usted no era la más idónea para presidir el Parlament?

–No me llegaron noticias de eso. Sé que tengo el apoyo del president Francesc Antich y también me lo hicieron llegar la secretaria de organización del partido, Rosamaria Alberdi, y la secretaria general del PSOE de Mallorca, Francina Armengol, además de diputados de mi grupo. No tengo ninguna duda de que mi partido optó por mi candidatura desde el primer momento.

–¿Quién debe suceder a Antich al frente del PSOE?

–Quien designe el partido. También es cierto que Antich ha dicho que, como secretaria general del PSOE de Mallorca, la mejor situada es Francina Armengol. Es una gran amiga y una persona muy valiosa, capaz y con excelente visión política.

–Los presidentes del Parlament siempre incluyen en sus discursos el lamento por que no haya todavía Síndic de Greuges. Usted lo ha cambiado por el lamento por la corrupción.

–Lo del Síndic de Greuges es una frustración de todos los presidentes y yo no voy a ser menos. Como mínimo lo intentaré y a lo mejor le doy una sorpresa. Lo cierto es que en esta Comunidad hace falta un Síndic de Greuges. Ahora bien, la corrupción es un grave problema y una desgracia para Balears ante la cual ya no valen paños calientes.

–No se ofenda, pero eso es lo mismo que dicen todos los políticos.

–Creo que los políticos tenemos un plus de responsabilidad. Todas esas quejas de que si se nos hacen juicios paralelos en los periódicos, que se nos juzga antes de que los jueces lo digan...Mire, yo creo que nos va bien salir en los periódicos cuando nos alaban, pero también va en el sueldo esa mayor responsabilidad que debiéramos tener. Si en algunos casos hay que agravar las penas, creo que debiera ser en los de corrupción de los políticos, que se debieran castigar más severamente. Yo no soy jurista y supongo que esto que digo debe ser una barbaridad jurídica, pero es que cuando hablo con los ciudadanos se me cae la cara de vergüenza. Los políticos tenemos un sueldo suficiente para vivir en unas buenas condiciones y además ser político es voluntario.

–¿Encaja esa exigencia de responsabilidad con un Parlament con varios imputados en los escaños?

–Lo ideal sería que no hubiera ninguno, pero no hay que olvidar que la simple imputación no implica culpabilidad. Ahora bien, en el momento en el que hay la más mínima medida cautelar, la renuncia al escaño debería ser inmediata. Si sólo existe la imputación, sin medidas cautelares que indiquen más indicios de posible delito, es más delicado porque entonces cualquiera podría poner una querella contra un diputado y este debería dimitir aunque después el caso se archivara.

–¿Los mensajes de lucha contra la corrupción por parte del PSOE no serían más creíbles si no tuvieran también diputados imputados, como Xicu Tarrés?

–Evidentemente, como presidenta del Parlament me gustaría que en mi grupo no hubiera imputados, pero hay que ir con cuidado con esos temas porque como he dicho una imputación no implica culpabilidad, ni siquiera supone que hay indicios salvo que se dicten medidas cautelares.

–En ese caso, ¿la situación de Tarrés es la misma que la del popular Josep Juan Cardona, también imputado?

–En este momento, sí.

–¿No hay cierta incoherencia en que el PSOE expulse a UM del Govern cuando aparecen dos consellers implicados en casos de corrupción y al cabo de poco tiempo vuelva a pactar con los uemitas para hacerse con la presidencia del Parlament?

–El Govern está en minoría, pero el PP no tiene la mayoría. Si se hubiera elegido al candidato del PP como presidente del Parlament, los populares tendrían mayoría absoluta en la Mesa, lo cual no se corresponde con la composición de la Cámara. En el pleno ningún grupo tienen la mayoría y en la Mesa tampoco, porque refleja la composición del pleno.

–Eso mismo es lo que pide el PP para las comisiones parlamentarias.

–Es diferente porque, según el Reglamento del Parlament, las comisiones se pueden cambiar si hay declaración explícita de que hayan cambiado las mayorías, y el PP sigue sin tener mayoría absoluta. Además los cambios se producen al principio de los períodos parlamentarios. En la última reunión de la Mesa no hubo ninguna propuesta concreta ni del PP ni de UM. Supongo que el próximo miércoles presentarán alguna.

