La comunidad musulmana presentó ayer su cementerio, un espacio ubicado en Son Valentí que este colectivo viene reivindicando desde hace casi veinte años para poder enterrar a sus difuntos según sus creencias. De momento, cuentan con 39 nichos.

Fue en 1992 cuando se firmó el Acuerdo de Cooperación entre el Estado Español y la Comisión Islámica de España que reconocía el derecho a la concesión de parcelas reservadas para los enterramientos islámicos en los cementerios municipales.

Hace 18 años que se firmó ese acuerdo pero los distintos cambios que han ido sucediéndose en el Govern, en el ayuntamiento de Palma, sumado a los problemas recientes de la Empresa Funeraria Municipal, han ido retrasando su construcción.

Unas 30.000 personas

Ahora la comunidad musulmana en Balears, un colectivo de unas 30.000 personas contando a inmigrantes y mallorquines conversos, cuenta por fin con 39 unidades de enterramiento en una zona del cementerio municipal de Son Valentí de Palma para enterrar a sus difuntos según sus ritos.

Se trata de 35 tumbas para adultos y cuatro para niños que permitirán que los fallecidos puedan ser enterrados sobre su costado derecho y con la cabeza orientada en dirección a la Meca.

"Es un gran avance para la ciudadanía", señaló el presidente de la Lliga Musulmana, Francisco Jiménez, quien precisó que aunque de momento no pueden cumplir del todo con sus rituales, están satisfechos con esta solución "provisional" y que no tienen problema en adaptarse un poco.

Por el momento, hay muy pocas sepulturas y según el convenio que se ha firmado con la Empresa Funeraria Municipal los interesados podrán alquilarlas por un periodo de cinco años. Transcurrido ese tiempo, y si otra persona quiere alquilar el nicho, los huesos del fallecido se trasladarían a un osario habilitado en el cementerio de Son Valentí.

El convenio firmado con EFM establece además que la Lliga Musulmana colaborará con los trabajadores municipales para cumplir con los ritos del enterramiento. Así, será la Lliga se encargará de buscar una persona que se encargue, por ejemplo, de lavar a los fallecidos.

Amortajados

Según las costumbres funerarias de esta religión, después de ese proceso de limpieza, se ha de amortajar al difunto y hacerle un cortejo hasta la tumba. Allí, en una sepultura sin decoración de ningún tipo, se deposita el cadáver sobre el costado derecho y mirando a La Meca.

Ante el reducido número de sepulturas –insuficiente para los 30.000 creyentes del archipiélago– La Lliga Musulmana se centrará ahora en lograr que los pueblos habiliten también parte de sus cementerios para la comunidad musulmana residente allí.

El Govern cambiará la norma para poder enterrarlos sin ataúd

El director general de Relaciones Institucionales del Govern, Santiago Florit, indicó que "seguramente" durante este año se cambiará la normativa sanitaria y de la policía mortuoria para permitir que los miembros de la comunidad musulmana puedan ser enterrados sin ataúd, directamente en la tierra como establecen sus creencias. Hasta entonces, se utilizarán féretros, si bien un poco más delgados de los utilizados en el ritual católico.

Normalmente, los musulmanes entierran a sus muertos directamente en la tierra, sin caja, porque consideran que los entierros deben ser lo más sencillos posibles, evitando la ornamentación. La razón es que todo gasto innecesario para los muertos perjudica a los vivos.