Mallorca tenía, desde hace siglos, dos claras divisiones territoriales y sociológicas: Ciutat y Part Forana, que convivían o peleaban, según épocas o coyunturas. Hace años apareció una nueva zona, la "Costa Ajena", una serie de reductos privilegiados, disfrutados casi exclusivamente por extranjeros de alto poder adquisitivo y nativos de países importantes.

Los mallorquines vendieron en su día las improductivas parcelas de las zonas litorales a cambio de unas buenas pesetas. Después, con el euro, cedieron sus segundas residencias cercanas al mar. Desde hace tiempo, esos trozos de costa ya no les pertenecen.