El piso de la calle Ramón de la Cruz, que los investigadores sospechan que pertenece a Jaume Matas aunque figura a nombre de Bartomeu Reus, ex conseller y hasta hace poco presidente de Gesa, fue construido por la empresa Sacyr-Vallehermoso, una de las compañías más potentes de España, y que se hizo con la adjudicación de dos grandes obras públicas en Mallorca durante la etapa de Matas como ministro de Medio Ambiente: el trasvase de agua del manantial de sa Costera y el centro de interpretación de Cabrera.

Los investigadores de la operación Buckingham han recelado desde hace meses de que el piso, que se hizo a partir de la unión de dos viviendas en un edificio de lujo en el madrileño barrio de Salamanca, era realmente de Matas. El piso, de 180 metros cuadrados, está valorado en 1.200.000 euros.

Los agentes descubrieron que la persona que inicialmente iba a comprar este piso era Fernando Areal, cuñado de Matas, que hizo entrega de un primer pago de 100.000 euros. Sin embargo, Areal se echó atrás en la compra y la constructora le devolvió el dinero. Ese mismo día, Bartomeu Reus hizo el primer pago para hacerse con la casa, de 100.000 euros, la misma cantidad que la constructora acababa de devolver al cuñado de Matas.

Aunque Matas ha mantenido siempre que disfruta de este piso en régimen de alquiler, los guardias civiles han detectado comportamientos que no cuadran con el de un inquilino. Con la construcción recién finalizada, Maite Areal habría ordenado cambiar todas las puertas del piso, que ya eran de alta gama, por otras aún más lujosas. Además, durante el registro que realizaron este viernes, simultáneo al del "palacete", los agentes encontraron en la caja fuerte los recibos del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), que siempre corre a cargo de los propietarios, y que habría sido abonado por Matas.

Los investigadores están convencidos de que el ex president tendrá grandes dificultades para explicar de dónde sacó el dinero para financiar la compra del palacete –oficialmente por 900.000 euros, aunque valorado en 2.400.000–, su posterior reforma –otros 2.000.000–, la compra o el alquiler del piso de Madrid, y los dos apartamentos de la Colònia comprados a nombre de su madre. El valor total es de seis millones.