Binge Drinking. Un nuevo patrón de consumo se asienta entre los jóvenes. En España se ha traducido como ingesta compulsiva de alcohol. Las encuestas que se vienen elaborando en Balears desde 1998 desvelan el avance de estos atracones etílicos, explica la coordinadora autonómica del Plan de Adicciones y Drogodependencias de las islas, Elena Tejera. El último sondeo entre la población escolar de las islas –jóvenes de 14 a 18 años– arroja que un 16% ha tomado cinco o más copas en dos horas y lo ha hecho cuatro veces en el último mes.

Esta práctica "propia de los países del norte de Europa" contrasta con el modelo mediterráneo de consumo moderado de bebidas como el vino o la cerveza, de menor graduación que las destiladas, incide Tejera, organizadora de las jornadas sobre alcohol y otras drogas que se celebran hasta mañana en el Caixa Fòrum de Palma. Las borracheras descomunales a contrarreloj sobrecogen a medio planeta. La ciudad de París ha lanzado una campaña contra el binge drinking que incluye una competición de cortometrajes donde los adolescentes deben disuadir de la "hiperalcoholización rápida y brutal". No se admiten grabaciones reales, avisa un portavoz del ayuntamiento parisino.

Al otro lado del globo, en China, el Partido Comunista ha sumado su tercera baja en lo que va de año provocada por esta práctica. Shen Hao, secretario del partido en la ciudad de Xiaogang, fue hallado muerto en la cama después de participar en un banquete donde pimpló más de lo debido y a una velocidad de vértigo. Otros dos altos dirigentes fallecieron a principio de año de una manera parecida. Estos casos han puesto en evidencia el papel creciente de la bebida en los círculos económicos y políticos de China. El bai jiu, un potente licor de arroz, protagoniza las comilonas del aparato comunista al grito de ¡Gan bei! o vaso vacío.

Beber de manera compulsiva triplica el riesgo de morir por un accidente cerebrovascular, revela un estudio elaborado en Corea del Sur y divulgado recientemente por las principales publicaciones médicas. Otro informe anterior, del Centro de Control y Prevención de Enfermedades en EEUU, relaciona los atracones etílicos con las conductas perniciosas y los malos expedientes académicos. Tras analizar el comportamiento de unos 15.000 estudiantes, el organismo estadounidense concluyó que los bebedores compulsivos son más propensos al tabaquismo, el suicido, la participación en peleas y las conductas sexuales de riesgo.

El fenómeno está en alza y ni la práctica de deportes colectivos salva a los jóvenes de EEUU. Un estudio a cargo del Rainbow Injury Prevention Center, de Ohio, echa por tierra la idea de que los terrenos de juego constituyen una barrera contra los tragos largos a toda mecha. Los chicos inscritos en los equipos de sus institutos son menos proclives a fumar o caer en depresiones, pero se ven envueltos con más asiduidad en trifulcas y binge drinking, revela la investigación.

Luz tras el túnel

Mientras los empachos líquidos se consolidan entre un sector de jóvenes, otros cortan por lo sano. "Hemos observado que aumentan los abstemios", confirma Elena Tejera. La guerra contra las drogas arroja algunas señales positivas. "Después de mucho tiempo, ha descendido el porcentaje de los que prueban la cocaína por primera vez y se ha estabilizado el de los que la han consumido en el último mes", abunda la coordinadora del Plan de Adicciones.

Estas victorias parciales no impiden que cada fin de semana muchos adolescentes se asomen al abismo. La encuesta entre los escolares de las islas descubre que el 26% de los chavales ha viajado como pasajero en un vehículo conducido por un beodo y dos de cada tres se han visto implicados en una agresión.