La campaña del PP para las elecciones autonómicas y municipales de 2007, a la postre fallida, es seguramente la operación de propaganda política más cara realizada nunca en las islas. El despliegue por tierra, mar y aire ejecutado bajo el lema ´funciona´ logró que la imagen de Jaume Matas copara los espacios públicos hasta extremos cansinos y que serán difíciles de superar. Cuando las urnas hablaron, dejando con dos palmos de narices al partido ganador porque no consiguió la mayoría absoluta, más de uno dijimos: "Y ahora, ¿cómo van a pagar todo esto?". Hoy sabemos que la Justicia está detrás de la presunta respuesta.

Temo que, como pasó con los trajes, si el juez sigue tirando del hilo del supuesto fraude financiero del PP balear pronto saldrán sus más dignos portavoces a cuestionar el sistema de captación de los fondos de los que se nutren los partidos políticos, a manchar a todos para tapar los lamparones que lucen en sus solapas. La concentración de empresas pringadas en el caso Palma Arena en torno al partido mayoritario de las islas se está convirtiendo en un cerco para los actuales dirigentes del PP que exige que den la cara. Que no nos vengan con más humo y se defiendan con la verdad, si pueden.