Los mallorquines se han quedado fuera de la inmensa mayoría de las operaciones de compraventa de segundas residencias de alto nivel que se realizan en la isla, según coinciden en señalar promotores, inmobiliarias, consultoras y agentes de la propiedad urbana. Las ventas masivas realizadas por los isleños a finales de los años 90 y a principios de este siglo han hecho que casi la totalidad del producto en oferta que existe en estos momentos en el litoral mallorquín sea ya propiedad de británicos y centroeuropeos, al igual que una parte importante de la que se encuentra en los municipios del interior.

El presidente de los promotores de Balears Gabriel Oliver, no oculta que las empresas isleñas apenas desarrollan ya proyectos de segundas residencias, salvo casos concretos en las zonas de Calvià-Andratx, Cala d´Or o Son Servera, por ser aquellas en la que la demanda es más importante, dado que se trata de un mercado que ha quedado mayoritariamente en manos de extranjeros, de ahí que una posible recuperación de las economías alemana o británica apenas vaya a suponer beneficios para su sector.

Pero ya no se trata de que las empresas mallorquinas casi no construyan nuevas segundas residencias de alto nivel, sino que las ya existentes, especialmente en la costa, están mayoritariamente en manos de ciudadanos de otros países europeos. Es decir, en este momento los cambios de propiedad se producen principalmente de extranjero a extranjero, según coinciden en señalar Daniel Chavarría, de Engel & Völkers; Miguel Ginás, de Kühn & Partner; o Mariano Ogazón, vocal del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Balears.

Según se señala, la adquisición por parte de personas no españolas de propiedades todavía en manos de mallorquines se limita en gran medida a algunas fincas y viviendas del interior de la isla, pero este tipo de operaciones es casi inexistente en el litoral, en parte porque muchas de esas propiedades dejaron de estar en manos locales durante el boom de la demanda germana de finales de los 90. Daniel Chavarría recuerda que los precios que en ese momento existían en Balears suponían una "ganga" para los ciudadanos de otros países, aunque en estos momentos esa diferencia en las valoraciones ya no existe.

Según Miguel Ginás, actualmente buena parte de los vendedores son británicos, a causa de la debilidad de la libra esterlina, que junto a la crisis económica también ha recortado sustancialmente las operaciones de compra protagonizadas por este colectivo. En cualquier caso, Chavarría subraya que sólo el 15% de los que venden lo hacen por estar "económicamente asfixiados", mientras que un 20% optan por retirar su vivienda del mercado a la espera de que suban los precios.

Por contra, los compradores son principalmente centroeuropeos –como alemanes, austriacos o suizos– y comienza a detectarse un deseo de los escandinavos de contar con una propiedad en Mallorca, según apunta también Raquel Zapal, de la consultoría CB Richard Ellis.