Miguel Romero, el publicista imputado en la presunta trama de corrupción en la construcción del Palma Arena, cargó una factura de 3.000 euros de gastos de hotel por un viaje relámpago a Valencia que duró pocas horas en el que no se utilizó ninguna habitación del establecimiento. El empresario, que fue detenido por el grupo de Delincuencia Económica de la Policía Nacional el pasado 5 de agosto en el marco de la operación Espada, admitió que el concepto estaba mal y que probablemente el importe correspondía al almuerzo o comida de ese día. El publicista trató de justificar ante el magistrado José Castro la elevada cantidad que se facturó solo por el hotel explicando que eran cinco o seis personas las que se habían desplazado a Valencia para visitar un velódromo y que posiblemente almorzaron en el establecimiento hotelero. Además, también pudieron invitar a alguien más al ágape, según su versión.

Los investigadores comprobaron que ese viaje a la ciudad levantina había durado pocas horas. La expedición mallorquina ni siquiera se quedó a dormir. Llegaron a Valencia por la mañana y regresaron a la isla por la tarde. A pesar del fugaz viaje, se facturó un importe de 3.000 euros únicamente de gastos de hotel.

Los policías y el juez Castro, encargado de investigar el sobrecoste del polémico velódromo, están analizando todas las facturas de viajes y hoteles que se cargaron al erario público presuntamente por parte del publicista imputado y que se canalizaban a través de los arquitectos García-Ruiz. Los investigadores sospechan que la mayoría de viajes eran innecesarios y que los gastos de los hoteles eran elevadísimos, ya que en algunos casos nunca llegaron a utilizarse dichos establecimientos.

Además del viaje a Valencia, los agentes ya interrogaron a varios implicados sobre otros desplazamientos a Barcelona y Burdeos. Así, Pepote Ballester, el ex director general de Deportes, tuvo que dar explicaciones sobre un viaje a Burdeos. El medallista olímpico indicó que fue a la ciudad francesa como invitado para recoger la bandera de la Unión Ciclista Internacional (UCI). Al ser preguntado sobre quién pagó ese viaje, Ballester se desvinculó por completo y alegó que no lo sabía porque él iba en calidad de invitado. El ex director general de Deportes recordó que a ese viaje fueron muchas personas, entre ellas periodistas que se encargaron de cubrir el evento.