"El Gobierno español, con su colaboración con el marroquí, esta vulnerando derechos fundamentales y humanos del pueblo saharaui y actuando contra el deseo mayoritario de los ciudadanos españoles de encontrar una solución al problema del Sáhara Occidental", denunció ayer Xavier Fortuny, vicepresidente de la Associació d´Amics del Poble Saharaui.

El motivo de esta contundente crítica es la situación en la que se halla la activista saharaui Aminattou Haidar, deportada a Lanzarote el pasado viernes desde el aeropuerto de El Aaiún por, al parecer, negarse a firmar su nacionalidad marroquí. Desde el pasado lunes está en huelga de hambre para regresar a su país.

Un testigo de excepción de todo este lamentable episodio fue el periodista Pedro Barbadillo, un documentalista que está ultimando un reportaje sobre Aminattou Haidar, persona a la que pone a la altura de otros activistas por la paz como Nelson Mandela o Gandhi por sus desvelos para que se reconozca el derecho a la autodeterminación de su pueblo.

"Aminattou sabía que sería detenida a su llegada al Aaiún y por eso nos permitió a mi cámara y a mí que le acompañáramos. Yo utilizaría el material para el reportaje que estoy preparando sobre su figura, que se titulará Con el viento de cara. Ella me dijo: ´Tengo que estar con mi pueblo y la libertad hay que defenderla desde detrás de las rejas´. Pero las cosas han cambiado a peor en Marruecos. El monarca marroquí Mohamed VI anunció en un reciente discurso que se ha acabado la época de las contemplaciones con los saharauis", relataba ayer Barbadillo su experiencia vivida en el Aaiún.

"Siete activistas saharauis se encuentran encarcelados acusados de traición a la patria, serán juzgados por un tribunal militar y se pueden enfrentar a una condena de pena de muerte por el mero hecho de visitar los campamentos de refugiados en Tindouf (Argelia)", apuntó Fortuny como ejemplo de este endurecimiento de la política marroquí hacia el Sáhara Occidental.

"A la llegada nos esperaba un gran despliegue policial y Aminattou fue retenida por los gendarmes, que le retiraron su pasaporte porque no reconoció su nacionalidad marroquí. Con nosotros el trato fue correcto, aunque muy tenso. Nos llegaron a acusar de espionaje y se incautaron de una cinta que habíamos grabado durante el vuelo y que habíamos dejado en el avión como medida de seguridad. Hubo un momento bastante vejatorio cuando nos sometieron a una sesión fotográfica por parte de unos cuarenta fotógrafos y cámaras marroquíes. Pudimos salir de allí gracias a que habíamos acordado con otras personas que si no dábamos señales de vida a la una del mediodía pusieran en marcha varios recursos diplomáticos. Al final, tras 7 horas de interrogatorios, pudimos salir", siguió Barbadillo.

El problema ha surgido con la deportación, indocumentada, de Aminattou. "España la ha dejado entrar sin pasaporte incumpliendo su propia Ley de Extranjería. Y ahora no le deja salir por estar indocumentada", denunció Fortuny.

Carmen Barceló, de la Associació Escola en Pau, abundó en que el deseo de Aminattou era regresar a su país y que el acuerdo con Marruecos para acoger a la deportada, admitido por el ministro Moratinos alegando "razones humanitarias", le hace el juego a Rabat. Por todo ello, las asociaciones Amics del Poble Saharaui y Escola en Pau han convocado hoy a las siete de la tarde una concentración frente a Delegación de Gobierno.

Surgen varias preguntas en toda esta historia. ¿Por que Marruecos no ha detenido a la activista en El Aaiún? "Aminattou acaba de recoger un premio en EEUU y su detención tendría una gran repercusión mediática", respondió Barbadillo mientras Fortuny conjeturaba que detrás de esta colaboración de España con el régimen de Mohamed VI están "los ricos yacimientos de fosfatos, los bancos de pesca, las prospecciones de gas y petróleo y el desarrollo que están realizando empresas españolas en el campo de la energía eólica y solar en el desierto. España manda lentejas a los campos de refugiados saharauis y vende tanques a Marruecos", apostilló.