La actividad de los cerqueros italianos, franceses y españoles que se dedican a la pesca del atún rojo en aguas baleares provoca graves perjuicios a la pesca tradicional y sostenible que practica la flota artesanal del archipiélago.

El secretario general de la Federación Balear de Cofradías de Pesca, Antoni Garau, estimó que los patrones baleares han sufrido pérdidas por un valor aproximado de unos 150.000 euros en los últimos cinco años.

Y estas pérdidas están asociadas a la nueva forma de explotar este rico recurso pesquero que alcanza unos precios que oscilan entre los 60 y 70 euros el kilo en el mercado central de pescado de Tokio. Teniendo en cuenta que esta especie de túnido puede llegar a pesar 680 kilos, el valor que un solo ejemplar podría alcanzar en la lonja nipona superaría los 40.000 euros.

La forma de pescar el atún rojo ha cambiado radicalmente. Antes había tres o cuatro barcos que se dedicaban a esta actividad y desembarcaban sus capturas en puerto. Ahora se pescan ejemplares más jóvenes que son introducidos en jaulas flotantes que son remolcados a las granjas de engorde instaladas en la costa murciana.

Estas inmensas jaulas flotantes remolcadas lentamente son las que están provocando graves daños en las artes tradicionales de la flota artesanal balear.

Unos perjuicios que además son casi imposibles de reclamar ya que, a la dificultad de identificar al atunero causante del destrozo, se une el problema de valorar el lucro cesante que padece el pescador durante el tiempo que emplea en calar una nueva red y volver a retomar su actividad productiva.

"La actividad del arrastre de estas enormes jaulas destroza las artes de trasmallo, tanto de pescado como de langosta, las andanas o capsers para la llampuga y el palangre de fondo. Un tomo de trasmallo (serie de redes unidas) puede llegar a costar unos 3.000 euros, mientras que el precio de las artes de palangre de fondo puede oscilar entre los 4.000 y los 6.000 euros", calculó Antoni Garau.

En el caso de los capsers, más que el valor del arte, que puede llegar a los cien euros por boya, las pérdidas se producen por lo que deja de pescar el profesional con su destrozo.

"En los últimos cinco años hemos tenido unas treinta o cuarenta incidencias con las jaulas de engorde que arrastran los remolcadores", señaló el responsable de los pescadores isleños, que recordó que una de las últimas afectó al presidente de la Federación Balear de Cofradías de Pesca, Joan Cánaves, que vio como uno de estas grandes redes destrozó completamente un trasmallo de su propiedad.

Pero los perjuicios que ocasionan estos grandes cerqueros con los que se pesca actualmente el atún rojo no se acaba con los destrozos en las artes tradicionales. "Se trata de un producto de lujo que tiene una gran aceptación en el mercado de la restauración y que compite comercialmente con nuestro pescado", apuntó Garau.

"Aparte del colapso que provocan en el puerto de Palma en los meses de verano, donde tanto los cerqueros italianos y franceses como los que vienen de Tarragona suelen recalar para repostar combustible y víveres. Se trata de grandes embarcaciones de entre 30 y 40 metros de eslora con una importante tripulación a bordo. En todo el archipiélago operan en la actualidad cinco barcos de cerco baleares, todos ellos en Palma, pero son mucho más modestos y se dedican al pescado azul", ilustró Garau.