–Sólo hace un mes que preside el Parlament ¿En algún momento ha estado a punto de perder los nervios en este tiempo?

–Sí, en algunas ocasiones, pero no los he perdido. En algün momento creo que algün diputado lo ha intentado con todas sus fuerzas, aunque prefiero no mencionar a nadie y, además, tampoco es tan grave. En el Parlamento inglés la separación entre los bancos conservadores y liberales es la distancia de una espada. Creo que aquí podemos controlarlo bastante bien.

–¿Cómo era su relación con su predecesora, Maria Antònia Munar?

–Tenía una buena relación personal con ella, se portó bien conmigo y, además, aprendí algunas cosas, como la manera de tratar a los diputados en los plenos. Por ejemplo, cosas como dejar acabar determinadas intervenciones aunque se pasen mucho del tiempo del que disponen oficialmente.

–¿Esperaba que acabara así su carrera?

–En absoluto. Nunca me lo hubiera esperado. No pensaba que dimitiría, para mí fue una auténtica sorpresa. Yo creía que aguantaría el chaparrón que le cayera encima. También es cierto que estaba preocupada por su familia porque alguna vez me lo había comentado.

–Habla usted mejor de ella que sus compañeros de UM, que procuran no mencionar su nombre.

–Supongo que han tenido una relación muy diferente. Ella dirigió el partido mucho tiempo y esto siempre crea tensiones. Mi relación con Munar era más institucional, no había dependencia ni competencia.

–En esto de la competencia dentro de los partidos usted le podía haber dado algún consejo, porque el PSOE es especialista en darse puñaladas por la espalda.

–Eso es una leyenda urbana de esas que circulan. Es cierto que se dio en el pasado, pero desde que está Antich al frente no ha habido estas cuestiones. En los primeros años de los noventa hubo tiras y aflojas, pero llevamos ya muchos años que eso no ocurre.

–¿No cree que al PP no le falta razón al decir que el partido de Roldán no puede dar lecciones sobre como actuar contra la corrupción?

–A veces los políticos nos dedicamos a tirar balones fuera para no asumir nuestra responsabilidad y creo que es eso lo que hace el PP al decir esas cosas. Si hay que remontarse al pasado, se podrían sacar muchas cuestiones que afectarían a los populares. No voy a hacerlo. Ahora es al PP al que le toca asumir responsabilidades, como en su momento lo hizo el PSOE.

–¿El PSOE se ha planteado revisar su contabilidad para garantizar que no haya nada sospechoso?

–Yo no soy de la Ejecutiva y no puedo contestar a eso, aunque estoy convencida de que sí se hace. La experiencia enseña mucho y creo que mi partido no va a permitir verse implicado en cualquier tipo de historias como las que le ocurrieron el pasado, tipo Roldán y otros asuntos. Yo doy por supuesto de que se ha hecho.

–¿Antich esperó demasiado para romper con UM?

–Cuando se descubre que en este Govern pasaban cosas que no debían pasar, aun a riesgo de perder el Govern había que adoptar decisiones. Estoy convencida de que era el momento en el que debía adoptarse esta decisión.

–¿Apoya la propuesta del Bloc para cambiar el Reglamento con el fin de que de que los diputados a los que se les abra juicio oral queden suspendidos?

–El Reglamento debería haberse cambiado hace tiempo porque no esta adaptado al Estatut d´Autonomía y hay cuestiones que chirrían. Parece que a no mucho tardar se podría llegar a un acuerdo, que entraría en vigor la próxima legislatura. En cuanto a la propuesta del Bloc, todo lo que sirva para evitar determinados comportamientos estoy de acuerdo, siempre que haya consenso entre los partidos. Habría que analizar cómo se sustituye a ese diputado, ya que el tribunal puede decidir que es inocente y tendría derecho a volver, pero a mí la propuesta me parece bien.

Perfil

Aina Rado i Ferrando

Nacida en 1947 en Santanyí y maestra de profesión, perteneció al PCE y, tras abandonar este partido, dedicó sus esfuerzos a la UGT, en donde fue durante diez años secretaria general de Educación. En 1998 se afilió al PSOE y en 1999 fue nombrada directora general de Menores del Govern. Esta es su segunda legislatura como diputada.