Los arquitectos García-Ruiz señalaron ante el magistrado José Castro, encargado de investigar las presuntas irregularidades surgidas en la construcción del Palma Arena, que Jorge Moisés, el ex gerente del Consorcio, y Pepote Ballester, el entonces director general de Deportes, eran las personas que controlaban y dirigían la obra a diario. Según su versión, tanto Pepote como Moisés llevaban el día a día y conocían con detalle el desarrollo de la ejecución del velódromo. Ellos se encargaban de teledirigir la obra. Además, los arquitectos también indicaron que trataban directamente con ellos y no con Rafael Durán, el actual portavoz del PP en Palma. Los dos hermanos desvincularon por completo a Durán y lo dejaron al margen.

Los técnicos recalcaron que en ningún momento pagaron comisiones y que todos los gastos y facturas que firmaron estaban plenamente justificados. Según su versión, todas las cantidades están declaradas a Hacienda. Una de las facturas que está siendo investigada y que se cargó al Consorcio es la relativa a ayudas a la pista del velódromo por valor de 900.000 euros. Según los García-Ruiz, ellos pagaron la pista a otro arquitecto y ese importe correspondía a otros gastos de instalación y adaptación. Los arquitectos también abonaron otras facturas al publicista Miguel Romero en concepto de las presentaciones y publicidad en torno al velódromo. Los dos hermanos justificaron que no sabían exactamente los actos y presentaciones que este iba a llevar a cabo.