"Cambiar el nombre de un partido político es peligrosísimo". La frase pertenece a Pep Matas, director de Matas Publicidad, pero a ella se suman el resto de agencias de publicidad isleñas. Alberto Vergés, socio de la agencia Clave, al igual que los gerentes de DI7 y de Malla, Antoni Pons y Salvador Mateu respectivamente, se suman a la hora de desaconsejar a Unió Mallorquina que opte por cambiar su denominación, al considerar que los riesgos que se corren superan a los beneficios que la maniobra podría conllevar. Y ello pese a reconocer que en estos momentos las siglas de UM están muy "contaminadas".

La decisión de los responsables de la formación regionalista de encargar un estudio sobre la conveniencia de acudir a las próximas elecciones con una nueva denominación es observada con enormes reticencias por parte de los profesionales de la publicidad en la isla. Salvador Mateu no duda en calificar esa operación de "error", dado que no supondría un cambio real en la percepción que los ciudadanos tienen de esa formación política y podría favorecer el distanciamiento de antiguos votantes.

Antoni Pons coincide plenamente en esa opinión. "La presunta corrupción de UM es un fenómeno muy vinculado a Palma –considera el representante de DI7–, pero UM todavía tiene una imagen aceptable en muchas zonas de la part forana, en donde han venido teniendo alcaldes con un amplio respaldo, como es el caso de Alcúdia. Perder esa historia con un cambio de nombre puede resultar muy contraproducente".

Pep Matas insiste en que "con un cambio de marca te puedes quedar sin clientela, de forma que el remedio podría ser peor que la enfermedad". Por ello, considera que la opción más acertada sería "potenciar la imagen de regeneración interna, con luz y taquígrafos y caiga quien caiga", con el fin de hacer frente "a una imagen de falta de ética que, en mayor o menor medida, afecta a toda la clase política".

Alberto Vergés comparte esta última estrategia, respecto a la necesidad de "asumir los errores que se han cometido, aunque con un plan de comunicación para minimizar su impacto". Pero descarta de forma contundente un cambio en la denominación, una opción que no duda en calificar de "huida hacia adelante" sin ninguna utilidad real.

Todos los responsables de agencias de publicidad consultados reconocen que la imagen de Unió Mallorquina está muy deteriorada a causa de los últimos escándalos de la vida política, pero advierten que una sustitución de sus siglas sólo tendría sentido si fuera acompañada de un cambio radical de sus responsables y de sus bases ideológicas, o si se tratara de la escisión de otra formación, pero no como una fórmula para regenerar un partido.

Salvador Mateu recuerda "el caso de una marca de agua, Solares, que cambio para denominarse Solán de Cabras. La gente estaba bebiendo la misma agua y no era consciente de ello. Pero en Mallorca nos conocemos todos y sabríamos que el voto iría a parar a los mismos, por lo que esta maniobra no sería útil. Lo único que les recomendaría es que cambiaran de imagotipo, porque el que tienen se ha quedado muy arcaico".

De esta forma, se apuesta por una actuación más profunda vinculada a los comportamientos de UM en todas las instituciones en las que está representada, destinada a dar una imagen de "coherencia", porque lo contrario sería "como dar una capa de pintura dejando la porquería debajo", según señala Alberto Vergés.